Recuerdo
haber elevado una exclamación instantánea. Mi asombro se volvió júbilo, con
ribetes de pavor por su destino. Una mezcla rara de que todo podría suceder.
Nunca pensé que la alegría pudiese tener algo de complejidad y consternación.
Pero sí, Guaidó juró con el aplomo que tienen los grandes; de aquellos que
edifican la gran historia contemporánea. Lo hizo ante una enorme concentración
que esta vez no fue defraudada.
Levantó la
mano. Instó a que todos los asistentes también lo hiciesen e inició una ceremonia
imperturbable, atronando una sentencia justa para el destino del país. Juró sin
pestañear, con la mansedumbre de quienes saben lo que hacen; con una paz
extrema, como si todo estuviese sobre medida. Y realmente así parece.
Hace unos
meses escribí que cuando el túnel se hallase más oscuro, aparecería una
diminuta luz para iluminarlo todo. Recalco que esa llama minúscula acaba de
aparecer. Y no es solo emocional o de circunstancias simples. Tiene el valor de
levantarnos de nuestros asientos, en los cuales nos habíamos acomodado para ver
a nuestra nación, hundirse sin recato y con el dolor de la pérdida.
Estoy
completamente convencido que Juan Guaidó no está solo en esta valiosa
encomienda. Más allá de las asesorías externas y de tener muy claro el rumbo
hacia donde quiere dirigir los acontecimientos, percibo un halo de justicia y
una misión programada desde el cielo.
Por eso
nuestro presidente interino asume esta responsabilidad sin reproches. Antes de
hollar la senda, se observan sus pasos firmes. Habla sin inmutarse. Sin los
alaridos cancerígenos de los políticos de siempre. Su sencillez se transmuta en
credibilidad. Tratan de empujarlo hacia una trampa y sabe zafarse, con
respuestas llanas e iluminadas ante su misión.
También está
claro que el recorrido será duro, complejo y atestado de alternativas. La
primera de ellas es la Ley de Amnistía. Me costó al principio entender su
propósito, pues nos cuesta perdonar a pesar de que es un mandato divino.
Pero después
de su alocución del pasado viernes, comprendí su razón lógica y determinante:
la paz comienza por casa. El fundamento es que nuestros propios militares se
tomen la potestad de ser parte fundamental para reconstruir nuestro quebrado
territorio. Son ellos los que deben defender la nación y también los únicos que
dan golpes de Estado. Por eso es imposible no tomarlos en cuenta y no
exhortarlos a buscar el retiro de los cubanos de los cuarteles y de la
administración pública.
Esa será la
primera fase. Aspiramos no recurrir a otras posibilidades. Maduro y su entorno
descarriado esta vez no la tienen fácil. China no intervendrá para defenderlo,
pues pondría en riesgo los futuros acuerdos que sostiene con EEUU. Mucho menos
Rusia, pues sabe con conciencia clara que provocar a los gringos en su propio continente
sería una locura.
Son ahora
tantas las posibilidades a favor, que nos hemos llenado de fe y de una apacible
confianza. El dictador no se entregará por las buenas y mucho menos a sabiendas
que después de vivir de la opulencia del poder, terminaría hacinado entre los
barrotes. La única negociación posible es el exilio. Pero para llegar a tan
ineludible desenlace, se gestarán muchas luchas y tratará todas las artimañas
posibles.
El video
distribuido por Jorge Rodríguez de un supuesto Guaidó casi encapuchado y
reunido con personeros del régimen, solo causó unas horas de risa para todos.
Resulta un ejemplo claro de la desesperación del régimen.
Esta es una
oportunidad inigualable. Ya no hay vuelta atrás. Las opciones están sobre la
mesa y no tendremos tiempo para errores. El nuevo héroe para los venezolanos es
reconocido como regente interino del país por gran parte del globo terráqueo.
Esa es quizá una de las mayores dificultades para la dictadura madurista.
Esperemos
que no se requiera pasar a la fase bélica y se logre la pacificación nacional.
Todavía hay mucha tela por cortar para alcanzar el cese de la usurpación, el
gobierno de transición, los poderes independientes y las elecciones libres. La
primavera está próxima para renacer en el país.
José Luis
Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
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