martes, 4 de agosto de 2020

CARLOS E. AGUILERA A., EL SOCIALISMO MAL LLAMADO BOLIVARIANO

“El origen de la palabra lumpen dentro de las Ciencias Sociales lo podemos encontrar en los textos de Carlos Marx, quien utilizó este concepto para referirse al sector descartado de los soldados y ex convictos, vagabundos, andrajosos, harapientos, canallas, y deshonestos escapados de las peores condiciones de vida, granujas y criminales pertenecientes a la masa desintegrada de la población más excluida”  / Wikipedia / 

Vivimos tiempos difíciles, tormentosos y desesperanzadores por la brutal represión que el régimen viene aplicando a los estudiantes, parlamentarios, y todo aquel que se enfrenta al socialismo marxista y mal llamado bolivariano de Nicolás Maduro..El territorio nacional, vive una inusitada violencia que incluso ha llamado la atención internacional, preocupada  por el devenir de los acontecimientos en nuestro país. En la Corte Interamericana de Justicia con sede en Ginebra,  ONU, Comunidad Europea y otros organismos reposan abundantes denuncias sobre estos hechos criminales, que dejan mal parado al régimen, pese a que el inquilino ilícito de Miraflores se autoproclama como un auténtico y ejemplarizante demócrata. 

Pero veamos porque  razón los hechos que ocurren en Venezuela, desdicen la pretensión de Maduro de atornillarse en el poder. La violencia como tal, proviene de su exacerbado e incendiario discurso de todos los días en cadena nacional en el que ofende, humilla y descalifica a quienes lo adversan políticamente por el simple hecho de no comulgar con su ideología socialista, marxista, mal llamada bolivariana. El régimen ha convertido la violencia en un culto a través del discurso, en medios de comunicación del Estado y ha sido incapaz de combatir la pobreza y la desigualdad social que en buena medida, son el caldo de cultivo en el que muchos se ahogan y pierden el norte. 

El país nacional conoce la vileza con la que ha actuado el régimen para ahogar las quejas y protestas de la mayoría de los venezolanos, víctimas de la inseguridad, desempleo, alto costo de la vida, desabastecimiento, torturas y un sin fin de males que se han convertido en una verdadera pesadilla. Es doloroso conocer las torturas de las que son víctimas civiles y militares que los mantienen presos en los recintos carcelarios en los que además los privan de los derechos humanos más elementales, por lo que sus familiares exhiben largas historias de dolor por la barbarie con la que son tratados sus hijos, esposos o hermanos. 

En el preámbulo del presente artículo, referíamos  que Marx utilizó el concepto de lumpen para designar a un sector de la población a la que se le había negado una forma legítima de ganarse la vida y que por tanto sucumben al crimen y las condiciones que en estas prevalecen. Por tanto, el llamado lumpen del proletariado, está compuesto por aquellas personas que han hecho de la ilegitimidad su forma de vida, y que hoy en día, la mal llamada revolución socialista bolivariana del Siglo XXI, ha tomado como bandera y pretexto para su transformación, y la violencia la han convertido en su forma de vida, de allí que  cotidianamente observemos su comportamiento en todos los actos públicos que realiza el régimen. 

Desconocen quienes detentan el poder con Maduro a la cabeza, que quienes examinan la vida y obra de Kart Marx  observan una premisa inquietante por cuanto es una figura de “la época histórica pretérita, cada vez más alejada de la nuestra”, como lo refiere el historiador Jonathan Sperber , autor del libro: “Kart Marx, una vida decimonónica”, de interesante lectura en esta época de aparentes brotes revolucionarios en América Latina. 

La propensión a santificar a ciertos actores decisivos de la historia no conduce sino a torcer sus planteamientos, de tal manera que al evaluar las contribuciones de Marx en los campos de la economía, filosofía y activismo político, se debe partir del hecho de que el capitalismo del que él hablaba no es el que existe ahora; que la burguesía que Marx examinó críticamente poco tiene que ver con la clase de capitalistas globales de hoy; que la revolución industrial que fue su premisa, casi en nada se parece al desarrollo tecnológico e informático del presente. En pocas palabras, que Marx pensó su acción transformadora para un tiempo y habitat completamente distinto al nuestro. Nos preguntamos: ¿Seguiría creyendo Marx que la burguesía de hoy es revolucionaria según el curso positivista y evolucionista que propuso para comprender la sociedad? 

Marx no es ni el perverso culpable de los males del mundo ni el profeta iluminado que halló, en el siglo XIX, las soluciones para resolver las injusticias del siglo XXI. De hecho, muy poco supo decir sobre cómo iba a ser esa sociedad ideal que imaginó junto con Engels y que iba a ser una especie de pequeño paraíso para la clase trabajadora. Los regímenes comunistas que se construyeron con espeluznantes métodos de represión y terror tergiversaron las ideas de Marx. Es necesario releer, y a estudiar con cuidado, la originalidad del pensamiento de un revolucionario intransigente, que no siempre pudo sortear sus propias contradicciones públicas y privadas. 

En síntesis, podríamos resumir que el vocablo lumpen se refiere a la marginalidad sin conciencia social y escasa conciencia moral, como la que exhiben Maduro y sus acólitos a cada instante y en todo acto que llevan a cabo para preponderar una eficiencia de la que carecen.  

Carlos E. Aguilera A. 
careduagui@gmail.com 
@_toquedediana 
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122) 

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