El gobierno
afronta su situación más crítica desde del derrocamiento de Chávez en el 2002,
a diferencia
de aquella época no tiene boom petrolero, no tiene expectativas internas ni
externas, es la violencia
institucional su única herramienta.
El hijo del presidente de Brasil,
Bolsonaro, muy activo en las
redes sociales, ha sentenciado que Venezuela no tiene fuerza interna para enfrentarse
al peor de todos los gobiernos.
Al respecto,
mucho se atemoriza a los venezolanos con una presunta guerra civil, desde las
tarimas
gubernamental se advierte que de atentar contra el gobierno “la gente saldría a
las calles” cabe
preguntarnos ¿Cuál gente? Serán los milicianos que obligan a marchar, la
administración publica
asediada, amenazada, tropas bajo las ordenes de hacer bulto o los “enchufados”
quienes se encuentran
fuera del país disfrutando como jeques recién hechos.
Es necesario
aclarar que ni el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez ha tenido el rechazo
que hoy posee
Maduro, no es una conclusión de estudios opináticos los cuales son de gran importancia,
es lo que se siente, se palpa, lo que la calle derrama.
Así, no existe ni
remotamente la más
mínima posibilidad de una “guerra civil”, pues para que ella tenga lugar se
requiere al menos dos
bandos civiles con paridad numérica y el gobierno es una minoría cada vez más reducida,
solamente quienes viven de él (enchufados y cercanías) ruegan por su sustento.90% de los
habitantes del país anhelan un cambio político, económico y social, la
comunidad internacional
influyente/determinante también, el chavismo dejó de ser un problema exclusivamente
venezolano, es un problema global, sus patologías dan la vuelta al mundo con estelas de
grotesca corrupción, entre otras acusaciones no menos graves. El chavismo no
tiene quien le
llore más allá de los nuevos ricos que ha generado a través de la más inhumana generación
de pobreza.
El régimen
se aferra al poder a través de la violencia institucionalizada, ha quedado
demostrado en 2002,
2014 y 2017, no solo la atroz actuación de los componentes de la Fuerza Armada
contra el pueblo,
recordemos que la terminología “atroz” la usó el propio Ministro de Defensa
Padrino López,
también con la venia de grupos paramilitares armados (colectivos) los cuales
obran a diestra y
siniestra sin consecuencias. El chavismo recurre al chantaje, a la persecución,
a la amenaza para
comprar conciencias, apoyos de ciencia ficción.
No hay
posibilidad de guerra civil, no hay pueblo chavista, el régimen solo tiene
almas encadenadas,
armas, amenazas. El pueblo de Venezuela se enfrenta a una tiranía desalmada, acartonada a
la década de los 60, auspiciada por el cáncer regional denominado castrismo
quien ha hecho a
la democracia latinoamericana un daño miserable, financiando guerrillas,
delincuencia organizada,
gobernantes prefabricados a beneplácito de élites siniestras.
Venezuela
atraviesa momentos cruciales, la región, el mundo está a la expectativa de lo
que aquí ocurre, el
pueblo venezolano se encontraba abandonado a su suerte desde hace tiempo, sin embargo, los
estragos del chavismo traspasaron nuestras fronteras y ha hecho que el mundo
nos preste más
atención. La comunidad internacional es determinante, la diplomacia hace sus
más apasionados
esfuerzos, pero recordemos que somos los venezolanos quienes decidimos nuestra suerte.
No
es una tarea fácil, no hay milagros, pero corre en nuestras venas, en nuestro
ADN, el compromiso
más insigne a la libertad. Hoy no estamos solos, pero somos los venezolanos quienes
finalmente decidiremos los que aquí ocurrirá, sin guerra civil sino con la
lucha de un pueblo
contra un gobierno auto engrandecido.
Leandro
Rodríguiez
@leandrotango
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