domingo, 14 de febrero de 2016

RICARDO VALENZUELA, BASTARDOCRACIA, REFLEXIONES LIBERTARIAS, DESDE MEXICO

“Un hombre sabio nunca dejaría el destino a merced de la suerte, tampoco trataría de encausarlo a través del poder de la mayoría. Hay muy poca virtud en las acciones de las masas.”, Henry David Thoreau
Bastardocracia. Hijo ilegítimo de la república.

Aquel mes de Julio del año 2000, los mexicanos histéricos celebrábamos el triunfo de Vicente Fox en la contienda presidencial. Pero especialmente el festejo era para darle la bienvenida a aquel supremo anhelo que tanto tiempo habíamos esperado; la democracia. Aquel ansiado elemento ausente de México durante sus casi 200 años de vida independiente. El ideal definido en el romántico grito revolucionario; "Sufragio Efectivo, No Reelección". Los mexicanos invadían las calles embriagados de ese euforia nunca antes experimentada; la euforia democrática.

México se había contagiado de algo que ya invadía a muchos países del mundo y al cual los miopes, totalmente confundidos, definían tal fenómeno como democracia, no como lo que realmente era, el triunfo de la libertad ante la opresión mundial. Un movimiento que invadía y transformaba naciones que difícilmente hubiéramos imaginado; Rusia y todos sus países satélites de Europa Oriental.

Haciendo un recorrido de los eventos políticos sucedidos en México los últimos 16 años, ya democratizados, llegan a mi mente las palabras de Jefferson: "La democracia es solamente el mandato de la plebe donde el 51% de la gente puede abolir los derechos del otro 49%. La democracia no puede existir cuando se expropia a los que trabajan para darle a los que no lo hacen". O las de Churchill: "El mejor argumento contra la democracia, es una conversación de cinco minutos con un votante promedio."

Los padres fundadores de los EEUU, inventores del nuevo concepto republicano, no creían en la democracia y habían establecido lo que bautizaron como Republica Constitucional. En ninguno de los documentos que le dieran vida a ese nuevo país, declaración de independencia, la constitución, la declaración de los derechos, se mencionaba la palabra democracia, pero después de 200 años el concepto se ha manoseado tanto que alguien bautizara el nuevo retoño como Bastardocracia. La violación permanente del concepto republicano de parte de los políticos, ha dado como fruto ese mostrenco; La bastardocracia.

En México lo que se ha logrado con la "democracia", fue cambiar a la gente que habían controlado el país durante más de 70 años. Sin embargo, las estructuras, las instituciones, la cultura, las creencia, los valores siguen siendo los mismos y el país continúa navegando en el mar de la mediocridad. Antes se robaba mucho a nivel federal y poquito a nivel estatal. Ahora se roba parejo y a todos los niveles

En nuestro largo cautiverio nos encontramos ahora con una nueva libertad que no conocemos, ni tampoco las veredas de la jornada que nos espera. Gritamos con furia se nos diera oportunidad de participar en los destinos del país, y nos hemos atascado en el lodo de la demagogia pensando que, para provocar el verdadero cambio, nuestra única responsabilidad es votar, renegar y esperar. No hemos podido distinguir la República de la democracia que tanto exigimos.

La República es un gobierno representativo regido por la ley. Democracia es el gobierno colectivo de las masas y es regido por eso; las masas. La República reconoce los derechos individuales e inalienables, mientras que la democracia sólo le preocupa las necesidades de las masas formando la burocracia profesional y la economía de la política.

En la República legislar es un cuidadoso proceso que requiere aprobación de las tres ramas del gobierno, la Suprema Corte y jurados individuales. En la democracia es un proceso de aprobación de parte de esa mayoría a través de encuestas, referéndum y manifestaciones. Una democracia fue la que condenó a Jesucristo a la cruz. La democracia se autodestruye cuando las improductivas mayorías se dan cuenta de que tienen el poder para votar y recibir sus golosinas de parte de la minoría productiva, eligiendo candidatos que les prometan eso; el circulo vicioso de impuestos—gastos, para el reparto de los dulces.

James Madison advertía en el congreso continental: “Las democracias siempre han sido espectáculos de turbulencia, han sido incompatibles con la seguridad personal, los derechos individuales y los derechos de propiedad; en general han tendido cortas vidas y han muerto violentamente.”

La República es el gobierno que obtiene sus poderes directa o indirectamente de la gran masa de la sociedad civil, es administrado por personas en funciones por un periodo de tiempo limitado, y es calificado por su eficiencia. Es esencial que ese gobierno sea emanado de una buena parte de la sociedad civil y no de una pequeña clase favorecida porque, de otra forma, un puñado nobles ejerciendo su opresión, vía delegación de poderes, puedan aspirar a la clasificación de república y exigir para ese gobierno el honorable título: República.

La democracia le sirvió a un Allende en Chile, un Chávez a Venezuela, un Krichner a la Argentina y la Bachelet a Chile que ahora destruye. La bastardocracia le sirvió a EEUU un Obama y tal vez ahora le sirva un Trump. La democracia nos ha servido un  Congreso de 500 demagogos que mantienen el país secuestrado, el  nudo gordiano que representa esa mafia conocida como DF, y es muy posible que nos sirva al Pejalagarto como Presidente.

Imaginemos un mundo con un gobierno democrático universal ¿Cuál sería el resultado de una elección? Lo más probable es que un chino o hindú fuera el presidente en funciones y luego, a petición de las masas y para mantener su voto, se decretaría que el mundo occidental tiene demasiada riqueza y es necesario el llevar a cabo una redistribución, organizando un ejido mundial combinado con un Welfare global, destruyendo toda esa riqueza.

Pero a medida que la tecnología avanza se precipita la desaparición de los políticos profesionales. Una nueva alternativa de gobierno estará surgiendo; el gobierno empresarial, el de la meritocracia cuando el mercado poco a poco desplaza el estado. Surge ya un poder judicial privado a nivel mundial con extraordinarios resultados. Surgen, inclusive, las ciudades libres y privadas.

Estará naciendo una nueva soberanía comercial que finalmente, como lo afirma Hans Herman Hoppe, desembocará en el separatismo de estados y países para formar entes autónomos y soberanos. Entonces, ¿en México queremos democracia o un sistema republicano? ¿La dictadura de las masas, o la dictadura de la ley y resultados? ¿El centralismo de siempre, o estados autónomos? El gran abogado italiano Bruno Leoni pregunta: ¿Podremos llevar a cabo comparaciones exitosas entre el mercado y formas no legislativas de ley? Porque si no lo hacemos, la tiranía de las masas nos llevará al verdadero Apocalipsis.

Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero 

Mexico

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