Los hechos históricos
ocurridos en Maracaibo hace 500 años son difíciles de corroborar con absoluta
certeza por razones obvias. Se puede alegar que se interpretó mal un documento,
que se equivocó el escribano, que no era el original y ciento de razones más.
Por ejemplo, de Alonso de Ojeda o de Ambrosio Alfinger, no se tiene evidencia
indiscutible, de sus apellidos, fechas o lugares de nacimiento.
Igual ocurrió con las
tres fundaciones de Maracaibo. Se alegaba que la primigenia de Alfinger no era
válida, porque no había tenido cabildo (condición indispensable para ser
ciudad). Por esa razón se escogió como fecha aniversaria la fundación de Alonso
Pacheco, hasta que en 1955, se demostró que se trataba de una fecha equivocada.
Por otro lado, para entonces gran cantidad de datos daban a entender que la
Maracaibo de Alfinger sí había tenido cabildo.
En estos casos cuando
hay duda se recurre a un simposio de expertos, que fue lo que se hizo en 1965.
Después de una exhaustiva investigación, el Centro de Historia del Zulia (hoy
Academia de Historia), basado en los documentos existentes, concluyó por unanimidad,
que lo más conveniente era acoger como fundador a Alfinger el 8 de septiembre
de 1529. Se envió copia a las academias de historia y se dio plazo de 10 años
para el derecho a réplica.
Cincuenta y tres años
más tarde, el chavismo local, por razones políticas y doctrinarias, basándose
en un indigenismo ofuscado, un nacionalismo malsano y el odio a todo lo que sea
extranjero, pretende hacer una nueva revisión fundamentada, entre otras cosas,
en que Maracaibo ya existía (fue fundada por los indios, no por Alfinger).
Cambiaron el nombre al
municipio Páez y a la avenida Padilla. Quieren quitarle el nombre a Ciudad
Ojeda porque éste fue un sanguinario y su esposa Isabel una traidora a su raza
y sin embargo, son incapaces de detener el robo del bronce que ha acabado con
nuestro patrimonio cultural. Y ahora, este intento de
tergiversación a su
conveniencia. Como refiere Ángel Lombardi Boscán: “un debate bizantino, y hasta
inútil, porque se sustenta en pareceres contrapuestos y argumentos deleznables
casi todos sin prueba fehaciente”. Que oiga quien tiene oídos
Ernesto García Mac
@GarciaMacGregor
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