FUENTES DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD
La primera vez que mencioné el estrecho vínculo de
las libertades políticas con el desarrollo fue en ocasión de resaltar que lo
político precedía a lo económico, hecho comprobado por el Premio Nobel de
Economía de 1998, Amartya Kumar Sen (ver La Primacía de las libertades
políticas, en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/07/la-primacia-de-las-libertades-politicas.html). Este hecho no solo es obviamente despreciado por
este régimen autoritario y castrador de libertades, sino asombrosamente
ignorado y hasta desconocido por quienes dicen hacer oposición en Venezuela.
Si el desarrollo exige, como indica Sen, “la eliminación de las principales
fuentes de privación de libertad, como la pobreza y la tiranía, la escasez de
oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, el abandono
en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso
de intervención de los Estados represivos”(1), entonces nuestra principal
lucha debe concentrarse en eliminar las fuentes de privación de libertad.
El desarrollo, desde la perspectiva humanística de
Sen, es una consecuencia de un proceso para lograr la libertad. Pareciera un
juego de palabras pero la importancia de esto es trascendental. ¡La lucha por
la Independencia fue precisamente eso! Si a Simón Bolívar se le impuso del más
grande de los honores que se concediera a venezolano alguno, el de Libertador,
fue precisamente por su lucha en lograr nuestra Libertad.
Ahora bien, el desarrollo no es una entelequia de
teóricos. Es una condición necesaria para que una sociedad salga de la pobreza.
A juicio de Henry Kronfle, quien fuera
Presidente de la Asociación de Industriales Latinoamericanos-AILA-, en una
extraordinaria conferencia el marco del Congreso de COINDUSTRIA 2013, titulada “Dialogo e Inclusión: Las Bases
para el Desarrollo de América Latina”, definió de una manera original
el desarrollo: “Cuando nos
planteamos el desarrollo como una meta, cometemos un error. El desarrollo
es un medio. La meta es crear riqueza. Y el resultado de crear
riqueza es disminuir la pobreza”. Conceptualizar el desarrollo como un
medio es la mejor manera de visualizar cual es la ruta que debemos transitar
para conseguirlo.
Entonces el orden queda claro: primero la
eliminación de las fuentes de privación de nuestras libertades, para lograr el
estado necesario del ser humano para emprender el desarrollo. Segundo comenzar
un proceso de mejora incremental de esas libertades una vez recuperadas. Sen
concibe el desarrollo como un proceso de expansión de libertades fundamentales.
En este sentido indica que las “libertades
fundamentales (es decir, la libertad de participación política, o la
oportunidad de recibir una educación o asistencia sanitaria básicas) se
encuentran entre los componentes constitutivos del desarrollo”. Al expandir
estas libertades, y otras como ellas, el desarrollo sale como una consecuencia.
Ahora bien ¿cómo se encuadra el proceso
constituyente dentro de esa ruta libertad-desarrollo? De dos maneras fundamentales:
1) el proceso constituyente visto como ruta para la recuperación de
nuestras libertades; y 2) el proceso constituyente visto desde la perspectiva
de expansión de esas libertades una vez
recuperadas.
Desde la primera perspectiva, hemos iniciado desde
la Alianza Nacional Constituyente una ruta pacífica, democrática y
constitucional para la recuperación de la libertad. No es de ninguna manera
fácil pero tiene como primer hito la convocatoria del dueño de la soberanía
para poner orden en el país y reconstruir la institucionalidad.
Ese proceso de recuperación de la libertad no está
en manos de nadie en particular que de una manera iluminada, individual o
de manera conjunta, crea que sin él es imposible salir de esta pesadilla. No se
trata de la repetición del golpismo de 1992, ni de esperar a que la situación
empeore más aún para actuar. La ruta de la que hablamos nos involucra a todos
por igual, y de seguirse traerá como consecuencia el cambio político que
buscamos. Nosotros solo somos los promotores, los actores están en todo el
país.
Desde la segunda perspectiva, y creo que la más
importante, es crear las condiciones para expandir esas libertades de las que
habla Amartya Kumar Sen, a través de un proceso de reingeniería del Estado,
aplicando un Proyecto de profunda descentralización y autonomía regional, que
lleve el poder lo más cercano posible al ciudadano, entregando a los Municipios
la responsabilidad última de la creación de riqueza, esto es, el protagonismo
del desarrollo y la creación de algo que necesitamos con urgencia: ciudadanía.
Esta perspectiva es a mi juicio la más importante
porque cumple dos funciones necesarias en un nuevo estado de cosas: a) Previene
regresar a un estado anterior sumamente tóxico; y b) Establece las bases para
unas nuevas reglas de juego políticas, económicas y sociales del país.
De esta manera el proceso de cambios sería
irreversible. Por más que las viudas de la cuarta deseen un estado de cosas
como el que existía previo a 1998, o que los amantes de un socialismo
trasnochado deseen preservar el experimento fracasado del presente, de allí
surgirá algo completamente nuevo y diferente, de confección venezolana, que le
garantice a cada ciudadano de este país ser parte de un desarrollo local
indetenible, que solo será responsabilidad de él, no de ningún iluminado, ni de
un líder mesiánico, de esos que han llevado a la democracia venezolana a un
barranco difícil de superar.
Allí está la conexión de la libertad con el proceso
constituyente. Y como titulaba Sen su obra fundamental, “Desarrollo como
Libertad”, en Venezuela podremos bautizarlo “Constituyente como Libertad” como
un triunfo de todos los venezolanos sobre la tiranía. Hagamos pues esto una
realidad...
(1) Amartya Kumar Sen, Desarrollo y Libertad,
Desarrollo como Libertad, Introducción, Ed. Planeta, ISBN 84-08-03524-X, 1999
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas - Venezuela
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