viernes, 15 de mayo de 2020

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, HA MUERTO LA POLÍTICA EN VENEZUELA

Cuando lo militar sustituye lo civil la democracia desaparece, es principio fundamental separar el poder de las armas del poder político, uno debe ser el control del otro, sí ambas se ejercen desde un mismo poder los controles desaparecen, dando paso a los abusos y demás patologías destructivas de la república. La supuesta unión “cívico-militar” que desde tiempo de Chávez se impone en Venezuela es una farsa, ha sido una acción unilateral, es lo militar que ha invadido lo civil.  

Al mismo tiempo, la democracia sin voto no existe. Desde épocas de Chávez, luego de perder el referéndum constitucional de 2007, el desiderátum popular murió, pues casi inmediatamente que los venezolanos rechazaron de raíz el modelo cubano presentado, el régimen lo impuso vía leyes habilitantes y demás conjuntos de leyes inconsultas sancionadas por aquella Asamblea Nacional roja rojita, entre las que se encuentran las trágicamente famosas “Leyes del Poder Popular”, que resultaron una visceral partidización de la sociedad, un vulgar apartheid.  

El castrismo venezolano fue eficiente al asesinar el voto, a cada espacio de poder perdido impone un “protector”, desvía los recursos de la instancia perdida, le resta facultades, competencias sin importar estén contemplados en la Constitución, incluso, destituye a los titulares, los encarcela, los inhabilita o, como en el caso de la AN, le impone un desacato inexistente en nuestra legislación. Es decir, el voto en Venezuela murió; no premia, no castiga, no genera cambio  

El régimen ha sabido minar la democracia, ha impuesto militares activos en cargos públicos, incluso, la mayoría de los gobernadores del Psuv vienen de esas filas, al igual que los alcaldes, ministros y demás posiciones determinantes. Pero no se quedó allí, se apoderó de las instituciones de manera ilegal. En los últimos días del último parlamento chavista en 2015, contra todas las normas que rigen el proceso, impuso los magistrados del TSJ para asegurarse su control, como el que ya poseía en la institucionalidad restante bajo misma fórmula. Luego, con misma receta, impuso una “constituyente” supraconstitucional, todopoderosa, conformada por más de 500 militantes del Psuv ¿Quién contra ella? ¿Quién contra el chavismo?   

De este modo, líder opositor que no comprenda en un ambiente (des)institucional tan hostil para el ciudadano es imposible encontrar cambios en un sistema autoinmune a cambios, podemos asegurar es un total incapaz o cómplice de los responsables de estos desmanes. La abstención no es un lineamiento partidista como muchos convenientemente quieren hacer creer, es una reacción ciudadana en ferviente rechazo a instituciones insensibles, corruptas, absolutamente psuvizadas… mientras se imponga esta realidad el venezolano ¡No votara! Por tal motivo, el régimen se desvive en llamar a elecciones porque sabe (en estas circunstancias) solo acudirán sus “esclavos electorales” tal como ha sucedido desde la pretendida “constituyente”.  

Así, es sospechoso o inocente creer el castrismo venezolano cederá el control del CNE, con los “diputados Clap” demostró no lo hará. El régimen depende del máximo ente electoral, así como del TSJ (la ANC es un comodín) y de las FANB, allí radica su permanencia en el poder. Por tal motivo, léase bien, jamás de los jamases cederá el control en alguna de estas instituciones, jamás permitirá comicios libres apegados a la constitución, de este modo, jamás se propiciarán cambios por una vía electoral sí, pero a la cubana... no olvidemos en Cuba también se vota.  

En política/democracia el chavismo pierde en todos los escenarios, por eso supo anularlos. Por esa razón nos arrastró sin opción al escenario actual de la confrontación, incluso, armada sí es necesario, pues con una población por sí sola inerme, pauperizada, ocupada por su sobrevivencia, este es un escenario donde jamás perderá... hace rato acabó el juego para los demócratas

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango  

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