Escuchando las noticias sobre Venezuela que recorren
el mundo, una comentarista de la BBC apuntaba que dicho país se encontraba en
un limbo, refiriendose así a la pugna
existente entre Nicolás Maduro y Juan
Guaidó por ser reconocidos, desde las diferentes posturas que mantienen, como
el único Presidente legítimo. Una lucha que está ganando el tambien Presidente
de la Asamblea Nacional, pero que aún no
alcanza la victoria definitiva,
con lo cual cada dia que transcurre alarga la espera, haciedo mas complicado el
asunto, asi como la posibilidad de su
mejor desenlace.
Para el diccionario de Cambridge, y es que en el de la
Real Academia Española no encontramos una
definición con esta misma
connotación, un limbo es una
situación incierta que no se puede
controlar y en la cual no hay progreso o mejoramiento. Por lo tanto, queda
clarísimo que la figura del limbo es totalmente a plicable a la situación
actual de Venezuela, pues ni Maduro ni Guaidó la controlan totalmente, se
encuentra estancada y ha creado una
incertidumbre que tiene nerviosa
a la población venezolana y a
buena parte del mundo.
En Venezuela ese limbo ya tiene nombre y apellido, se
le conoce como la transición y los expertos aseguran que puede durar hasta más
de un año. Principalmente, debido a que organizar unas elecciones en las
actuales circunstancias es imposible, pues se requiere un organismo electoral
neutral, además de otras garantias que
ahora mismo son irreales.
Con el propósito de enrumbar esa transición, lo cual
implica un proceso de cambio para el que, no obstante las experiencias habidas,
no hay reglas fijas, la Asamblea Nacional,
encarnación legítima del Poder Legislativo venezolano, aprobó en dias recientes un estatuto con la
finalidad de regular ese tránsito a la democracia, así como el restablecimiento del estado de
derecho. La normativa en cuestión, que
sigue de alguna manera los parámetros establecidos en el Acuerdo de la Asamblea
Nacional, del 15 de Enero pasado, sobre la Declaratoria de Usurpación de la
Presidencia de la República por parte de Nicolás Maduro Moros y el
Restablecimiento de la Vigencia de la Constitución, toma como punto de partida
la innegable realidad de que Maduro debe entregar el poder o irse, es decir,
que cese la usurpación; hecho que ratifica y establece como uno de los
fundamentos de si misma, para que las fases siguientes de esa transición se
pongan en marcha, con el fin de
conformar un gobierno provisional y convocar a elecciones. La reversión
de la emergencia social y humanitaria es otro de los objetivos allí señalados.
Como era de esperar, pues todas la leyes aprobadas
hasta ahora por el parlamento venezolano han sido bloquedas por el ejecutivo y anuladas por el Tribunal Supremo
de Justicia en manos del régimen, dicha normativa acaba de ser igualmente
anulada, lo cual no va a influir mayormente en la situacion política actual,
pues como ya lo hemos venido repetiendo
el de Venezuela es un problema político, no jurídico; salvo que detengan a Guaidó por usurpación de la
presidencia, tal como lo manifiesta, en la decisión señalada, el propio
Tribunal Supremo de Justicia. Esta última una medida, si se atreven a
materializarla, que solo se podría
calificar como una auténtica torpeza y
nada más. Si algo queda claro después de dicha sentencia con fecha 8 de este
mes de febrero del 2019, es que ahora, Maduro y Guaidó se emparejaron en
títulos, pues cada uno considera al otro usurpador frente a la opinion pública
internacional, que ya anda bastante confundida con la dualidad de presidentes e instituciones en Venezuela.
Pero si hay algo evidente en todo esto dentro del
cuadro general de incertidumbre reinante, es que la denominada primera fase de
la transición se puede prolongar por un tiempo indefinido; sobre todo, si se
mantiene la actitud persitente de Maduro en el poder y los efectos de las
presiones poliíticas, económicas y comerciales tomadas contra su gobierno hasta
ahora, se ven retrasadas en sus efectos, convirtiendo la angustia y desasosiego
de la gente en pesimismo. Ello, aunado al riesgo potencial de que algunas
favorables circunstancias y coyunturas políticas del presente se deterioren o
modifiquen durante este 2019, año que ya ha entregado su primera hoja del
calendario. Por eso, dicha situación no debe alargarse demasiado, pues hay
muchos baches y obstáculos en su recorrido, que pudieran incluso revertirla.
Aunque Venezuela está metida en un limbo desde hace un
par de semanas, politicamente hablando, lo
cierto del caso es que los
venezolanos se encuentran viviendo en un verdadero infierno desde hace unos
años. Infierno que a muchos les parece eterno, pues no le ven salida, y el
camino hasta el cielo parece haberse
borrado del mapa.
José Luís Méndez La Fuente
@xlmlf
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