ENTRE CIELO Y TIERRA
Permanecer sin reaccionar ante el peligro de convivir en un país con
evidentes rasgos de terrorista, es el principal síntoma social de indolencia o
en su defecto, habla de la poca
importancia de liberar a la población venezolana del yugo impuesto por el régimen.
Uno de los asuntos que refleja el conformismo y la aceptación es la
repetición de frases, consignas y “estrategias” del siglo pasado. A Venezuela
la alcanzó el siglo XXI, desde el punto de vista político, sin focalizar y
adaptar la manera de expresar y accionar hacia dónde vamos.
Lo vemos en la oposición, se quedó con su discurso pasado de la cuarta
república, nada nuevo se escucha, ni apasiona. Hablan de la democracia cuando
esta ha sido totalmente destruida para darle paso a la dictadura que tenemos;
pese a los asuntos visiblemente ilegales, bochornosos y al descubierto
continúan con el discurso de defender la democracia inexistente que hace tiempo
atrás los políticos permitieron eliminarla.
También observamos las acciones del Ejecutivo y el Tribunal Supremo de
Justicia, siempre pasan por alto a la Asamblea Nacional, principal bastión de
la democracia. Solo se escucha, vamos a impugnar, denunciar y la visión no
emociona.
Por el lado oficialista, ellos tampoco han cambiado, no tienen nada
nuevo en su discurso porque su mala gestión se quedó en la era de piedra.
Comunismo barato, foráneo y esclavizante para mantener su hegemonía con
negocios y acciones “delincuenciales”, y todos sabemos que el asunto es
altamente peligroso.
Es peligroso porque la semana pasada escribí un resumen de los hechos
acontecidos más resaltantes. Manifesté que Venezuela se encuentra en una zona
peligrosa, toda vez que el gobierno de Estados Unidos con el estreno de Donald
Trump como presidente, este pudiera declarar a nuestro país como narco estado,
razones sobran. Por ahora míster Trump ha dicho “tenemos un problema con
Venezuela, lo están haciendo muy mal” y eso es nuevo y emociona. La visión es
dejarnos sin recibir alimentos, cuando decida eliminar la compra de petróleo
venezolano, entre otras cosas.
A los que pensaron y manifestaron que no escribí nada nuevo al reflejar
tal situación, ciertamente que la reacción tampoco fue nada nueva. Visión sin
pasión, no es emoción. Cuando se
inclinan solo a decir que no es nada nuevo, se trata de los causantes de que en
el país no pase nada nuevo. Los problemas puntuales se manifiestan por escrito
o a viva voz, buscando una reacción y gente común solo repite que no hay nada
nuevo, típica expresión del conformista, adulante e indolente.
Es común y desagradable escuchar y leer a personas que ostentan ciertas
responsabilidades en la sociedad, intentando cambiar con frases acomodaticias y
bobaliconas el fin de sus posturas. Evidentemente que a los más agudos no se le
escapa advertir que hablan de lo mismo con diferentes palabras. Ejemplos hay
muchos, el más común es el relativo al
cacareado diálogo, que no es otra cosa que “negocios” al rojo vivo. De eso sabe
Zapatero. Solo falta anunciar el diálogo como conversatorio en el sanatorio de
Miraflores. Así van, tratando de confundir a la población, cuando los más
confundidos son ellos.
Venezuela continúa en el mismo punto de la crisis debido al “ritornello”
de los discursos. Lo más grave del asunto es que les falta sindéresis para
juzgar. Un pran es un defensor de la patria, un pistolero es un eminente juez,
un narco es un prominente funcionario, un preso político por defender sus ideas
es un delincuente y un parlamentario es un bate quebrado.
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
Nueva Esparta - Venezuela
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