Lo que ocurre hoy en Venezuela es una perfecta locura; el país está a la deriva, sin un gobierno que gobierne, ni una oposición que se le oponga.
Lo
primero es más que obvio, pues luego de 22 años de ejercicio ininterrumpido de
gobierno, el resultado es absolutamente lamentable desde todo punto de vista.
La
destrucción masiva de las instituciones públicas y privadas; de las
universidades; liceos, y escuelas. Del
otrora poderoso y productivo sector industrial; de la agroindustria, en fin,
de todo el aparato productivo; empresarial,
comercial, sindical, clama ante los ojos de la sociedad que luce desorientada,
y sin liderazgo. Abandonada por parte del gobierno, y de la oposición cuyo
rumbo se perdió hace rato en megalomanías; mezquindades; discriminaciones
absurdas; inconsecuencias, y abstenciones increíbles, por improductivas, y
erráticas, así como recurrentes.
Son
muchas las voces que han insistido en el tema para desentrañar los errores de
la conducción política de la oposición, que sin embargo han encontrado oídos
sordos en esa dirigencia, cada vez más desconectada de la realidad y presa de
su propia soberbia.
El
camino de la abstención ha demostrado su inutilidad, así como la terquedad de
quienes persisten en esa idea equivocada. Hoy, luego de abstenciones sucesivas
se advierte el error, pero no se corrige. Algunos sugieren la necesidad de participar
y para ello exigen condiciones con razón, pero a sabiendas de que el gobierno no las va a ofrecer, terminan
por reiterar el error, o mejor dicho, usan la falta de condiciones como excusa
para volver a abstenerse.
Otros,
mentalmente desorientados, advierten que sólo es posible acudir a unas
elecciones presidenciales, como si tuvieran fuerza social y política real para
imponer esas condiciones.
No se
dan cuenta de que por la abstención, ya no existen como realidad política
tangible, y hasta comienzan a perder el apoyo internacional que antes fue su
bandera más significativa, descuidando la necesidad de organizar y fortalecer
la organización interna. Es decir, se sentaron a esperar que otros en el
exterior les dictaran la línea de lo que debían hacer, y confiaron en que las
sanciones por si solas sacarían a Maduro del poder.
Hoy,
la realidad les da en la cara, y aun así no terminan de reaccionar. Este año
2021 se van a celebrar elecciones para Gobernadores; Alcaldes; Diputados a los
Consejos Legislativos Regionales y Concejales, y la oposición representada en
los ex diputados que hacían mayoría en el parlamento, sigue deshojando la
margarita para saber si participan o no.
Unos
¨super vivos¨ que antes hicieron campaña por la abstención, hoy auspician la
participación electoral porque están en peligro sus propias aspiraciones. Creo
que llegó la hora de sincerar posiciones y decidir por la participación.
Ojalá
que se decidan pronto, y que entre todos luchemos por retomar el camino
electoral, pero les pedimos que se sean autocríticos, y humildes, y además que
no sigan aspirando a su hegemonía en la conducción de la oposición. Hay que
abrirse a otras voces y a la participación de todos sin odiosas
discriminaciones, ni mezquindad.
Si no
retomamos el camino electoral, no habrá posibilidades de revertir el deterioro
generalizado que hoy se sufre. El gobierno no va a dar condiciones que
convengan a la oposición, hay que ganarlas en la competencia a pesar de la
adversidad.
No
podemos seguir regalando espacios al gobierno. Al contrario, hay que competir,
y demostrar de qué lado está la mayoría, y así negociar las condiciones de
participación, y solución de conflictos sociales y económicos, que de
continuar, amenazan la existencia misma del país como entidad.
Asumir
la realidad en lugar de seguir viviendo de fantasías. Derrotemos al gobierno en
todos los escenarios electorales. Coherencia!
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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