Ya está listo el
Bastón de Mando que tendrá en el nuevo presidente de la Republica a partir del
diez de diciembre cuando se siente en la silla y ejecute sus funciones desde el
escritorio. En su mano girara el sello punzón con el año 2015, los veinticuatro
cardos que representan las veinticuatro provincias argentinas, los tres
pimpollos y escudo nacional. Con él golpeara la madera y simbólicamente
representara su figura presidencial.
Pero nos encontramos ante la pregunta
¿quién será? este próximo 22 de noviembre los habitantes de la Argentina
escogerá a su mandatario. Todos saldrán con civismo propio de una democracia.
Una sociedad quebrantada, dolida, preocupada por doce años de un mismo
gobierno; decidirá con el voto sus cuatros años.
Muchos esperan un cambio de
gobierno, de un partido político distinto al actual y lo que es más de ideas
diferentes a los que gobiernan en el país. Pues el gobierno que se va ha dejado
vacio en su poder, generó rencor y odio entre los ciudadanos hasta el punto de
pelearse en hogares por asuntos políticos. El gobierno que se va, se va con la
desilusión de no mover el Bastón de Mando desde el escritorio, a la presidente
le tocara llevárselo para su casa y tenerlo de recuerdo. El ismo, dejará de
resonar y vendrá otro ismo en caso que sea el movimiento fuerte. Los argentinos
esperaran al que el nuevo presidente le de respiro económico y seguridad.
La Argentina
indudablemente necesita una nuevo rostro para el país y el mundo, ya que el
electo presidente también será visto para la confianza de otras naciones, entre
ellas Venezuela, que pide a gritos la liberación de nuestros presos políticos.
Si el nuevo presidente de Argentina ayuda para que se haga justicia en el caso
de López, esto será un empujón para el restablecimiento de las nuevas ideas
republicanas en la región sudamericana. En caso que el nuevo presidente
argentino no abogue por Venezuela, seguiremos imersos en el fondo del océano,
entonces prevalecerá la fomentación de los presidentes acérrimos, autoritarios
y desalmados con ropaje de Santos y Puros.
Argentina ha decaído la educación y la cultura, pero no el
deseo de muchos por un cambio, y ese cambio es de un nuevo presidente con un
gobierno distinto al actual que ha pregonado el insulto, la ira, la soberbia entre
ellos mismos y sus habitantes. Pues el populismo es un resaltar de una figura
más no de ideas de propuestas, sino de ecos legendarios y míticos de un mismo
Ser, en caso Argentina es Perón, el caso Venezuela, es Chávez. Ambos
vivificados como salvadores. ¿Pero de qué? Más bien fueron seres que se
adoraron así mismos, y ciegamente condujeron a mentes débiles en su resaltar,
como si los que lo siguieron y aun los «siguen» fuesen ricos económicamente
como sus adorados, que hasta tienen mausoleo. Es probable que muchos de sus
partidarios iran a parar en una fosa común a diferencia de sus amados
benefactores. El populismo es una
especie de «religión» donde hay un dios «presidente» que cuelga sus
himnos, marchas, afiches, por doquier; mientras una parte de pueblo aplauden y
bebe el aliento de su manipulador. Y Argentina ha tenido populismo duro y
blando, pero lo ha tenido. Sobre el adorado muy bien lo expresó el escritor
Barón BIZA:
«Y así llegó el Anticristo. Aquél que
terminaría incendiando los templos y
dignificando su amante. No fue como el Maestro
que perdonara a la Magdalena arrepentida, la cortesana
que dejara sus joyas, palacios y amantes, para seguirle.
Fue un pacto entre ella, con su rencor a los hombres
y a la vida, y él, con su ambición de tiranuelo y una sonrisa dentífrica.
Podía también haber triunfado en las
tablas. Pero el aplauso reducido de
una sala, no satisfacía su ambición.
Añoraba el aullido de las masas que
había escuchado en la Plaza de
Venecia y en los estadios germanos. En el cuartel, había aprendido que los hombres marchan a la voz de orden. Había contemplado en la Italia del
Duce cómo se enloquecían las
muchedumbres, cómo se las llevaba al hambre
y a la guerra con sólo presentarse con un disfraz o una camisa negra.
Había estudiado, seguido paso a paso la vida del gran Hitler. Con alma de
cortesano fue organizando la trama que
lo llevaría al poder. Buscó para dirigentes
los tránsfugas, los resentidos de los partidos políticos,
los trepadores con alma de valet, los incapaces de surgir por sí mismos que siempre existen entre veinte millones de habitantes. Les prometió la
rapiña de los países vecinos y
llegó a afirmar que tenía, en una isla del sur, el poder del sol.
Les tiró sidra y pan dulce. Les habló
de derechos, pero se cuidó bien de
mencionarles las obligaciones que emanan de todo
derecho, que es el respeto para los derechos de los otros. Organizó con sus cómplices la mascarada de elecciones democráticas. Llegado al
poder con el oro producto del trabajo
acumulado de más de un siglo por un pueblo,
compró conciencias y adhesiones.
-¡La vida por el líder! -y seguramente,
de esos cientos de miles, el día que
el dictador cayera no habría uno a su lado, como
no los habrá cuando caigan los que lo remplazaran. El pueblo, la masa, creyó en la profecía. Explotada, sudorosa, andrajosa y hambrienta,
necesitaba el guía que la llevara contra
los privilegiados, los explotadores. Pero el profeta
era falso y la virgen no era virgen. El paraíso prometido era una escenografía teatral, un decorado de telones, pero dejó entrever lo que
podía ser ese paraíso, para el
proletariado. De haber sido sincero, de no haber amado el aplauso y aullido de las masas, de no haber su compañera querido borrar su miseria
pasada, aquel hombre habría
ocupado un lugar en la historia junto a los grandes
libertadores sociales».
Ojala que el pueblo
Argentino para este 22 de noviembre pueda decir ¡Salud! y que el final del
himno nacional resuene no en unas gradas de un partido de Futbol, sino en la
vida y en el ser del alma de cada uno de los ciudadanos, y que sus corazones se
ablanden de amor. Que cambien de gobierno, salgan de tantos retratos y
pancartas que inundan, en especial que bajen la figura que está colgada en un
edificio de Buenos Aires, pues no hace falta demostrarla tanto, al fin de
cuentas fu finita su existencia. Ojala que los habitantes de esta nación busque
un cambio de idea, de cara y lo más importante busquen la paz.
Moises Roberto Cardenas Chacon
viajesideral2@hotmail.com
@viajesideral
Argentina
Excelente articulo escritor, mis felicitaciones, un cordial slaudo.
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