Para mi padre Angel Lombardi
En
septiembre de 2014 el Papa Francisco nos alertaba que el mundo había entrado en
una tercera guerra mundial, una guerra distinta a las que habíamos conocido,
esta es por partes, algo similar a las famosas series de los canales por
streaming tipo Netflix, cuyo último capítulo fue el ataque a las mezquitas en
Nueva Zelanda en donde fallecieron 49 personas y más de 40 heridos.
La
nueva guerra no es convencional, distintos autores la han definido como la
“guerra irrestricta” en donde todo es permitido y no hay reglas, convertir
aviones comerciales en poderosos misiles o niños en bombas humanas son métodos
validos de destrucción, esta nueva guerra va más allá de las explosiones, ahora
el Internet, las redes sociales, las
finanzas, los servicios públicos entre otros aspectos básicos de la
cotidianidad son usados como armas de guerra para manipular, controlar y
generar terrorismo psicológico.
Esta
guerra no convencional puede explicarse en el nacimiento de las armas atómicas,
quienes la poseen saben cuál es su poder de destrucción lo que termina
convirtiéndose en su propio freno, de tal manera que las armas atómicas hoy son
un elemento de persuasión pero no de coacción, usarlas seria la destrucción del
mundo, en 2018 el presidente ruso Vladimir Putin declaro ante un posible ataque
nuclear a su país: “seriamos mártires y ellos simplemente morirían” dejando
claro que el resultado seria catastrófico para la humanidad.
Las
guerras siempre se han librado como consecuencia de la lucha por el poder, el
siglo 21 no se escapa a esta inherente condición humana, que gracias a los
avances y evolución política hemos creados organizaciones y documentos que
ayudan a evitarlas, como por ejemplo la declaración de Derechos Humanos sin
embargo no es suficiente y estamos obligados a esforzarnos más, nos dice el Dr.
Angel Lombardi con respecto al siglo XX: “No logramos redimir ni la injusticia
ni la pobreza, ni las muchas miserias del hombre, pero allí quizás descansa la
posibilidad de seguir soñando y seguir luchando”.
En
este contexto de la lucha por la supremacía mundial, lo territorial ya no es lo
más importante, factores como el económico y tecnológico empiezan a tener un
valor decisivo, tenemos en un lado a los Estados Unidos y sus aliados y por el
otro la alianza China/Rusa y sus aliados, alianza que por cierto fue sellada en
2018 en nombre de la estabilidad euroasiática, pero que en el fondo esconde una
alianza estratégica económica, militar y tecnológica que le haga contrapeso a
la hegemonía occidental encabezada por Estados Unidos, así lo revelan distintos
informes del pentágono.
Asumido
este escenario como real, podemos afirmar que el mundo deja de ser unipolar, es
allí en donde podemos estudiar y tratar de explicar la situación de Venezuela,
desde el 2002 el chavismo decidió ubicarse en el polo China/Rusia a través de
los actores cubanos que quienes con su experiencia y relaciones con estos
países lograron en estos casi 20 años establecer alianzas solidas que le permitieran
permanecer en el poder, hoy Venezuela no es un país libre, las decisiones de
los bandos en conflictos son tomadas por estos actores internacionales que ven
únicamente en Venezuela un espacio geográfico estratégico para sus fines
hegemónicos, lamentablemente a la dirigencia venezolana el país se les escapo
de las manos y hoy los venezolanos somos victimas de esta batalla, militarmente
hablando el régimen de Maduro no tiene ningún tipo de oportunidad de triunfo,
cercado por sus fronteras entre brasileños, colombianos y holandeses, todos
aliados de Estados Unidos es imposible una victoria sin embargo experiencias
como las de Irak o Siria ponen a reflexionar a Washington y apuestan a que la
solución tenga un bajo costo político sobre todo porque están en la antesala a
las elecciones presidenciales del 2020, un conflicto en el caribe es peligroso
y no conveniente, quizás por eso sus esperanzas están depositadas en los
propios militares venezolanos.
El
escenario es complejo y el desenlace requiere tiempo y paciencia, sin embargo,
dudo que se extienda más allá de 2019, las cartas están sobre la mesa, el
diagnostico esta revelado lo que nadie sabe es como terminara, en mi caso solo
me queda seguir apostando a una solución pacífica en donde los venezolanos a través
de elecciones generales libres, abiertas, equitativas, justas y arbitradas por
el mundo a través de sus organizaciones seamos quienes decidamos el futuro del
país.
Mientras
escribía este articulo recibí la esperanzadora noticia sobre el encuentro en
Roma los días 18 y 19 de marzo entre funcionarios rusos y norteamericanos para
hablar sobre Venezuela, recordemos que el obispo de Roma es el Papa Francisco y
esta ciudad es la sede metropolitana de la iglesia católica, buena señal para
la Paz.
Jose
Lombardi
jjlombardiboscan@gmail.com
@lombardijose
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