La Tercera Guerra
Mundial está ahí, al frente nuestro, aunque muchos todavía quieran negar esa
realidad. Sin embargo, esta nueva conflagración es aún peor, porque se presenta
en una forma diferente a los anteriores conflictos mundiales.
Se debe a que el
enemigo está disperso, camuflado en células invisibles y presente en todas
partes. Por eso mismo, no hay un país, ciudad o territorio, por distante que
esté, que pueda decir que está a salvo.
En la Segunda Guerra
Mundial existió el Holocausto y la mayoría de las naciones no supieron de su
existencia hasta el final del conflicto. Hoy, debido al auge en las
comunicaciones, los gobiernos y pueblos del mundo se han enterado de la
existencia del Estado Islámico que secuestra y ejecuta, en la forma más cruel
posible a sus víctimas, hombres, mujeres, niños y ancianos.
Un hecho resaltante
es que muchos de sus integrantes son europeos que se unieron al grupo. El
reclutamiento es despiadado, pero tambien hay voluntarios, tan fanáticos como
los Jefes que dirigen las sangrientas acciones.
Pero estos
terroristas no se limitan a los territorios ya conquistados, sino que quieren
adueñarse del mundo entero, a sangre y fuego, como lo han demostrado
últimamente con los atentados contra el avión ruso, con los trágicos sucesos de
París, el ataque en Mali, (ex colonia francesa) y con las amenazas de seguir
atacando a los aliados, especialmente en el Reino Unido, Italia y los Estados
Unidos.
Estos terroristas han
dicho, y lo demuestran con hechos, que quieren adueñarse del mundo. Para
controlarlos los gobiernos en peligro deben emplear la unión, por encima de
ambiciones políticas; y para tratar de acabarlos se debe ser tan implacable
como lo son estas bandas, que asesinan sin piedad a los "infieles".
Los yihadistas y en
especial el Estado Islámico, quieren someter, aniquilar y adueñarse del
Occidente para establecer su supremacía
en un Califato Mundial, donde todas las libertades quedarían anuladas.
El peligro está
presente y los terroristas tienen incluso armas químicas, elemento que no ha
sido destacado lo suficiente por los ,que ocultan muchos factores de esta nueva
guerra, posiblemente con la idea de no causar alarma y pánico en la población.
Pero esta cautela no se puede mantener por más tiempo frente a la amenaza real
de cada día.
No ha habido un
autor, en el tema de Ciencia Ficción que hubiera pensado siquiera que podría
nacer y establecerse un grupo tan radical y despiado como lo son los integrates
del Estado Islámico, cuya ambición es adueñarse del entero planeta.
Incluso en la
historieta de Superman, el cientifico Jor-El, padre del ficticio superhéroe
-quien puso en una cápsula espacial a su hijo cuando estaba a punto de estallar
el planeta Krypton y lo envió a salvo a la Tierra- no pensó que con los años
iban a surgir energúmenos citando el Corán, asesinando cruelmente a sus
semejantes.
Desde el debut de
Superman han transcurrido siete décadas, durante las cuales el personaje ha
sido recreado y renovado en múltiples ocasiones. Hoy muchos quisieran tener la
protección del Hombre de Acero frente a los miembros del Estado Islámico y
otros fanáticos, que amenazan la actual civilización.
Debemos tomar como
ejemplo las estrellas extinguidas de nuestra galacia, como Marte por ejemplo
donde, posiblemente, surgió una raza hace millones de años que acabó con los
rivales y de paso exterminó todo vestigio de vida en el planeta.
Con lo que está
pasando se puede creer esto, tomar en cuenta las profecías de Nostradamus y
encomendarse al Dios de los Cristianos
pidiendo que nos salve de la barbarie en que actualmente estamos todos
enfrentados.
Angelica Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
Nueva York - Estado Unidos
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