Maduro propuso un decreto de emergencia económica cuando
en realidad se trataba de más poderes para él. Control sobre el dinero de los
particulares, sobre sus bienes y sobre el producto de su trabajo.
No aludía al desabastecimiento de alimentos. Tampoco a la
escasez de medicinas. No indicaba qué hacer para superar la inexistencia de
repuestos para automóviles y de insumos para la producción agropecuaria.
Por eso 109 diputados rechazaron un decreto que usaba la
palabra emergencia como señuelo para identificarse con la angustia de los
venezolanos pero que ninguna solución aportaba.
Sin embargo, el debate económico se ha puesto de lado
para dar paso al debate político.
La ley de propiedad para proteger a los adjudicatarios de
la Misión Vivienda amenazados de desalojos si reclaman desperfectos de sus
inmuebles o si manifiestan simpatías políticas distintas del gobierno.
Interpelaciones a altos funcionarios públicos. Recepción de denuncias sobre la
dudosa nacionalidad de Maduro.
Todos asuntos de gran importancia pero no por ellos deben
postergarse decisiones para enfrentar el derrumbe de la economía que nos tiene
sin comida, medicinas ni insumos para la producción agropecuaria y para el
cabal funcionamiento de las flotas de transporte terrestre y aéreo del país.
Urge que la Asamblea Nacional redefina el Presupuesto del
año 2016 que no ofrece respaldo para respuestas a los gravísimos apremios que
hoy vivimos y que, además, fue elaborado en base a un ingreso de 40
dólares por barril de petróleo, lo que ya no es verdad.
Ese trabajo de reingeniería financiera debe prever
recursos para recuperar de inmediato las líneas de crédito internacionales que
perdieron los proveedores de insumos que no se producen en el país.
La Asamblea debe aprobar incentivos, exonerando del pago
de impuestos, al menos por un año, a esos importadores, al igual que aprobar un
agresivo programa de refinanciamiento para productores expropiados y que con la
sola devolución de sus tierras en nada podrían contribuir de inmediato a la
producción de alimentos.
Hay que sacar al país del hoyo con decisiones concretas y
medidas heroicas.
Y hablar con la verdad. Ofrecer programas sociales con
una economía derrumbada es un engaño. No hay programas sociales sustentables en
medio de una economía enferma.
Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
@claudiocontigo
Caracas, Venezuela
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