Juan Manuel Santos ocupa todas sus horas como presidente de la República
solo a complacer a los líderes de las Farc, ha caído en sus brazos, los
acuerdos con ellos son la excusa recurrente frente a millones de Colombianos
que reclaman desesperadamente por no tener una vida cómoda y segura, no les
llega el agua, no tienen trabajo, la electricidad no les funciona, la atención
en materia de salud es ineficiente, los funcionarios del gobierno son antipáticos e incompetentes, no tapan los
huecos de las carreteras ni en los barrios y calles de todas las ciudades, la
justicia solo es eficiente persiguiendo a sus adversarios políticos, y cuando
un gobierno se dedica a indultar terroristas, narcotraficantes y delincuentes,
se convierte en lo más dañino para una Nación de hombres libres.
79 % de los Colombianos desaprueban el gobierno de Santos, solo lo
aprueban el 21% según la encuestadora: Yanhaas Poll, quienes realizaron un
sondeo de opinión a los Colombianos independientemente de su posición
política, por las respuestas obtenidas
se puede apreciar el rechazo colectivo a una gestión carente de ética y moral,
plagada de corrupción y sin ninguna intención por mejorar los altos niveles de
inseguridad y desempleo, al presidente solo le asiste el empeño en firmar un
falso acuerdo de paz, aun cuando los narco-terroristas luego de firmarlo
continuaran su oficio, porque como decimos en la frontera “El perro que ya es
huevero ni que le quemen la jeta”
El camino iniciado por el Dr. Álvaro Uribe de seguridad y respeto a las
instituciones se está perdiendo, la delincuencia armada embiste contra el
pueblo desasistido, mientras Santos persiste con unos valores impregnados de
cinismo y arrogancia, pretende que los Colombianos estén conformes con los
beneficios que le brinda a los terroristas, y en su afán de manejar la
información manipula a los medios a su antojo, los salarios se esfuman
rápidamente evaporados por la inflación, pero él “se hace de la vista gorda”
ante la ruina visible que está afectando a la mayoría de los Colombianos, a
quienes pretende coger desprevenidos, con un plebiscito que oculta la
malignidad de su intención para confundirlos, porque los considera inferiores,
eunucos mentales que caerán en sus argucias, pero está equivocado.
Santos acelera el paso para lograr su arreglo con los irregulares,
mientras su popularidad se ubica entre las más bajas incluso comparándolo con
dirigentes de su propio entorno, y en la medida en que la situación económica
del país siga afectando severamente el bolsillo de los Colombianos, el
deterioro en la valoración del presidente continuará, porque Colombia necesita
un gobernante que sea sincero y honrado en lo más íntimo de su alma, que no
tema darle a delincuentes y terroristas el nombre que les corresponde y el
castigo que se merecen, y que se ponga del lado de su pueblo aunque se
desplomen los cielos, para que no sientan más los Colombianos la desdicha que
padecen de estar siendo gobernados por un mentiroso.
El presidente dirige un plan orquestado junto a las Farc para que estos
asalten el poder, están enmascarados con propuestas de arrepentimiento,
moralidad y honestidad como sucedió en Venezuela, invocan el nombre de Dios en
vano, se disfrazan de gente decente, esconden su armamento, conservan sus
botines y bienes mal habidos y buscan ponerle la mano al patrimonio Nacional,
poseen una gran habilidad para los negocios sucios y les permiten dar la vuelta
a todo lo correcto y derecho, para que sigan haciendo las cosas incorrectas y
torcidas, comparto lo expresado por el Senador: José Obdulio Gaviria “El
presidente Santos es un barco a la deriva” se hunde en su empeño por sujetarse
del peor enemigo de los Colombianos que es el terrorismo, marcha al garete, su
coraza esta perforada y no se conduce a buen puerto.
Nestor Solano
solano.nestorep@gmail.com
@SolanoNestorep
Tachira - Venezuela
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