El
siglo XXI que se esperaba sea el de la democracia plena en la región con el
retorno de Cuba a la libertad, se convirtió en todo lo contrario por la acción
de Hugo Chávez que el año 1999 salvó la agonizante dictadura de Fidel Castro,
reorganizando y reactivando la agresión contra la democracia. El castrismo se
convirtió en castrochavismo.
El
castrochavismo ha venido preparando el escenario para mantenerse detentando el
poder a cambio de concesiones que simulen democracia. El concepto de
“gatopardismo” describe en política la maniobra de “cambiar todo para que las
cosas sigan igual”, o “efecto Lampedusa”, “lampedusiano” que se refiere a
“reformas cosméticas de distracción o engaño”.
Esto equivale a mantener la dictadura y la impunidad bajo el manto de
acuerdos de los que la historia ya tiene precedentes funestos como la salida
del gobierno pero no del poder del sandinismo en Nicaragua 1990.
La
crisis de los regímenes castrochavistas los ha llevado a implementar la “separación aparente” con la que pretenden
presentar a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia como
procesos separados, no conectados e incluso diferentes, cuando en verdad son
regímenes establecidos bajo el mismo modelo de “dictadura electoralista” en la
que el ciudadano vota pero no elije, con persecución política judicializada,
oposiciones funcionales, presos y exiliados, inexistencia de división e
independencia de poderes, suplantación del estado de derecho por constituciones
manipuladas y “leyes infames” que violan los derechos humanos, falta de
libertad de prensa, crimen organizado detentando el poder, narcoestados y mas.
Simularon
que las dictaduras son democracia en Venezuela hasta hace poco que los hechos
fueron irresistibles, cuando en verdad instalaron la dictadura muy temprano con
Chávez al cambiar el orden republicano por su sistema bolivariano. Lo hicieron
en Nicaragua cuando Ortega retomó el poder liquidando la democracia a cambio de
impunidad. Sucedió en Bolivia cuando en
base al golpe de estado suplantaron constitución y la República por un ente
plurinacional con falsificaciones y crímenes. Aconteció en Ecuador con el mismo
mecanismo de manipulación de asambleas y reiteradas votaciones, e incluso lo
intentan en Cuba mostrando que la gente vota.
Las
dictaduras de Cuba y Venezuela están al borde del abismo y su terminación
libera sus satélites de Bolivia, Nicaragua, cesa el control de los gobiernos de
Argentina y México y la termina la agresión y conspiración contra las
democracias. No existe la posibilidad de que -como en 1999- aparezca otro
Chávez que salve la tiranía; las relaciones con Rusia, China e Irak no alcanzan
para sostenerlos y la apuesta por un cambio en la política exterior de los
Estados Unidos es un albur.
Una
condición para que las dictaduras simulen democracia y normalización es la
existencia de “oposición funcional” que les da legitimidad, como sucede en
Bolivia, donde luego que el pueblo logró la renuncia del dictador Evo Morales
en noviembre de 2019, lograron mantener la dictadura intacta sosteniendo su
estructura jurídica y con un fraude colosal operaron el retorno del dictador y
su grupo delictivo, con plena impunidad para los miembros del régimen y los
funcionales.
Sin
embargo hay diferencias de la situación actual con el pasado: 1.- está probada
la ocupación de Cuba en Venezuela y su intervención en Nicaragua y Bolivia; 2.-
la cúpula de la dictadura de Venezuela está procesada en el marco de la
Convención de Palermo contra la delincuencia organizada trasnacional en
tribunales judiciales, con recompensas de 10 a 15 millones de dólares por la
captura de cada uno de los criminales buscados cuya lista encabeza Nicolás
Maduro; 3.- está probada su condición de narcoestados con operaciones en curso
de fuerzas multinacionales; 4.- está clara la agresión del castrochavismo a las
democracias de las Américas reproduciendo las décadas en que el castrismo
ensangrentó la región.
Las
dictaduras terminan solo cuando se restaura la democracia con sus elementos
esenciales y esto supone la extinción del “sistema jurídico dictatorial” no su
reconocimiento ni acomodo que permita impunidad.
IID@intdemocratic.org
@Csanchezberzain
@ElIndependent
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