El régimen venezolano y la
consistente unidad de sus fuerzas internas —hasta hace poco de una unidad
acerada, antisísmica, pues sus intestinas diferencias por primera vez en
veintidós años empiezan a salir a flote— comienzan a ser notadas hasta por el
más obcecado de los maduristas. Este
hecho debe llamar la atención de todo agudo observador. Los gobiernos de fuerzas antidemocráticos son
por tradición enemigos acérrimos del disenso. Sus diferencias se ventilan en la
oscuridad, entre cuatro paredes herméticas, impenetrables. En las democracias
sucede todo lo contrario: es normal airear sus intimidades a la luz pública,
sin escondrijos, a veces rayando en la imprudencia.
Este rodeo es necesario para
entender de manera medianamente clara la situación en la cual nos
encontramos. Cuáles son, por ejemplo,
los nuevos escenarios. Cuáles los enredijos de un proceso político como el actual
que será lento, pero que irremediablemente tendrá un final. Esta posibilidad,
me refiero a la salida del actual régimen del poder, aunque no se observa a
flor de agua; por el contrario, para mirarla es preciso sumergirse en las cosas
minúsculas, subjetivas, para de esta manera obtener un diagnóstico que nos
acerque a la realidad. A partir de ahora, está en camino la posibilidad de
generar el Acuerdo de Salvación Nacional (ASN) que en buena parte depende de
los venezolanos. Para quienes lo desconozcan, este ASN comprende: incluir
elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales, municipales y la
observación internacional en los comicios.
Además, Juan Guaidó ha
intensificado sus visitas a los sectores populares. Sigue pregonando el mensaje
de lucha que acompaña al ASN en el marco internacional; una delegación
venezolana constituida por diversos líderes políticos y coordinada por Gerardo
Blyde se encargarán de estas cuestiones -extra frontera-. Este nombramiento de
Blyde tiene un alto significado, tanto para la figura del presidente encargado,
como para que las posibilidades de enrumbarse hacia el camino de la victoria;
camino que será tortuoso, pero que estará en manos de un experto y virtuoso
conductor. También estará presente la sociedad civil en la gira que comenzará
en Washington para sostener reuniones de alto nivel con la Administración de
Joe Biden y senadores tanto demócratas como republicanos.
Ahora, entrando en la materia que
compete a la dirigencia política del régimen y del PSUV, la semana pasada
Nicolás Maduro aseguró que la negociación con la oposición venezolana debe ser
«progresiva» y por medio de «acuerdos parciales». «Se están dando los primeros pasos para
establecer una agenda de diálogo compartida, común, justa, igualitaria. “Yo
creo que un diálogo y una negociación debe ser progresiva, debe ser de acuerdos
progresivos que nos lleven a un gran acuerdo nacional sobre la base de ganar
confianza con acuerdos parciales”. Asimismo, resaltó que su administración
envió invitaciones a organizaciones internacionales para que envíen una misión
electoral a dichos comicios. Entre estas la Unión Europea y observadores de
Estados Unidos. Además, sobre la propuesta de Estado Unidos de realizar
elecciones libres y justas para levantar las sanciones impuestas en contra
Venezuela, Maduro afirmó que estas garantías se ampliarán en función de esa
negociación con la oposición. Bueno, allí dice y deja entrever muchas cosas…
El siguiente día, el hijo de Maduro
declara por los medios de comunicación y redes sociales, en alta voz: “El
chavismo impulsa nuevas leyes para recuperar la confianza de inversores
privados y enmendar «errores» que le han costado a Venezuela una de las peores
crisis de su historia”. El diputado Nicolás Maduro Guerra promueve varias
propuestas: “entre las que destaca la Ley Orgánica de Zonas Económicas
Especiales encaminada a simplificar trámites aduaneros y ofrecer incentivos
fiscales a los empresarios”. Los empresarios no pueden sin el gobierno y el
gobierno no puede sin los empresarios (…) Apostamos —dice el hijo de Maduro—
porque esta ley sea un punto de inflexión para la confianza y genere
oportunidades para que el país crezca y desarrolle», y enmendar «errores».
Para poner punto final al escrito
de hoy, me resta decir, que lo expresado por los Maduro, padre e hijo, sus mea
culpa no necesitan ninguna explicación especial, todo está tan claro como el
agua…
Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Venezuela
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