Según Aristóbulo Istúriz “se agotó el modelo rentista”… olvida el Vice que esa advertencia se hizo en 1937... ¡que invente otra!
Es increíble ver como
mucho descerebrado sinvergüenza llega hoy a la conclusión de que “se agotó el
modelo rentista”. ¡Que peligro! Cuando nuestra juventud solo ha conocido este
último desbarajuste, ¡Que peligro! Y es que la confusión en los jóvenes es
tremenda porque desconocen la historia real, que no es precisamente la que han
pretendido sembrar maliciosamente a lo largo de estos 17 años de despropósito,
al tomar por asalto los medios del estado para tergiversar tanto el presente
como el pasado. De modo que ha llegado la hora de decirles en su cara: No
señores chavistas, la necesidad del cambio del modelo rentista fue advertida a
mediados de los años treinta y luego de veinte años de implementación, cuando Uslar escribió: “Urge crear
sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge
aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear
las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que
será nuestra verdadera acta de independencia”. No señores chavistas,
políticamente ese modelo se acabó a finales de los treinta cuando Rómulo
Betancourt se plantó contra la: “arquitectura rentista del Estado, erigida
sobre la arena movediza de una industria minera, por su propia naturaleza
condenada a desaparecer” “una riqueza transitoria y aleatoria condenada a
desaparecer a plazo más o menos fijo” porque cualquier político medianamente
avispado se hubiera dado cuenta que a cada uno de nuestros abuelos en 1950 le
tocaban 138 barriles de petróleo (exportado) al año, a nuestros padres le
tocaron 88, a nosotros 40 barriles y a nuestros hijos cuando tengan nuestra
edad menos de 20 barriles y así produzcamos seis millones de barriles, éstos
apenas serán los mismos cuarenta barriles, de los cuales consumiremos diez.
No señores chavistas,
el modelo tuvo síntomas de paro a finales de los años sesenta y solo la burbuja
petrolera de los setenta le hizo creer a los vagos de la política que podían
transformar todo un país con una riqueza que era transitoria. No señores
chavistas, ese modelo terminó con muertos en las calles y una pobreza extrema
los mismos años en que nacieron diputados como Freddy Guevara (1986) o Miguel
Pizarro (1988). No se agotó hoy, no mientan, porque ustedes fueron los
culpables de volver a vender la ilusión de que no hay que trabajar, ni producir
cuando inventaron el subdesarrollado eslogan: “Ahora PDVSA es de todos” y hoy
con la quiebra técnica de esa empresa y del país entero, pretenden esconder su
responsabilidad con la historia.
Cuando a mediados de
los ochenta a Luis Herrera Campins “le estalló en las manos” la “economía
rentista”, el siguiente presidente Jaime Lusinchi en su primer discurso (1984)
explicaba: “Buenas noches (...) Soy el primer presidente de la era post
petrolera (...) Tenemos que prepararnos para un nuevo tipo de país, más
austero, más capaz de reunir fuerzas para producir, abandonando el espíritu
rentista que ha marcado la mayor parte de la vida venezolana de este siglo”. En
todos sus discursos en 1985 estaban ejemplos del abandono del modelo rentista:
“Esto requiere decisión y esfuerzo, para enfrentar hábitos e incomprensiones.
Pero esa es mi responsabilidad histórica; de lo contrario, seriamos cómplices
del ritmo de descomposición que venía dominando al país” y hasta el final de su
mandato, en todos sus discursos económicos explicaba que: “Estamos pasando de
ser un país exclusivamente rentista, que por lo demás abusó de su crédito
interno y externo, a ser un país cuyo futuro dependerá fundamentalmente del
trabajo productivo de todos los venezolanos” (1986). ¿Qué hicieron ustedes los
chavistas? Socavaron las bases de la democracia y le dieron un golpe de Estado,
vendiéndole a los suyos la continuidad del modelo rentista como opción.
