miércoles, 17 de junio de 2020

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, PERSIGUIÉNDONOS LA COLA

Venezuela acelera su senda destructiva, nada parece detener su destino manifiesto. El chavismo ha sido sumamente exitoso al elementarizar la política, trasladando al escenario electoral la falsa definición de los conflictos, pues aun perdiendo por voto popular los espacios de poder no los pierde, termina reconquistándolos a través de la violencia institucionalizada: desvía recursos, competencias, impone protectores o desacatos inconstitucionales, persigue, inhabilita o apresa a quienes osan ganarle electoralmente… luego de cada elección las crisis empeoran.  

A los ojos y oídos de crédulos, “lo electoral” sería la salida sensata y civilizada, pero desde hace más de dos décadas Venezuela dejó de ser sensata y civilizada, se ha convertido en un territorio de política cavernicolizada, la fuerza se impone a los inermes. La ruptura del hilo constitucional, el abandono de la democracia, la imposición de una pretendida constituyente a sangre, sudor y ríos de lágrimas, junto con las consecuentes abstenciones desde 2017, sirvieron al mundo para comprender que lo electoral es inútil cuando uno de los dos bandos solo verbaliza la democracia para logras sus fines más oscuros, el desconocimiento de Maduro como presidente es la mejor demostración internacional: En Venezuela no hay institucionalidad, no hay actos desprendido de los poderes públicos secuestrados que tengan vigor legal ni legítimo.  

Por lado de los políticos, los que están en el ruedo, son de larga trayectoria, no podemos suponer inocencia o buenas intenciones. Cuando se han obtenido resultados cada vez más macabros luego de cada ruta electoral “en condiciones mínimas”, seguir insistiendo solo responde a un interés oculto, perverso al interés nacional, pactado.  

Lo electoral ya cumplió su meta, desde 2007, fecha en que Chávez perdió la reforma constitucional, al régimen comenzó estorbarle el voto popular, incluso desde mucho antes, desde 2001 cuando apenas apoyado popularmente Chávez se negó enfrentar un referéndum consultivo, solo cuando pudo asegurar a Jorge Rodríguez en la presidencia del CNE en 2004 accedió medirse, muchas muertes y pérdidas económicas a la republica después. Del mismo modo, la abstención también demostró lo que tenía que demostrar, le dio rostro al excelso rechazo popular contra las instituciones públicas psuvizadas… A esta altura, votar o abstenerse da igual.  

Lo dicho, la historia reciente criolla tiene como transversalidad el deterioro de la nación (cada vez más a prisa) tras cada evento electoral. Incluso, en 2015 cuando la oposición ganó por paliza la Asamblea Nacional tras su oferta de leyes dirigidas a los problemas focales del país, tampoco generó cambios. 

Efectivamente, dicho parlamento cumplió, sancionó todas y cada una de las leyes prometidas, pero la desinstitucionalización roja rojita una a una las fue anulando, hasta llegar al inconstitucional desacato, de nada valió el parlamento sea el poder más importante en una democracia y que ese en particular (el vigente) sea el poder público más votado en toda nuestra historia como nación… sencillamente, el chavismo no tiene escrúpulos a la hora de retener el poder.  

La guinda de la torta, el nuevo CNE la encabeza la exmagistrada que restó los 3 diputados a la Mud en diciembre 2015 para que la oposición no contara con la mayoría absoluta, así evitar, entre otras competencias, convocara una verdadera constituyente, además de ser quien anuló el revocatorio contra Maduro en 2016 ¿Imparcial?  

Hoy, ni la oposición, ni el régimen pueden por sí solos, cada bando depende de sus alianzas internacionales. Mientras tanto, los venezolanos continuamos viendo cartas repetidas, acusaciones, amenazas, anuncios de cambios rimbombantes que terminan carcomidos por la intransigente realidad, seguimos abarrotados por más de una veintena de elecciones que no hacen más que empeorarnos conforme pasan... Los cambios que requiere la patria vienen por diversas vías, menos la electoral, así ha quedado firmemente demostrado. 

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango

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