¡Qué éxito para el régimen y para todos aquellos que
han tenido algo que ver con este caos que llaman socialismo!
Han logrado lo que siempre se propusieron, todos ellos
tienen parte del crédito; todos lograron que Venezuela se hundiera como el país
más pobre de América Latina.
Hoy Venezuela es más pobre que Haití y que Cuba; ya
completaron la destrucción del país.
Los venezolanos viven en medio de una emergencia
humanitaria que se muestra en miles de ciudadanos sin comida en sus mesas,
hospitales llenos de pacientes y vacíos de insumos; en una emergencia
humanitaria que se mide en muertos y en los miles de desplazados y venezolanos
que emigran.
En Miraflores deben estar celebrando. Allá en la
cúspide de la usurpación deben estar felices, pues lograron su cometido, somos
un país arruinado, sin poder adquisitivo, sin signo monetario de valor, sin
producción y sin productividad, dicho en otras palabras: un verdadero paraíso
socialista.
Lograron destruir a la nación saudita de América
Latina; aniquilaron Petróleos de Venezuela -llegó a ser la principal empresa de
América Latina‐, pulverizaron todo, la industria del hierro en
Bolívar, la capacidad productora de las industrias, el turismo, comercios y del
campo… Acabaron con todo.
Pasamos del “Ta’ barato dame dos” al “tiene algo que
me dé, tengo hambre”.
Pasamos de ser el país de mayor clase media a una
tierra donde la clase media es un simple recuerdo; pasamos de ser pioneros en
desarrollo y calidad de vida a transformarse en una “amenaza” o un “mal
ejemplo”.
¡Qué éxito para los socialistas! Tomaron al mejor país
de América del Sur y lo volvieron polvo; me imagino que los socialistas del
mundo deben estar brincando en un pie, me imagino que el Foro de Sao Paulo debe
estar brindando con champaña o con escocés de esos añejados por unos 22 años.
Qué maravillosa noticias para tipejos como Alberto
Fernández en Argentina o Rafael Correa en Ecuador; qué envidia debe sentir Evo
Morales y qué emoción el Pablo Iglesias de España. Esa cofradía de
liliputienses morales que sueñan con ver el mundo así, socializado, esclavizado
y muerto de hambre.
Nicolás Maduro debe ser como ese muchacho aventajado
de la clase, como el preferido de la maestra.
Él, tan aplicado, tan diestro y tan firme al
desarrollar la teoría marxista, tan impecablemente a la hora de ejecutar el
plan de empobrecer a toda una nación.
Sin duda, si Chávez o Fidel no estuvieran quemándose
en la quinta paila, seguro que ambos estuvieran orgullosísimos de su discípulo
y sucesor.
Y, ante la felicidad de los usurpadores, los
venezolanos que padecemos las consecuencias del socialismo, los venezolanos que
ya no podemos más y que queremos un mañana mejor, debemos levantarnos y decir:
¡Ya basta!
Debemos gritarlo: ¡Ya basta! ¡Ya no más socialismo!
Ya basta del hambre; ya basta de la destrucción; ya
basta de la mentira y de las ilusiones falsas; ¡Ya basta!… No podemos seguir
así, es momento de salvar a Venezuela, es momento de sacar al país del hueco en
el cual enterraron al mejor país de América Latina.
Saquemos a los usurpadores, defendamos a nuestra
Venezuela, generemos el cambio que la nación demanda y que la historia nos
exige.
No podemos continuar eternamente
bajo este sistema atroz, debemos liberarnos ya.
Omar González Moreno
programamardefondo@hotmail.com
@omargonzalez6
@VenteVenezuela
Venezuela
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