A finales del pasado diciembre, llegó a mis manos un
escrito donde aparece un hipotético debate entre Atahualpa,
emperador inca destronado y ejecutado por Francisco Pizarro, conquistador del
Perú y Fernando VII, monarca español destituido por Napoleón Bonaparte en el
curso de las Guerras napoleónicas. Este dialogo tiene como escenario los Campos
Elíseos, en Francia. Se inserta en el contexto político y social de la época y
justifica el derecho de autodeterminación de los “herederos” del imperio
incaico (lo “americano”) frente a la usurpación de los peninsulares (lo
“extranjero”). Esta conversación guarda un contenido simbólico muy importante
para nosotros, los venezolanos, en los momentos culminantes de la lucha, que
estamos librando para recuperar nuestra libertad, secuestrada por un grupete de
facinerosos de la política que se ha entronizado en el poder y que pretende
conservarlo a cualquier precio.
El mencionado escrito es un texto redactado por el
periodista Bernardo de Monteagudo, que circuló en forma anónima en el Alto Perú
a principios del siglo XIX y era
empleado como una manifestación de apoyo al derecho de
autodeterminación del Imperio inca, comparándolo con un caso relativamente
análogo en el cual dicha conclusión era ampliamente compartida por los
españoles, americanos, defensores de la Patria Americana.
En la pluma de Monteagudo la política y la ética están
íntimamente relacionadas. En ese entonces, el Imperio inca se encontraba en un
estado de agónica guerra civil, víctima de crisis políticas, sociales,
culturales y religiosas que reducían su dimensión. Pizarro fue un personaje
histórico que con menos de doscientos hombres y medio centenar de caballos
consiguió conquistar e imponer su ley a un imperio de poco menos de doce
millones de habitantes, por estar éste fracturado debido a las guerras civiles.
“El hundimiento fáustico del Imperio inca estuvo
acelerado de manera vertiginosa por la llegada «celeste» de los
conquistadores españoles y sus cincuenta caballos”, escribe Monteagudo. Pero los gérmenes de la caída eran también
locales, de carácter cultural y religioso. La fecha clave del encuentro entre
españoles e incas fue el 16 de noviembre de 1532, el día en el que Pizarro y
Atahualpa se reunieron en Cajamarca, evento que terminó con la captura del
emperador inca.
En un fragmento de la anteriormente mencionada
conversación, el depuesto rey, Fernando VII, le dice al inca Atahualpa:
"El más infame de todos los hombres vivientes, es decir, el ambicioso
Napoleón, el usurpador Bonaparte, con engaños, me arrancó del dulce regazo de
la patria y de mi reino, e imputándome delitos falsos y ficticios, prisionero
me condujo al centro de Francia". Atahualpa le responde: "Tus
desdichas me lastiman, tanto más cuanto por propia experiencia sé que es
inmenso el dolor de quien se ve injustamente privado de su cetro y su
corona".
El apoyo al independentismo inca se explicita en un
párrafo que dice: "Habitantes del Perú, si desnaturalizados e insensibles
habéis mirado hasta el día con semblante tranquilo y sereno la desolación e
infortunio de vuestra desgraciada patria, despertad ya del penoso letargo en
que habéis estado sumergidos. Desaparezca la penosa y funesta noche de la
usurpación, y amanezca luminoso y claro el día de la libertad. Quebrantad las
terribles cadenas de la esclavitud y empezad a disfrutar de los deliciosos encantos
de la independencia. Vuestra causa es justa, equitativos vuestros designios.
Reuníos, pues, corred a dar ripio a la grande obra de vivir independientes”.
La libertad del hombre no ha perdido de reclamar su
primitivo estado y mucho menos cuando el despotismo, la violencia y la coacción
lo han obligado a obedecer una autoridad que detesta y un señor a quien
fundamentalmente aborrece, porque nunca se le oculta que si le dio jurisdicción
sobre sí y se avino a cumplir sus designios y obedecer sus preceptos, ha sido
precisamente bajo la tácita y justa condición de que aquél mirare por su
felicidad. “Por consiguiente, desde el mismo instante en que un monarca, piloto
adormecido en el regazo del ocio o del interés, nada mira por el bien de sus
vasallos, faltando él a sus deberes, ha roto también los vínculos de sujeción y
dependencia de sus pueblos” concluye Monteagudo.
Noel Álvarez
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Noelalvarez10@gmail.com
@alvareznv
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