De héroes y de hazañas, de escaramuzas,
tal vez, más no guerras, los venezolanos estamos ahítos, y la indigestión es
tal, que la sola exaltación de ciertas palabras, peor aún, de frases que como
saludo glorioso algunos pronuncian, causan sensación nauseosa que se confunde
con el ardor que precede a lo indeseado.
Creyendo que a salvo estábamos de las
bravatas del “supremo” y sus acólitos, celebrábamos en silencio respetuoso el
primer triunfo de estos últimos años; pero tal vez, queriendo disipar la
alegría por el advenimiento de la paz, el final del desasosiego y la
incertidumbre, súbitamente de aquellos brota el mensaje que perturba:….”deben
prepararse para una guerra no convencional”…entre otras frases sonoramente
pronunciadas en salutación del Presidente, en el patio de un cuartel
(12/12/15). Casi al unísono un alto dirigente del partido del gobierno, espetó
otra no menos alentadora:…”la guerra será larga”….
Con estas tristes clarinadas ¿qué nos
espera a los venezolanos? Cuando la guerra se busca, fácil es encontrar causas
para enfrentar supuestos enemigos; y más fácil aun es inventarlos, olvidando
tal vez que no son estos tiempos, aquellos, de los molinos de viento. Tal
parece que engreídos con sus “nuevos juguetes de guerra”, falsos “caballeros”
han enloquecido a causa de la lectura de los nuevos “libros de caballerías”;
persistiendo en alejarnos de una paz duradera, la que el país necesita para el
trabajo, para el estudio, para los actos creativos; la paz que nos ayude a
encontrarnos a todos los pueblos del mundo; para que nunca seamos parte del
macabro festín de las guerras. Por eso en vela estamos de la respuesta
inteligente; no la esperada tal vez por el desafiante, sino la de quienes sin
cavar trincheras, quiebren lanzas, fortaleciendo la paz, menguada por quienes
no creen en el valor ni en la bondad de la palabra.
Hay voces que se confunden con nuestra
realidad, la de la calle poblada por seres que buscan y esperan, no una falsa
redención, sino el reconocimiento y respeto a su dignidad, tantas veces objeto
de engañosas ofertas. No es otra cosa que honrar la deuda de quienes la espera
de muchos años se ha alargado; sin desestimar las amenazas presentes: las de
siempre. Cautelosos debemos estar, para que nuestra vigilia, no se pierda en la
palabra vacía. Sin olvidar que quienes alimentan ideologías o credos extremos,
confunden la victoria con la revancha. Sin embargo, somos muchos más los que
queremos el reencuentro, que aquellos que apuestan a la venganza.
Tomo la palabra de
Manuel Caballero: “Salir de la pesadilla no es cambiar de monstruo en medio del
sueño, sino despertar…”.
Paz, amor y bienestar
en el nuevo año 2016.
Jesús Alfonso Osuna
Ceballos
jesusosuna.oc@gmail.com
@oc_osuna
Merida - Venezuela
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