lunes, 3 de agosto de 2020

LUIS FUENMAYOR TORO, EL VOTO DE NUESTROS INDÍGENAS

Tratar el problema del voto de nuestras poblaciones llamadas originarias o ancestrales no es nada fácil, si se quiere ser serio en el tratamiento y análisis del caso. Hacerlo además en medio de la intensa diatriba electoral polarizada actual es aún más difícil, pues varios de los involucrados no están interesados en buscar las fórmulas más adecuadas de expresión democrática de los pueblos indígenas. Todo lo contrario. Les agradaría que la situación se hiciera más difícil e irresoluble, de manera de que conspirara contra el proceso electoral recién iniciado y atizara la abstención en las próximas elecciones de la Asamblea Nacional. No olvidemos que el objetivo de estos grupos es lograr la toma del poder sin necesidad de hacer elecciones, sino por la vía de un pronunciamiento militar interno o por una invasión extranjera. 

No pretendo resolver las dudas legítimamente surgidas en ciertos sectores de la política venezolana, sobre la idoneidad del reglamento sobre la elección de los tres diputados indígenas aprobado por el nuevo CNE. Y no lo haré, entre otras cosas, porque yo mismo no tengo total claridad sobre cuál debería ser el proceder más adecuado a los intereses de la nación venezolana. Una cosa sí tengo muy clara y es el cinismo y la manipulación sobre el tema por parte del sector opositor abstencionista, quien utiliza el caso no porque esté interesado en los derechos electorales de los pueblos indígenas, sino en función de seguir impulsando la política de la abstención, como fórmula de evitar una salida pacífica, nacional y democrática de la grave crisis actual.

Una primera acción que han tomado estos cínicos de la política es la de hacer responsable al rector principal Rafael Simón Jiménez, representante de los partidos de la Mesa de Diálogo Nacional, de todas las decisiones de un CNE en el cual la mayoría es claramente del gobierno. Los rectores democráticos somos minoría en el nuevo CNE y damos una lucha anteriormente inexistente, algo más que sabido pero olvidado en forma manipuladora por quienes hoy hacen furibundos y groseros reclamos. Reclamos que jamás le hicieron al rector Luis Emilio Rondón, quien fungió como su representante durante muchos años. Nunca lo hicieron responsable por las innumerables decisiones perversas tomadas por el CNE de Tibisay Lucena, durante su largo período de desempeño. Aquel silencio contrasta con la alharaca histérica de hoy. 

De esta manera, han tratado el caso de la aprobación del reglamento del voto para la elección en diciembre de los diputados indígenas a la AN. No han dicho que el sistema aprobado, independientemente de las múltiples observaciones que puedan hacérsele, resolvió el problema de que los votantes no indígenas votaran por los candidatos de éstos a la AN. En el nuevo sistema, sólo los indígenas votarán por sus candidatos, sin que pierdan su derecho de votar además por el resto de los candidatos a diputados propuestos en los estados dónde viven. Es decir que ejercen un doble derecho: votan por sus representantes indígenas y también por los candidatos no indígenas, algo que alguien podría cuestionar pues el resto de los venezolanos sólo ejercemos un único derecho. 

El mecanismo asambleario para la escogencia de los diputados indígenas es claro que viola la Constitución, al ser una elección de segundo grado y ser contrario al voto directo, universal y secreto. Pero, hasta dónde sé, las poblaciones ancestrales tienen en las asambleas de sus comunidades su forma cotidiana de tomar sus decisiones. No soy un experto en la materia, pero entiendo que de esa manera o una muy parecida eligen a sus representantes, por lo que el reglamento cuestionado estaría más en sintonía con su cultura, sus prácticas y tradiciones, a pesar de ser inconstitucional. Debo enfatizar que no me estoy pronunciando a favor del reglamento aprobado por el CNE; simplemente estoy analizando la situación como si pensara en voz alta. 

Quizás lo mejor hubiera sido dejar la votación directa, universal y secreta, como existía en la elección los diputados indígenas, impidiendo que los no indígenas votaran por los candidatos de estos, y esperando para efectuar una consulta más
Amplia, que involucrara a todos los venezolanos más adelante.       

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