El primer error de Maduro es convertir
una elección parlamentaria en un plebiscito presidencial con sus amenazas de no
entregar el poder (¿?) y salir a la calle si pierden los comicios, como todo
indica. Puras bravuconadas... Uno se pregunta ¿con cuál gente saldría a la
calle? Interrogante que nos remite –por
ejemplo- a su patética visita a Anzoátegui para inaugurar obras inconclusas:
muy pobre la asistencia pese a la “convocatoria” oficialista, presiones y
prebendas.
La verdad es que la decepción cunde ante el colosal fracaso y la
obscena corrupción. No hay revolución que defender, la boliburguesía del PSUV
insulta a los pobres con su nivel de vida ostentoso y el cuento de que
"Chávez vive" para seguir desangrando a la Nación.
Pretender desconocer los resultados contando
con grupos radicales o con una cúpula militar corrupta es iluso, esa ínfima
minoría es incapaz de torcer la voluntad del país y además, en el mundo
castrense subyace una fuerza institucional tan mayoritaria como el sentimiento
de cambio que recorre las calles. Por si fuera poco, la presión internacional a
favor de la democracia se incrementa aceleradamente y habida cuenta de la
extrema debilidad del régimen, un zarpazo sería una aventura descabellada y
seguramente insostenible.
Para una intentona, Maduro deberá
valorar que en el “chavismo” hoy conviven tres grandes grupos, al menos.
En
primer lugar, están los corruptos y estafadores que aprovecharon la revolución
para amasar fabulosas fortunas e involucrarse en negocios tan oscuros como el
narcotráfico. A esta cúpula si le interesa un golpe, sueñan con un escenario de
violencia que deje en cenizas al país e intactas sus fortunas, no les interesa
el futuro político sino como evadir una investigación. Pero ninguno de ellos
piensa en tomar un fusil para defender a Nicolás, son los primeros en abandonar
el barco cuando hace aguas.
En cambio,
quienes –luego de la derrota- se quedan en Venezuela, se plantean dos
alternativas:
1) Se suman a la nueva mayoría. Los mismos que acompañaron el
sentimiento mayoritario que alguna vez encarnó Hugo Chávez, observan que ahora
la mayoría y el cambio están en la otra acera, se sienten embaucados por esta
“revolución” y con derecho a ser protagonistas en esta nueva etapa. Los tiempos
de cambio se sustentan en una esperanza renovada y arrasan con viejas solidaridades,
plantean una nueva relación y otro balance de poder en la sociedad. También hay
dirigentes de base y cuadros medios que perdieron la confianza en los
administradores del legado, apuestan a un cambio y entienden la conveniencia
para el país de una renovación del liderazgo. ¿A esos compatriotas Nicolás
Maduro les va a decir que salgan a la calle contra su propio pueblo?
2) Pasan a ser la oposición de esa nueva
mayoría. Dirigentes nacionales y grupos de la periferia están pensando en cómo
capitalizar el post-chavismo.
Aun perdiendo las elecciones, esa fuerza política
podría tener un rol importante en el futuro.
Si es reconocida como oposición, "queda viva" y entra en el
juego de la alternabilidad, sobre todo si la Unidad Democrática pierde cohesión
luego de derrotar al oficialismo.
Desde esta perspectiva, un golpe o un
autogolpe líquida el futuro político de esa fuerza. ¿A cuál de esos tres grupos pertenece Nicolás
Maduro? Lo veremos el 6D… Lo seguro es
que el cambio nada lo detiene y superaremos esta hora oscura. ¡El pueblo saldrá
a la calle pero a celebrar!
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
Caracas - Venezuela
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