Guaidó en casi tres meses ha logrado afectar al régimen
castrista mucho más que la oposición en su conjunto en los 20 años previos, se
ha logrado despojar a los rojos rojitos de importantísimos bienes, recursos
económicos y financieros que servirán (es lo planteado) para la recuperación de
la nación tras sucumbir este oscurantismo, sin embargo, las sanciones ya
parecen haber cumplido su vida útil, aparte de afectar en paralelo al pueblo,
nuestra nación es inconmensurablemente rica en recursos, recursos que el
régimen aún controla y administra. No debemos olvidar que de las casi 50
dictaduras existentes en el planeta todas han sido sancionadas hasta la
saciedad y allí permanecen en el poder…muchas por décadas.
Otro logro de Guaidó es la unión opositora, misma que
es relevante en cuento logró extrapolar las barreras partidistas; educadores,
obreros, trabajadores, amas de casa, etc. se han unido bajo una misma meta:
Democratizar al país. Ahora, el presidente interino debe cuidar las formas,
creemos cuenta con mucho asesoramiento externo lo cual lo distancia un poco de
la realpolitik venezolana, recibe mucho asesoramiento influenciado por culturas
políticas distintas a la nuestra, por tal motivo, incurre en ciertos errores.
Haberse retratado con Rosales y Capriles lo percibimos como un error táctico,
una de las características más importantes de Guaidó es su frescura política,
su condición de relevo, lo cual no debe colocar en riesgo. Las uniones y
estrategias político partidista son importantes, pero deben tener bajo perfil.
La calle es importante, probablemente es lo más
importante, la presión social es la joya de la corona. Las marchas, protestas,
concentraciones, en fin, todo cuanto haga saber al régimen, al mundo, a las
instituciones que deberían ser del pueblo y hoy están secuestradas por una
maleva élite inhumana, es vital, ello mantiene viva la llama del cambio, es el
detonante para las grandes transformaciones. Pero hay más, el venezolano
anhela, necesita cambios prontamente, a pesar que en la política invisible, la
de las alianzas/estrategias Guaidó suma puntos diariamente, en la política
visible, la palpable, el desgaste ante el desespero de una nación conducida
intencionalmente a pobreza, se le agota la paciencia, pueblo que además se
encuentra fuertemente controlado a través de la violencia institucionalizada
del castrismo venezolano.
En el plano internacional lo propio, Guaidó suma los
apoyos más importantes de los gobiernos, pueblos e instituciones más
importantes/determinantes del globo terráqueo, ha logrado como cabeza de una
circunstancia histórica reconocimiento oficial como presidente encargado,
desplazando a Maduro y su régimen. Maduro probablemente cuenta solo con China
como protectorado determinante, el asunto es que los chinos no son amigos ni
aliados incondicionales, son inversionistas, solo velan por sus propios
intereses, en el momento que China se convenza que un gobierno distinto al
chavismo garantiza de mejor manera sus inversiones en Venezuela hasta ese
momento Maduro ocupará Miraflores. Las demás naciones que “apoyan al hijo de
Chávez” solo prestan servicios de represión al pueblo, control mediático y
persecución a los opositores, tretas del todo insuficientes para retener el
poder.
¡Vamos bien! O ¿Vamos bien? En lo que respecta a ese
slogan guaidiano la respuesta es afirmativa no interrogativa, Guaidó y su
proyecto de transición ¡va bien! el asunto es que va lento, paso a paso y ello,
ante el desespero de un pueblo arrastrado a una sobrevivencia indigna, es lo
que genera inconformidad. Asimismo, debe procurar tropicalizar su asesoramiento
externo para no incurrir en más errores tácticos. En líneas generales, creemos
que Guaidó va firme en la obtención de sus objetivos.
Leandro Rodríguez Linárez
@leandrotango
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