HABLA
LA CONCIENCIA
La
irresponsabilidad del presidente no solo lo limita a gobernar con la estrechez
de su imaginación y escasa capacidad para desempeñar el cargo que ostenta; si avanzamos más allá, nos encontramos que el costo de la ruptura
institucional ha colocado al país en una confrontación de guerra, donde las armas del gobierno tratan de apagar
la voz de los venezolanos en la calle pidiendo la libertad de los presos
políticos, la destitución de los magistrados golpistas, la apertura del canal
humanitario y elecciones ya; a las cuales Maduro les tiene terror, conociendo
por adelantado los resultados de una derrota aplastante en las urnas electorales. Lo sucedido y vivido de esta experiencia nos
lo muestra la rabia de un pueblo, la defunción de su esperanza y un cementerio
de ruinas de lo que es hoy Venezuela después de 18 años gobernada por parásitos
corruptos que encarnan la fuerza bruta, el engaño, la ignorancia y la más ruin
miseria humana.
Más
que el peso del dinero, es la descomposición moral; instituciones con personas arrodillada ante el dictador. Cantos de
alabanzas y muestras adulantes que expresan el servilismo más aberrante ante
los despropósitos de este gobierno. Es
con esas manifestaciones de solidaridad incondicional como se ha mantenido
Nicolás, porque no es verdad lo de las encuestas tarifadas que abultan números
imaginarios: el pueblo calla, pero la mecha va encendida por debajo de la
tierra. .
Más
que hacer mediciones del tiempo faltante o de lo que va ocurrir en las semanas
venideras, mejor es analizar la frialdad que aun se observa en un amplio sector de la población ante la gravedad de lo que se avecina con el
calentamiento de las calles, frente al otro sector que con la mano en el
corazón se restea por Venezuela.
Respondámonos esta pregunta:
¿pudiera un hombre, por más
apoyado que esté en la pasividad complaciente de la fuerza militar y la
utilización perversa de los recursos del estado, ser más fuerte que el poder de un pueblo
bravo dispuesto a rebelarse contra la tiranía?
El
mensaje está en la calle y aun cuando se difiera en estrategias y procedimientos propios de un universo
partidista, con la Constitución en la mano vamos en una misma dirección. Es muy
poco lo que falta, y debe llamarnos a la reflexión que estando el porvenir de
la República en nuestras manos, no seamos capaces de sostener las puertas
abiertas de la rebeldía frente a quien, de la manera más cobarde e insolente,
amenaza y actúa con las fuerzas de las armas buscando sembrar el terror. Nos estamos jugando el destino: o somos
prisioneros de la mordaza autoritaria o elevamos desde lo más profundo de
nuestro pecho un grito de libertad que
retumbe en todo el continente.
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela
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