PEREGRINOS DE LA LENGUA
“Cuando desde un flanco político se insulta a otro en tono muy ofensivo,
quien tiene las de perder es el agresor”
El uso cuidadoso de las palabras es muy importante. Michel de Montaigne
dejó claro que nadie está libre de decir estupideces, y lo malo es decirlas con
énfasis. En estos días algunos auto
consagrados gurús de lo políticamente correcto, han calificado de “imbecilidad”
la asistencia de Lilian Tintori a la Casa Blanca, estrechando manos con Donald
Trump. Los zeus del olimpo político
criollo, han sentenciado con su tridente (twitter), que “la sentencia del TSJ
contra de Leopoldo López fue consecuencia de esa foto. Nada más incierto. Ni la
más hiriente intelectualidad chavista habría apelado semejante idiotez.
En el pensamiento más profundo no puede faltar el necio perfecto (Les
Fleurs du mal, Charles Baudelaire). Hay muchos ejemplos de discurso baladí,
cliché, soso, intrascendente…“Ojo: yo por las buenas soy muy bueno, pero por
las malas, peor…” Un decir desabrido,
tautológico, falaz, que pretendiendo intimidar termina confesando vaguedad e
insustancialidad.
No por casualidad algunos afirman que los imbéciles “no
cambian de opinión”. Incapacidad de discernir propia de las “personas tontas,
que carecen de criterio e inteligencia” (DRAE). Quien le dice a otro imbécil,
ofende sin elegancia, sin creatividad y con una rudeza que lo desnuda cómo tal.
El insulto no sólo denota al ofendido, sino busca molestarlo. Además de enojar
al mosqueado, busca rebajarlo patológicamente de incapaz. En resumidas, es una
expresión muy fuerte que en el terreno político se revierte. Tachar a otro de
imbécil es tan fulminante como boomerang; tan deshonroso como impertinente, por
el grado de respeto que el colectivo exige a los hombres de poder (legítimos) o
que demandan de éste a ciudadanos que se
conducen como tales (dixit Savater).
¿Alguien duda que Lilian defiende una
causa justa y ciudadana? ¿Alguien en su sano juicio puede llamarla imbécil por
ir adonde le pidan en pro de la libertad de su marido, de su país y la
felicidad de sus hijos, de sus compatriotas?
Repasando archivos encuentro que el Diario británico 'The Guardian'
elaboró una lista gradual con las citas más tontas de los presidentes de
EE.UU., revelando que la calidad lingüística de los discursos de los máximos mandatarios,
ha caído en picada con el paso de los siglos. Utilizando como prueba de
legibilidad la nomenclatura Flesch-Kincaid, misma que mide la capacidad de
comprensión de un documento, el estudio arroja que el primer presidente, George
Washington y sus compañeros fundadores, registraron niveles de lectura que
rondaban la puntuación 20, es decir, utilizaban un vocabulario que refleja 20
años o más de estudios. Los presidentes contemporáneos de EE.UU. apenas
alcanzan 10 puntos. George H.W.Bush obtiene 8.6 pts. Es conocido por frases
como: "no creo que los ateos deban ser considerados ciudadanos, ni
patriotas…Esta es una nación regida bajo Dios" o "es el momento que
la raza humana entre en el Sistema Solar"(…)Barack Obama obtiene una puntuación
de 9.4. Dijo que “EE.UU. estará a salvo siempre y cuando todos los ciudadanos
tengan un leño en la mano" o "no me opongo a todas las guerras, me
opongo a una guerra estúpida" (…) Gerald Ford -7 puntos- es recordado por
su elocuente, "si Lincoln estuviera vivo, se retorcería en su tumba";
o Ronald Reagan (8pts.), por su comentario de Jimmy Carter: "Una recesión
es cuando tu vecino pierde su empleo. Una depresión es cuando tú pierdes el
tuyo. Y recuperación es cuando Jimmy Carter pierde el suyo". Declaraciones
contradictorias, arrogantes, que habiendo sido señaladas como imbecilidades por
“ilustres líderes de opinión”, éstos terminaron siendo maldicientes y aquellos
presidentes. Y hoy Trump es Presidente…
En Venezuela tenemos nuestros propios peregrinos de la lengua: “Si yo me
muero y a mí me matan”; “El futuro es mañana”; “En el país de lo ciegos el
muerto es ley” Otros: “Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo
verdad en Chávez(…) Hoy tenemos millones y millonas de Bolívar”. Afirmaciones
que demuestran torpeza en el discurso. Sin duda. Pero aquél que siendo
ilustrado les insulta, lejos de demostrar sobriedad y compostura académica,
exhibe un incontenible ego y soberbia. El ridículo o la impronta del gazapo
será mayor en el humor o en el cotillón de boca a boca. Pero no en la voz de un
profesor.
Cuando desde un flanco político se insulta a otro en tono muy ofensivo,
quien tiene las de perder es el agresor. Y cuando la ofensa es hacia un aliado,
la imbecilidad se invierte. El asunto no fue estar con Trump. El tema es que
quien critica ese encuentro, no aguantaría dos pedidas para atender una
invitación de Donald o de quien venga, a la Casa Blanca…El TSJ no condenó a
López por el estrechón de manos de Tintori y el aprendiz. López fue condenado
el primer día que espetó en plaza abierta (y repleta) la palabra libertad. Y
hasta el más humilde sabe qué día saldrá Leoplodo de su celda.
¿Qué puntaje le daría Ud. a quienes ofendieron encendidamente a Lilian
Tintori? En todo caso una miserable actitud que responde muy bien a la
pregunta, por qué la oposición sigue dividida. Quizás la anarquía, la tiranía
de los imbéciles y la mezquindad, duermen más de nuestro lado que del lado
contrario.
Orlando Viera-Blanco
ovierablanco@vierablanco.com
@ovierablanco
Caracas - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario