A menos que el actual Presidente de la Asamblea
Nacional (AN) y el resto de la franquicia opositora tengan un plan poderoso
organizado de golpe de Estado, para lo cual requieren la acción conjunta de
una buena parte de la FANB, o hayan acordado la invasión militar de
Venezuela con EEUU y otros países, en cuyo caso serían unos traidores a la
patria, las decisiones y acciones tomadas por la AN son totalmente absurdas y
ridículas, por inaplicables en la práctica. O quizás aspiran
simplemente a generar un estado de conmoción interno, que haga aparecer en algún
momento cualquiera de los dos escenarios señalados. Sobre esta posibilidad
no se tendría ningún control, por lo que su efectividad y desenlace son
impredecibles.
La respuesta gubernamental hasta ahora tampoco ha
tenido la racionalidad debida, pues se ha caracterizado por ser igualmente
beligerante y hostil, tanto con las fuerzas internas que lo enfrentan, activadas
desde la AN, como con los países que han asumido una injerencia inaceptable
e irresponsable en los asuntos internos venezolanos. Los enfrentados, o por
lo menos sus vanguardias, parecieran buscar un desenlace inmediato
de los acontecimientos, sin importarles en absoluto llevarse
por delante a la nación venezolana.
El gobierno, responsable principal de la
salud y el destino republicano, actúa con un total desenfado e ineptitud,
ante la emergencia de situaciones que ponen al país en graves riesgos.Maduro actúa según la afirmación atribuida al Rey Sol:
“el Estado soy yo”, pues lo hace con prescindencia de la legalidad y
constitucionalidad.
Pareciera también seguirse por la frase “después de mí
el diluvio”, atribuida a Luis XV de Francia, ya que no le importa lo que le
pueda ocurrirle a Venezuela. La franquicia opositora, o al menos su
vanguardia extremista, hace exactamente lo mismo: agrede y responde a las
agresiones en forma similar a la de su adversario. Ambos buscan la
destrucción del otro y su desaparición, sin tener fuerzas suficientes para
lograrlo, mientras en medio, pero al margen de las decisiones, se encuentran todos
los venezolanos, principalmente las capas medias empobrecidas y los
sectores populares, quienes sólo reciben los efectos dañinos de esta
lucha.
Estamos en presencia de un escalamiento constante de
la confrontación existente, lo que generará mayores sufrimientos para
el pueblo venezolano, mayor daño a las instituciones, mayor retardo en la
aparición de las soluciones y aumento del peligro de disgregación de la
nación. Las medidas inconstitucionales del gobierno y de la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC) son respondidas con medidas inconstitucionales
peores de la AN, como la que pretende transformarla en asamblea
plenipotenciaria, a través de una ley o estatuto de Transición que le da poderes supraconstitucionales.Imitan a la ilegal e ilegítima ANC.
Se hace lo mismo
que se critica. Convocan un cabildo abierto, cuando esto es potestad
del Poder Municipal y no del Poder Legislativo Nacional.
Por esta vía no se puede esperar sino lo peor. Es
imperativo entonces, que quienes no hemos sido colonizados por este tipo de
conductas enfermizas,enfrentemos con firmeza este estado de cosas.
Exigimos, al gobierno y a la directiva de la AN, el cese inmediato de esta lucha
depredadora y sin sentido constructivo ninguno, que terminará por devastar al
país.
Hay que terminar el enfrentamiento improcedente actual y convertirlo en
negociación y acuerdos positivos, que restauren un ambiente que
permita el entendimiento sobre cosas mínimas esenciales, en las que no puede
haber desacuerdo.Venezuela primero. Por delante de todos los intereses
grupales, sectoriales, individuales y partidistas.
Negociaciones ya. Búsqueda inmediata de acuerdos. No a
la continuación de las ilegalidades e inconstitucionalidades de los
enfrentados por el poder. Cese de la destrucción de la patria y de los peligros
de intervención foránea. Rechacemos el chantaje de la locura marginal
extremista.
Luis Fuenmayor Toro
@LFuenmayorToro
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