LA MANIPULACIÓN DE LA
ESPERANZA
Un éxito de los gobiernos chavecos ha sido su política propagandística
interna. El gasto en este aspecto ha sido inmenso; la presencia de la
propaganda oficial en radio, televisión y otros medios es atosigante, el uso
perverso dado a la Ley RESORTE es más que evidente, permitiendo al Gobierno
disfrutar de propaganda política gratuita con el cuento de la “responsabilidad
social” de los medios, y, finalmente, la utilización abusiva, politiquera y
demagógica, de las cadenas de radio y televisión, para tener permanentemente la
cara del Presidente frente a la teleaudiencia nacional y presentar como grandes
acciones y logros revolucionarios, cualquier trámite rutinario de la vida
cotidiana de todo Estado.
El Presidente gradúa médicos y otros profesionales, en cadena nacional,
algo que hacían las universidades en el pasado en silencio, como resultado
lógico y rutinario de su actividad académica. El Presidente anuncia la llegada
de cientos de millones de billetes del nuevo cono monetario, cuestión que ha
ocurrido en Venezuela, por lo menos, desde que se desató la inflación y
devaluación en 1983, sin que los venezolanos hubiéramos sido sometidos a unas
peroratas oligofrénicas cada vez que ocurría. El Presidente entrega dos
viviendas aquí, unas medicinas allá, unas bolsas de comida acullá; habla de la
llegada de contenedores con trigo, para dar la impresión de una actividad
permanente en la satisfacción de las necesidades del pueblo.
Estas medidas publicitarias, así como la publicidad técnicamente
elaborada, como la hacen las empresas comerciales, tienen, sin duda, efecto en
ciertos sectores poblacionales: sus fanáticos seguidores, que se reafirman en
su posición, y grupos muy pobres y limitados culturalmente, que son seducidos
con las promesas hechas desde el nivel más alto del Estado: la incorporación en
listas para la recepción de “su casa bien equipada”, de un vehículo, de equipos
de línea blanca, de becas; el carnet que garantizará lo que no garantiza la
cédula de identidad. Es la manipulación de la esperanza de quien no tiene nada
y que, como quien juega lotería, anhela ser favorecido por la fortuna. Pero
además, alrededor de estas actividades se gesta todo un mercado negro que
genera ingresos a otra parte de la población y que se extiende más allá de los
grupos esperanzados.
Pero al engaño demagógico se une la difusión de mentiras y medias
verdades, que presentan a los gobernantes como la única gente trabajadora y
eficiente, que ha existido en el país desde la independencia. La OPEP, en
acuerdo con Rusia, decide reducir la producción petrolera y saltan Maduro y la
Canciller y dicen que es el resultado de sus acciones internacionales; nada más
alejado de la realidad. Enfrentan la aplicación de la “Carta Democrática de la
OEA” por intervencionista, pero se hacen los locos con la petición de
aplicación de la Carta, hecha por Maduro contra Honduras cuando la crisis de
Zelaya. Acusan a Obama y exculpan a Trump de las acciones contra el Gobierno,
para ocultar los acuerdos con el nuevo Presidente de EEUU.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Caracas-Venezuela
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