El aumento del precio de la gasolina para el
mercado interno, en estos momentos en los cuales “los sin carro”: millones de
venezolanos que no poseen vehículo, están gastando suelas y zapatos para
trasladarse, o un alto porcentaje de sus insuficientes ingresos para pagar
hasta cuatro buses –parados o colgados de las puertas-, es similar, al de
pedirle a un enfermo que done parte de su sangre para alargar la vida de
quienes, por años, estuvieron, como murciélagos, chupándole la sangre al
pueblo. Por cada bolívar que se incremente el precio por litro vendido, el
efecto, casi inmediato, es el incremento de los pasajes y del costo del
transporte en general.
El pueblo ya abrió los ojos (6D) y ya no se deja
meter cuentos y falsas promesas. El pueblo, ya sabe cuántos litros hay en un
barril de petróleo (158,984 lts.) y sabe a cómo se vende, en dólares, en el
mercado internacional ($ 30,00 aprox), y también sabe que en bolívares, PDVSA
recibe del Banco Central, Bs. 6,50 por cada dólar. 30 x 6,50 = Bs. 195,00;
pero, también sabe que el precio internacional de un barril de gasolina es, en
promedio, mucho más alto que un barril de petróleo
También sabe, más por comenzar a salir del engaño
que por viejo, que el gobierno nacional,
no solo vende el petróleo a Cuba y a otros países caribeños y centroamericanos,
a precio con un alto descuento, sino que les otorga ventajosos acuerdos de
pagos; por supuesto, muy desventajosos para Venezuela.
El pueblo, que ya se sabe de memoria, las Tablas de
Sumar, Restar, Multiplicar y Dividir, ya ha calculado cuánto se ahorraría
Venezuela si suspendiera su MISIÓN de CASA MATRIZ DE LA BENEFICENCIA PÚBLICA
INTERNACIONAL.
Al mismo tiempo, el pueblo piensa que si bien, el
precio de los derivados de hidrocarburos en el mercado interno son más bajo que
su costo de producción, ese diferencial debería ser el subsidio para el
traslado de los millones de venezolanos que diariamente y de manera obligatoria,
deben hacer uso de nuestro ineficiente sistema de transporte y, también, como
subsidio al costo de transporte las mercancías. No le echen la culpa al pueblo
con el tarareo de la “leyenda urbana” de que el venezolano es un derrochador en
el consumo de energía. La ineficacia en la implantación de sistemas de
transporte colectivo y la obligada mejora en la infraestructura vial, obligan a
gastar buena parte del mísero salario en el uso y mantenimiento de viejos
vehículos, retrocediendo a la época del consumismo: con su mismo carro, su
mismo zapato, su mismo pantalón… y lo peor: con su mismo gobierno.
Otro gallo cantara si se hubieran terminado los
kilómetros que le faltan a los Metros de Valencia, Caracas, Maracaibo y otras
ciudades. Si en vez de haber derrochado, por años, miles de millones de
bolívares en la construcción de una red ferrocarrilera que, si la llegan a
terminar, al final solo servirá para buscar alimentos y mercancías a Puerto
Cabello – economía de puerto- y regresar con miles de huacales vacios, porque
no hay que exportar.
No es el momento para tomar medidas que pudieran
provocar el fuego a un barril de gasolina.
Daniel Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo –
Venezuela
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