Con docentes y estudiantes desconectados no puede funcionar la educación. El próximo año escolar comenzará a distancia y quizás se mantenga así a lo largo de meses: resulta crucial que el gobierno logre garantizar vías seguras y efectivas de comunicación entre educadores y alumnado. Así como entre ellos y el propio Ministerio de Educación, a fin de que puedan utilizar los apoyos pedagógicos que este ente genere. Son admirables los casos de maestros visitando casa por casa a sus alumnos, o de tareas que van y vienen en cajas Clap, pero el Gobierno tiene que buscar soluciones más estables y funcionales. Hay comodidad cuando alaba el esfuerzo de otros, que resolvieron (parcialmente) lo que le tocaba a él.
Hemos escuchado en cadena nacional al presidente Maduro solicitando a Conatel que asegure la prestación de los servicios de telecomunicaciones en el país. Importante que esta directriz se acate y que haya un seguimiento muy estrecho desde la Presidencia al respecto. La Cantv también tiene bastante que hacer aquí. A menudo, no es un problema de grandes inversiones sino que basta con reparaciones menores en instalaciones descuidadas por la falta de mantenimiento. En la zona donde habito tuvimos esa experiencia.
Un grave obstáculo es que muchos docentes carecen de un teléfono inteligente o una computadora que les permita comunicarse. Y lo mismo pasa con muchos estudiantes. Millones de computadoras Canaima se repartieron en estos años: necesario un gran operativo a fin de reparar equipos dañados recuperables, lo que puede marcar una enorme diferencia para multitud de niñas y niños. En cuanto a las y los docentes, hoy en día están subpagados y no pueden adquirir una computadora. Creo necesario dotarlos de una, con servicio gratuito de internet por un año.
El plan puede realizarse por fases. Si se cubriera al menos al 60% de las educadoras y los educadores este año escolar sería muy positivo. Según datos oficiales, hay 560 mil docentes activos en el sector oficial. Dotar al 60% con una computadora sencilla costaría unos 95 millones de dólares o menos. No es exorbitante, y podría solicitarse ayuda de organismos internacionales al efecto. El equipo abre muchas oportunidades de trabajo y formación para el profesorado, más allá de la emergencia.
Aurora Lacueva
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