miércoles, 17 de junio de 2020

ARIEL PEÑA, NARCOTRÁFICO,EL BURRO HABLANDO DE OREJAS

De ninguna manera se puede olvidar, que el dictador comunista cubano, Fidel Castro (1926-2016), le hizo exaltación al narcotráfico, cuando planteaba: “Que así como el opio sirvió para las guerras coloniales en Asia. Entonces nada más justo que los pueblos devolvamos esa acción con venganza histórica”, y esa venganza histórica indudablemente es el narcotráfico. Entonces, ¿Qué tienen que decir los marxistas de diferente pelambre, admiradores de Fidel Castro que por estos días censuran a la vicepresidenta Martha Lucia Ramírez, porque su hermano estuvo hace 23 años involucrado en narcotráfico?

Porque si medimos con la misma vara, así como dicen que la vicepresidenta debe renunciar, tendría que renunciar Gustavo Petro al senado y a ser candidato presidencial, porque no solo es fanático de Fidel Castro, sino que además perteneció al M-19, grupo que le sirvió de mandadero en noviembre de 1985 a los “extraditables”, que eran los narcotraficantes dirigidos por Pablo Escobar, para tomarse el Palacio de Justicia y provocar el holocausto.

El periódico El Tiempo del 16 de agosto de 2008, hace mención al relato de Virginia Vallejo, expresentadora y examante de Pablo Escobar, quien insistió en que estuvo en agosto de 1985 en la Hacienda Nápoles, el fortín de Escobar, y que allí conoció a Iván Marino Ospina (para la época el segundo jefe del M-19); según Vallejo, se habló de un pago de un millón de dólares. “Le pregunte (a Escobar) que para qué era el millón y me dijo: ellos (el M-19) me van a hacer un favor muy grande, se van a robar todos los expedientes del Palacio de Justicia; no los van a poder reconstruir nunca”.

Con base en lo anterior es paradójico que una persona que sea devota de Fidel Castro y haya sido comandante del M-19, le pida la renuncia a la vicepresidenta, como ocurre con el excandidato Gustavo Petro; a no ser que por seguir los dogmas marxistas fundamentados en una conciencia mágica, hagan que el senador sea un “ser especial” que esté por encima de los demás mortales, lo cual es propio de la mitología comunista, ya que la predestinación no solo se encuentra en la Biblia, sino que para los diferentes fabulistas marxistas, existen los “indispensables”.

Para no seguir con tanto fingimiento frente al narcotráfico, el tema debería ser un debate nacional amplio, a causa de que ese flagelo ha sido la gran tribulación de Colombia, con miles de víctimas, pero a veces algunos dirigentes políticos de lo que llaman izquierda se les olvida que es un delito mundial; que le puede producir al sector financiero internacional alrededor de 400 mil millones de dólares anuales y como en cualquier negocio hay oferta y demanda; y al pasar Colombia de 48 mil hectáreas sembradas de coca en el 2010 a cerca de 220 mil en la actualidad, queda demostrado que ese crecimiento se dio al amparo de las negociaciones de La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc; de suerte que esos excedente de coca en su mayoría se quedan en el mercado interno, aumentando exponencialmente el número de consumidores en el país.

Es ridículo ver a sectores de la mamerteria tratando a sus adversarios políticos de delincuentes, sin ninguna prueba y sin haber sido vencidos en juicio; puesto que para la estafa comunista del marxismo leninismo como se ha visto en Colombia, el narcotráfico es una parte de “la combinación de todas las formas de lucha” para la toma del poder y ahí tenemos el ejemplo de Jesús Santrich, por lo que así como le piden la renuncia a la vicepresidenta, también se les debería pedir la renuncia a los parlamentarios de la Farc; de modo que frente al fariseísmo y maniqueísmo de sectores de la denominada izquierda con respecto al narcotráfico, hay que recordarles las palabras de Jesucristo: “ Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.

La prueba reina de los vínculos de la dictadura cubana (sublimada por el doctor Petro) con el cartel de Medellín se dio el 13 de julio de 1989, cuando fusilaron al general Arnaldo Ochoa el “Héroe de Angola”, quien fue tomado de chivo expiatorio por el tirano de Fidel Castro, para ocultar los nexos de su régimen con
Pablo Escobar y evitar la furia de los EEUU, que en esa época estaban gobernados por Ronald Reagan, quien no iba a permitir semejante afrenta por parte del régimen de la isla, lo que demuestra la cercanía histórica de los gobiernos comunistas con el narcotráfico. Amén de la narcoguerrilla que en Colombia ha participado del negocio desde el inicio de los años 80 del siglo pasado.

Tampoco se debe olvidar la protección que el gobierno marxista de Daniel Ortega en Nicaragua le dio a Pablo Escobar para facilitarle el narcotráfico en 1984, pues según Tomás Borge Ministro del Interior en esas calendas, Nicaragua debía ser “ un lugar intermedio para trafico de drogas”, por eso el capo utilizaba con toda tranquilidad el aeropuerto de Managua, para enviar sus cargamentos, dado que para los comunistas estén gobernando o en la oposición no hay escrúpulos para lograr sus aviesos fines.

El narcotráfico ha permeado a diferentes sectores de la vida nacional durante 50 años, y esa tragedia ha financiado por décadas a las guerrillas comunista, además de fortalecer al paramilitarismo; pero es un despropósito que marxistas abiertos
o mimetizados vayan a tirárselas de puritanos, porque han habido personas de la política tradicional comprometidas con ese flagelo, lo cual demuestra la hipocresía, ya que la secta comunista es inmoral y para sus seguidores el fin justifica los medios. por eso cuando los marxistas y/o sus idiotas útiles, quieren aparecer de inquisidores porque un familiar de una persona del alto gobierno estuvo en el narcotráfico hace 23 años, deberían mirar primero sus vínculos que a través de los años han tenido con personajes propiciadores del narcotráfico, pues hacer esos señalamientos es similar al burro hablando de orejas.

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia

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