miércoles, 10 de febrero de 2016

LUÍS ALFREDO RAPOZO, CARNAVALES EN TIEMPOS DE CRISIS

Estos días de carnavales de 2016 lo pasé en Caracas. No viajé a Anzoátegui como suelo hacer cuando tengo tiempo disponible, cuestión de cuidar mis cauchos y bajar los gastos que me mantuvieron acosado en estos días, gracias a la inflación y las consecuencias de una búsqueda y compra de unos repuestos automotrices, que estaban tan caros, que me duele sacarle kilometraje a mi carrito..

Entonces, como les seguía contando, no fui a la playa; no pude meterme en mi hamaca, llevar sol a la orilla del mar, respirar salitre y comer mis arepas con lebranche; tampoco disfruté de la tranquilidad costera durante la lectura de un libro entretenido; una novela, un cuento o hablar hasta por los codos con los amigos uchireños, que me visitan, con el pretexto de tomarse una bebida espumante a mis costas; aunque realmente, me visitan para   compartir  la posibilidad de hablar mucho sobre nuestras necesidades y sufrimientos como si yo fuera un psicólogo, pero disfrutan mis planteamientos sociológicos, preñados de un análisis con idea de totalidad sobre la realidad nacional y la terrible,  espantosa crisis de película, que estamos viviendo, independientemente dónde nos encontremos.

Sin embargo, no me quejo porque estuve en una ciudad tranquila en cierto modo, bajo un sol que quemaba la vegetación en el cerro El Ävila y dejaba El parque del Este con una escasa grama, como si fuera un desierto, con el atenuante de un racionamiento de agua y electricidad.

También durante estos carnavales, me encerré en mi casa por horas para ver todas las películas nominadas a los próximos premios Oscar de la Academia de cine, como algo sagrado, porque me tomo muy en serio tratar de ver todas las películas disponibles y me las gozo intensamente y entonces viví la lista negra que se caló Dalton Trumbo; el descubrimiento de “la chica danesa” la pelea con un oso que tuvo “El renacido”,Los amores de una chica en “Broclyn”,  así como  “El Puente de Espía”, un niño que vivió  años encerrado en “La habitación”, “La misión Rescate” en Marte, “Primera Plana” y otras películas, que me dejaron los ojos inyectados de emociones y mucho entretenimiento sentado en mi sofá. Yo diría que estuve haciendo terapia mental, para darle paz a mi espíritu y escapar un rato de la angustia para adquirir alimentos; de las colas para todo, de la mala situación de los hospitales; de la delincuencia que nos tiene contra la pared y de un gobierno que no resuelve.

Como siempre sucede, Caracas estuvo con  mucho negocio cerrado, pero con algunas fuentes de soda disponibles para conversar con los amigos de la situación intensa que estamos viviendo y que descubre una terrible crisis en todos los órdenes como un edificio que se desmorona.: Así recibí el miércoles de ceniza, descubriendo una crisis de inventarios, con cero importaciones en muchos rublos y temiendo una hambruna como nunca hemos  tenido. Espero, que de aquí a semana santa se despeje un poco nuestro futuro inmediato y nos pongamos de acuerdo de cómo vamos salir a flote.

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo

Anzoategui - Venezuela

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