El título de este
artículo pudiese sonar escandaloso y a juicio de muchos hasta exagerado. Sin
embargo, la realidad que atraviesa el país cada día se asemeja más a lo que
parecían lejanos relatos del África descolonizada que ahora han pasado a formar
parte de paisaje cotidiano de nuestro país en el que el hambre y la violencia
son cada día más corrientes.
No hay que adentrarse
mucho en la geografía para observar como muchos, que tal vez nunca lo pensaron
y que son lejanos a la mendicidad, han tenido que hacer de la basura su fuente
de alimento, teniendo que recurrir a lo dejado por otros para saciar su hambre.
Esas imágenes de documentales sobre tierras remotas y famélicas son cada día
más habituales en las calles de las principales ciudades del país.
Los grupos armados
que son recurrentes en muchos países africanos y que con sofisticado armamento
someten a los ciudadanos, circulan libremente imponiendo sus puntos de vista, a
la vez que desarrollan complejos entramados de poder económico que los
convierte en factores al servicio de macabros intereses de todo tipo.
Desafortunadamente, las historias de masacres y atropellos por parte de grupos
irregulares o individuos con armas no están sólo en los olvidados conflictos
del antiguo Zaire o Burundi, sino que basta revisar la prensa nacional para
enterarse, pese a la censura y a la carencia de fuentes oficiales, que cada día
el luto y el dolor cobijan a los venezolanos.
Los gobiernos de
muchos de los Estados africanos están señalados de colaborar con grupos
irregulares de otros países y de lucrarse de recursos obtenidos a través de la
extorsión y el miedo, mientras que las necesidades básicas se dejan de lado y
la población es confinada a hospitales mal surtidos para tratar complicaciones
producidas por dolencias básicas poco tratadas o falta de medicamentos o los
habitantes deben hacer largas filas para poder mitigar el hambre con alguna
caridad que llega a través de la ayuda internacional.
Aunque hay ejemplos
de desarrollo y crecimiento en el continente africano, buena parte de los
países está inmersa en largas dictaduras corruptas y represivas. Revisar la
historia de países como Gabón, Congo, la República Democrática del Congo,
Zimbabue, Eritrea, Sierra Leona y Liberia, por mencionar algunos, debe llevar a
una profunda reflexión sobre la realidad y el porvenir. Hace algunos años era
común que ante la incredulidad de muchos, algunos comentaran que Venezuela
estaba “llegando a parecerse a Cuba”. Tal vez estén equivocados. Nos parecemos
cada día más a Somalia, que es mucho más tétrico.
Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
Internacionalista
Caracas - Venezuela
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