No había -como no hay
hoy en día- un economista o historiador serio que no concluya que la economía
rentista o como bien acuño Rafael
Caldera desde la oposición en los ochenta, el “populismo rentista” (1988) no
hubiera comenzado en los treinta, entrado en crisis en los sesenta, agotado en
los setenta y llegado a su fin entre 1979 y 1986. Hasta el punto que no
importaba que usted fuera adeco, copeyano, masista, guerrillero o comunista, absolutamente
todo el estamento político para 1986 estaba de acuerdo en una sola cosa: “el
final del modelo rentista fracasado”. Porque si Rafael Caldera incendiaba lo
poco que quedaba del “populismo rentista” y el CEN de Acción Democrática
escribía alegando lo difícil que era salir de aquel modelo, Teodoro Petkoff lo
tenía como tema de campaña y el mismísimo Douglas Bravo, mientras conspiraba
con un joven capitán llamado Hugo Chávez, escribiría: “La crisis del
capitalismo rentista es ya una realidad (...) es evidente que el modelo
capitalista rentista está en quiebra” mientras el profesor Giordani escribía un
libro sobre cómo llegó a su fin aquel modelo. Por eso en 1993, la Causa R en la
que militaba Aristóbulo Izturiz proponía “La Revolución Productiva (...) para
terminar de “dejar atrás la economía rentista”. Así que decirlo veintitrés años
más tarde, además con una desfachatez tremenda, cuando fue el chavismo y su
poder absoluto sobre Venezuela, el que reimplanto a toda mecha la economía
rentista que trajo como consecuencias la destrucción de veinte años de trabajo
austero y los pocos logros que existían en turismo, pesca, alimentación e
industria es como mínimo una sinvergüenzura sin precedentes.
Que es intolerable
que el “combustible salga más barato que el agua mineral” fue la tesis de Jaime
Lusinchi, “No podemos seguir regalando el dinero de los venezolanos” también lo
dijo Lusinchi en 1984, “(las subvenciones son necesarias) pero no podemos
seguir regalando” lo dijo en 1985, “Lo regalado se tiene que acabar” lo dijo
Carlos Andrés en 1988, “No podemos seguir regalando los servicios” lo dijo en
1989, “es imposible que frente a situaciones que afrontamos en el país, sigamos
regalando la gasolina” fue textualmente lo mismo que dijo en 1991. “No hay otro
modelo, que no sea producir” ya lo dijeron todos, “hay que producir para
exportar” también lo dijeron ¡carrizo!, hace veintitrés años. A ver, ¿qué
hicieron Ustedes? Dar un golpe de estado e inventar una revolución para ofrecer
el fracasado modelo que hoy tiene a Venezuela en el umbral de la hambruna y con
una crisis humanitaria ya calificable como un crimen lesa humanidad.
No señores chavistas
no pueden continuar con la manipulación y el engaño, porque un bolívar de 1979
tenía el mismo poder de compra que veintiún
bolívares, cuando ustedes planificaron incendiar las calles y dar golpes
de estado. Ustedes fueron los culpables de que el bolívar se depreciara a
trescientos y la herencia que nos han dejado, no a sus hijos que vemos ya en
exterior estudiando y viviendo cómodamente, sino a nosotros los venezolanos que
seguimos aquí, es que un bolívar de 1979
tenía el mismo poder de compra que treinta y seis mil bolívares de
Chávez-Maduro. De hecho señores chavistas, su modelo no fue rentista, fue un
“salto atrás”, fue una verdadera salvajada histórica.
Amigos lectores, que
esta gente hoy nos diga algo que comprendió muy bien Betancourt hace ochenta
años y que las nuevas generaciones lo entendimos hace veintitrés frente a la
pobreza y saqueando almacenes, es por mucho, la mayor muestra de vagancia
política en nuestra historia y la prueba más firme de que nunca debieron haber
gobernado. Fueron y ha quedado demostrado, un auténtico accidente histórico que
será evaluado en el futuro como el mayor fracaso de un grupo político atrasado
y aventurero, en la historia de América Latina. Pues bien, “agotado el modelo
rentista” del socialcristianismo, agotado también el de los socialdemócratas y
acabado también hoy el de los irresponsables marxistoides, resta gritar ¡Basta
ya de vagos en la política, carajo!
Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver
Notiminuto.com
Caracas - Venezuela
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