viernes, 28 de febrero de 2020

RICARDO VALENZUELA: CENA DE APACHES CON PEYOTE. REFLEXIONES LIBERTARIAS

La nueva década del siglo ha iniciado con una fisonomía muy diferente a lo que alertaran infinidad de predicadores afirmando Trump era un animal carnívoro que se ha tratado de hacerlo herbívoro y, bajo su presidencia, el mundo se acabaría envuelto en guerras, explosiones financieras, económicas y climáticas. No ha estallado la tercera guerra mundial, no se han derretido los polos y, por el contrario, Trump proclama que EU vive la mejor época de su historia y lo mejor está por llegar, mientras los demócratas se horrorizan ante la posibilidad que sea cierto.  

Así caminamos hacia un verano que se perfila más caliente que el infernal desierto del valle de la muerte. Y es que, después su saboteo permanente, las fuerzas ocultas no han podido eliminar a su gran enemigo, Donald Trump, y parece que, ante su desesperación, tendrán que enfrentarlo en la elección este mes de noviembre. Su desesperación se ha convertido en pánico cuando la partida de aspirantes demócratas, en un proceso semejante a una cena de apaches intoxicados con peyote, se destruyen ellos mismos ante una sociedad histérica cuando, al debatir, su único objetivo es elegir al candidato que represente el polo más extremo del nuevo socialismo marxista de su partido. 

Desde que Trump anunciara su ruta hacia la presidencia, se iniciaba un cataclismo mundial que transitaba desde los chistes hasta convertirse pánico alrededor del mundo. Y aquel verano del 2015 explotaba una grave epidemia que ahora se conoce como, TDS, (Trump Derangement Syndrome) y abrazara de forma especial a México y luego al resto del mundo. Esto ha sido para mí una experiencia enriquecedora cuando, al haber decidido apoyarlo, me ha llevado a vivir situaciones que jamás hubiera imaginado. Dese la pérdida de amigos hasta el cierre de muchas puertas que siempre habían permanecido abiertas. Una actitud que alguien la ligara con la estrategia de los demócratas: “una rebelión invitando a la gente para abandonar el boom económico más grande de su historia”.  

Sin embargo, en mi azarosa vida he enfrentado situaciones que me han dado las armas para sortearlas. Pero, aun así, no logro entender los extremos a los que este síndrome ha llevado a gente que, antes de establecer posiciones, no aplican en sus análisis la lógica, la razón. No siguen el consejo que alguien me diera hace años: “Cuando te invada la cólera cuenta hasta tres, si la cólera es muy grande, hecha un madrazo y permite que te invada la cordura para que te des a la tarea de, con inteligencia, resolver lo que te provoca esa conducta”. Ello me ha permitido olvidarme del boxeo y de ser un hombre tan impopular en mi tierra. 

Practicando lo aconsejado, decidí acudir a un Walmart en el sur de Tucson—área 90% mexicanos—vistiendo mi gorra “Make América Great Again”. La gente primero me fusilaba con la mirada, después escuché un grupo comentando, “pinche gringo hijo de la chingada, ¿por qué no lo sacamos a jodazos?”. Ante su sorpresa intervengo en español preguntando ¿Por qué me van a sacar si no he cometido ninguna falta? Me rodean, empezamos a discutir y, para mi sorpresa, cuando les expusiera mis bases para ser Trumpista, el nivel más bajo del desempleo de hispanos y todas las impresionantes cifras económicas, bajaban su tono e iniciábamos un interesante intercambio. Al final me dicen; “ah qué chingados, nosotros no estábamos enterados de todo eso”, y continuaban haciéndome preguntas inteligentes. Terminamos ese intercambio dándonos la mano y yo con una invitación para reunirme de nuevo con ellos. 

Me retiré pensando, si esta gente, a los que uno de los traidores del FBI y enemigo de Trump, definía como los apestosos de Walmart entendían y abrían sus mentes. ¿Por qué los perfumados de barrios de clase alta permanecen con sus mentes cerradas? Yo mismo me respondía, tal vez esos sabios al no haberse cumplido sus predicciones y un subconsciente refregándoles que se equivocaron, su frustración les provoca cada día ser más feroces. No estalló la tercera guerra mundial, el mercado en Wall Street ha doblado su valor, la “guerra comercial” con China fue ganada por Trump, se han creado 8 millones de empleos etc. Pero cuando a los perfumados les presentan esas cifras, en lugar de alegrarse, montan en rabia como, si el éxito de las políticas de Trump, fueran para ellos lo que la kriptonita para supermán. 

Sin embargo, hay un evento que me ha preocupado de forma especial. Y es porque su protagonista es un hombre que porta un doctorado en economía de Chicago, supuestamente liberal, alguien que llegué a admirar, un hombre decente, exitoso, de familia y al que yo consideraba mi amigo. Hace unos meses recibí un mensaje suyo acompañado de insultos exigiéndome que lo borrara de mi lista de envíos por considerarme un “abominable Trumpista”. Le respondí que yo le pedía lo mismo pues me daba cuenta había adquirido el TDS, me revira ya con un ramillete de insultos y una declaratoria de guerra. Pensé, debe haber estado en un mal momento y cuando analice los números económicos se dará cuenta que Trump no destruyó el mundo. Decidí olvidarme del asunto. 

Hace unos días me hacen llegar el último artículo de este hombre. Inicié su lectura y no lo podía creer. No se ha movido un solo milímetro de su posición y, expirando un odio enfermizo contra el presidente, afirma que, “a pesar de estar destruyendo el país”, era posible que se reeligiera y esto sería el fin del mundo. Entonces, yo pregunto ¿estos son los liberales mexicanos, los mismos que en sus reuniones durante 8 años jamás expresaran una crítica de un marxista como Obama? Para consolidar mis inquietudes hace un par de días me llega un mensaje del líder de una de las organizaciones empresariales más importantes de México, comparando a Trump con Lopez Obrador y calificando a los dos como payasos. Si los grandes economistas y los líderes de la empresa privada portan esas ideas; ahora más que nunca entiendo por qué México fue condenado a la eterna mediocridad por Milton Friedman (fundador de Alianza Álamos). 

Los reyes en la oscuridad sí tienen razones para odiar a Trump y desean desaparezca. Pero no entiendo a los perfumados porque, por más que busco, no encuentro los motivos que provocan su furia infernal. Esos reyes oscuros acaban de gritar su odio a través de una de la herramienta de los Rothschild, “The Economist” de Londres, donde elevan su queja de cómo Trump está destruyendo su proyecto; “The New World Order” y, si no lo asesinan como lo hicieran con Kennedy, es una batalla que pueden perder pues Trump no recula. 

Ellos tienen su candidato entre el ramillete de camaradas del politburó demócrata, pero saben bien que no lo pueden derrotar. Ni siquiera el mafioso que los representa, George Soros, con sus parvadas de rugientes talibanes ha podido detenerlo. Pero lo que verdaderamente los priva del sueño es que, si se reelige, ya libre de las trampas de la Pelosi y su pandilla de rufianes, va a iniciar una purga de traidores aun en la administración y, finalmente, exhibir al equipo Clinton ante el mundo y pueden perder algo más que su NWO y eso les provoca pánico.                     
Los grandes hombres son como las águilas. Construyen sus nidos en una majestuosa Soledad. Porque un alto grado de intelecto tiende a convertir al hombre en un ser antisocial..  Arthur Schopenhauer

Ricardo Valenzuela
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chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero
Desde Mexico

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