sábado, 4 de julio de 2020

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN VIII

En el capítulo anterior, comentamos la campaña electoral de 1993, en la que compitieron Oswaldo Álvarez Paz (Copei); Claudio Fermín (AD); Andrés Velásquez (Caura R), Y Rafael Caldera (Convergencia; MAS; PCV; MIN, entre otras fuerzas), alianza conocida popularmente como El Chiripero.
Recordamos también, como la descomposición social, y política, se expresaba en la forma ampliamente ventajosa con la que se trató en la brevísima cárcel, al criminal cobarde que fue Hugo Chávez, reconvertido de militar fracasado y mediocre, en una suerte de ¨estrella del Rock¨, gracias al celestinaje de la clase política; los medios, y los notables, amén de la izquierda desleal e irredenta

Permítanme hacer un alto en la narración de los hechos de esa campaña, pues mientras escribimos estas líneas están sucediendo asuntos de mucha importancia para el país, que debemos comentar: el gobierno de Maduro acaba de recibir cinco (5) duros golpes contra su manera aviesa y cruel de dirigir –más bien destruir- a Venezuela.

En primer lugar, tuvieron la osadía de ordenar la expulsión de la embajadora de la Unión Europea, generando un conflicto internacional de marca mayor, para luego retractarse 48 horas después sin argumentación creíble; el poder judicial de EEUU ordenó la incautación de las embarcaciones que transportan gasolina hacia Venezuela por considerarlas como fuente de financiamiento del terrorismo; negaron por segunda vez el Hábeas Corpus solicitado por los abogados de Alex Saab, allanando el camino para su extradición a EEUU; el poder judicial del Reino Unido ordena poner en custodia del reconocido Juan Guaidó, las reservas de Oro venezolano depositado en Londres, y la Alta Comisionada de los DDHH de la ONU, Michele Bachelet, presenta un informe demoledor por violación sistemática de los derechos fundamentales.

Como se ve, duros golpes contra la administración de Maduro, de lo cual, podría esperarse una respuesta racional y esperanzadora de la oposición, para reanimar sus fuerzas y ponerlas a la ofensiva frente a un régimen que está muy comprometido, pero no. La respuesta de Guaidó ha sido la de rechazar la convocatoria previa a elecciones parlamentarias de manera terminante, es decir, sin dejar espacio para la maniobra. Como los Borbones de antes, ni olvidan, ni aprenden.

No recuerda que ellos mismos son producto de una elección en condiciones desventajosas, con un CNE impuesto ilegalmente por el TSJ chimbo, pero que es lo que existe y gobierna. Ha llamado a la abstención, cometiendo el mismo error de 2005. De esa torpeza –si no corrige a tiempo- nos quedaremos sin representación parlamentaria.

Si hubiera un poquito de inteligencia, y sentido estratégico, ha debido convocar a una gran alianza por la unidad total de la oposición, buscar una tarjeta alternativa que nos agrupe a todos, y convertir esa elección desventajosa y abusiva convocada por Maduro, en un plebiscito para volverlo a derrotar. Decisión equivocada, y aprobada por un entorno minoritario;  mezquino; extraviado; prepotente, sin pensar en la situación calamitosa por la que atraviesa el pueblo venezolano. La tesis de la ¨prórroga del mandato de la AN¨ es la cosa más ridícula de que se pueda echar mano, sin pisar tierra. Pena ajena.

Bueno, pero volvamos a lo nuestro. De la contienda electoral de 1993, resultó ganador el sempiterno aspirante, Rafael Caldera, quien venía siendo candidato –casi ininterrumpidamente- desde 1941, salvo por impedimentos constitucionales, luego de su primer gobierno, así como por la derrota sufrida y nunca asimilada, digerida, y mucho menos aceptada del Poliedro de Caracas en 1987.

Caldera, un importante líder de la construcción de la era democrática, con virtudes, y defectos; con grandezas y miserias, y como veremos, capaz de llevarse por delante parte de su obra para satisfacer su ambición. Continuará.

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra  

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