jueves, 4 de febrero de 2016

ADRIANA AGUILERA ROJAS, CONUCO DE MADURO ES INSULTO A LA INTELIGENCIA


El tan cacareado concepto de conuco urbano propuesto primero por Emma Ortega, quien duró en el cargo de ministra de Agricultura Urbana solo 15 días y ratificado por Nicolás Maduro para supuestamente resolver el problema de producción y abastecimiento de alimentos en el país, es un atropello a la inteligencia y capacidad de razonamiento del venezolano. Hay que estar fuera de la realidad del siglo XXI para pretender creer que en estos tiempos de tecnología cuando los venezolanos  tienen la oportunidad de investigar y comunicarse a través de la tecnología con el resto del mundo, va a creer en esas tonterías.

Eso es tan primitivo y muy parecido a lo que ocurrió durante los tiempos de la colonia cuando nuestros antepasados andaban en guayucos y los invasores de esa época ofrecían cambiar espejitos por piedras preciosas. No mi estimado amigo, estamos en pleno siglo XXI cuando los Estados Unidos ya llegaron a la Luna, la exploraron y ahora están organizando un viaje turístico al planeta Marte integrado por 400 personas, aproximadamente dos por cada país, con la intención de conquistarlo y poblarlo, este señor Maduro nos viene con la muela de sembrar y cosechar en los balcones de los apartamentos de la metrópolis caraqueña.

Esta gente después de haber gastado en viajes familiares y parrandas, robado a través de empresas de maletín por enchufados camisas rojas, regalos en obras a presidentes de otros países, mas de un millón de millardos de dólares provenientes de la venta de nuestro petróleo y por carambola haber provocado la escasez mas grande de alimentos que haya vivido nuestro país, ahora el presidente Nicolás Maduro nos ofrece como una gran solución el concepto del conuco urbano para salir de la crisis humanitaria donde su propio gobierno nos hundió. Esto, además de ser una ofensa a la inteligencia, es como regresar a dos siglos atrás.

En esa verborrea en el discurso de Nicolás con el concepto del conuco por ser originario de nuestro país, queremos ver a la primera combatiente Cilia Flores, las infantas hijas del comandante galáctico, las amantes, como las de Naiguatá, las esposas de los ministros y de los generales enchufados, las esposas de los diputados rojitos en la Asamblea Nacional y las ministras que forman parte del gabinete de Maduro, especialmente la de agricultura urbana, sembrando y cosechando tomates en esos conucos de los cuales habla como una gran cosa Nicolás.

La verdad verdadera es que estos individuos además de corruptos son ineficientes y destructores de todo aquello que huela a prosperidad. Para 1998 había en el país aproximadamente 12 mil  empresas de todo tipo y de todos los tamaños que producían para abastecer al mercado interno y para exportar, pero como el galáctico primero y Maduro después acabaron con ese aparato productivo que estaba considerado como el  mejor equipado de Latinoamérica. Ellos soñaron y creyeron que el petróleo sería eterno y que siempre se cotizaría a más de 150 dólares el barril, destruyendo ese aparato productivo. Ahora vienen con el cuento que el modelo petrolero rentista se agotó  
 
 Gracias a ese aparato productor que forjado durante décadas por varias generaciones de emprendedores, los venezolanos íbamos a cualquier hora a los supermercados y abastos expendedores de alimentos, a las tiendas de ropas y de calzados, distribuidores de repuestos de vehículos y maquinarias agrícolas, negocios chinos expendedores de papel sanitario,  donde comprábamos todo sin necesidad de hacer largas colas desde muy temprano de la mañana, ni éramos obligados a colocar el dedo pulgar como sospechosos  traficantes de mercancía ni tampoco nos limitaban a comprar una cantidad determinada por culpa del racionamiento y escasez como ocurre ahora.

En esa época nuestro bolívar tenía poder adquisitivo y lo aceptaban en varios países de la región, no teníamos limitación para viajar al exterior cuando quisiéramos, comparábamos en los bancos o casas de cambio los dólares que necesitábamos   sin  tener que llenar carpetas y presentarlas a ningún funcionario mal encarado del gobierno ni tampoco teníamos que rendir cuentas detalladamente como habíamos gastado nuestros dólares que habíamos pagado con nuestros bolívares. En pocas palabras, teníamos un país maravilloso. 

Adriana Aguilera Rojas,
Concejal Metropolitano de Caracas

@aaguilerarojas

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