viernes, 15 de enero de 2021

JOISE MORILLO, DEL ANÁLISIS DEDUCTIVO, CONSIDERANDO A PLATÓN, CASO: VENEZUELA

Al observar y concluir con alguna crítica respecto al título y, de lo que posteriormente se expone en este artículo, el lector -indudablemente- tiene chance en la medida de su interés; de concordar o no, con el postulado que él mismo promueve. Esta primera moción lleva de inicio un sentido avizor, en función de concebir el mismo; como motivo de reflexión acerca de sustancia y razón en función intuitiva, basada en algo de Leibniz y trascendental de Kant ¡objeto que no es posible abortar!

Conocemos, por muchas causas, entre ellas: lo que oímos y aprendemos con la lectura, pues bien, esa es la forma más sencilla de la intuición, concepto que trasciende con Kant en estética y lógica. ¿Por qué ambas y no alguna de las dos? La respuesta representa: 1) el impacto del lenguaje utilizado para la interrelación del acto de adquirir la información, aprendizaje, ideas, conceptos, etc. o cualquier forma que represente la información, incluyendo lo que llamamos noticia y que en la medida de permanecer momentos largos, épocas, y espacios, constituyen historia. 2) Trasciende con la experiencia. 

El lenguaje (verbo) tiene en su haber la máxima energía para desarrollar cualquier elemento que constituya entidad, luego acto. Es sustancia. ¡no hay cosa que sea, sin a priori, tener motivo de ser! Para conocer, antes que la experiencia se tiene como oportunidad percibir mediante la intuición, características y condiciones que integran el objeto, sin la mínima experiencia del mismo. Entonces, emitir con propiedad conceptos y la representación del objeto basado en la intuición, aunque razón pura, adolece, aunque criticado por la filosofía de algunos postmodernos y contemporáneos; de experiencia. Por tal motivo le doy muchísima importancia al empirismo o por lo menos a Hume y - por supuesto- a Wittgenstein. 

Ahora bien, vamos, dirijamos nuestra visión al concepto que motivó el análisis de este artículo.  Consideremos el pensamiento platónico mediante el discurso de Sócrates en La República o el Estado. No sin antes, hacer referencia de la dicotomía o dualismo demoníaco emprendida por los regímenes socialistas actuales, cuyo proyecto es crear un conflicto con protagonismo de un pueblo bueno, contra uno malo (representando al populacho de Hannah Arendt) al cual combate una especie de mecenazgo, denunciado por la politóloga Gloria Álvarez llamándole populismo, de lo cual, hace una extenso análisis  deconstructivo de lo que el izquierdismo eufemísticamente llama progresismo. 

Álvarez llama a este mecenazgo: “la enfermedad” -metáfora propia del José Martí en su anticomunismo- que padecen cada vez más mandatarios latinoamericanos, tan antigua como la misma Grecia y que transmiten al pueblo. Concepto que define conciso y certero, como la receta aplicada en Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua recientemente y desde hace 62 años en Cuba. la cual para ella ha erosionado y secuestro las instituciones —llámense Poderes— sometidas al arbitrio y capricho de caudillos que enarbolan la bandera de la justicia social; la modificación de la Constitución para garantizar la permanencia del mandante, el establecimiento de controles económicos, la demagogia que caracteriza la administración irresponsable y negligente de los recursos y riquezas naturales, la persecución de la disidencia, los medios, periodistas. La anulación de la crítica. 

En La república o el estado libro VIII, Sócrates plantea algo que -sin lugar a dudas ha deteriorado el espíritu democrático de la política de nuestras latitudes hispanoamericanas-  Para él, el exceso de libertad engendra la tiranía. Intoxicada por el abuso, la democracia denigra a los que quieren que se observen la ley y el orden. Desaparece toda disciplina y subordinación, hasta el extremo de que no hay respeto por ninguna ley, ya sea escrita o impuesta por la tradición. En medio de esa anarquía los más enérgicos y laboriosos se presentan ante el pueblo, como los defensores de sus derechos. De ese medio surge el conductor o jefe. Amenazado por los que disfrutan del gobierno, corre el peligro de ser asesinado, en caso de no convertirse en un lobo dispuesto a defenderse en cualquier forma. El pueblo, halagado por sus promesas, le presta su adhesión y lo protege Se impone, entonces, sobre sus enemigos, que se ven obligados a desterrarse, si no quieren sufrir la muerte. Al principio de su gobierno, el tirano es cauto, pródigo en sonrisas y promesas. Pero, una vez afirmado en el poder, provoca guerras para que el pueblo comprenda que necesita un dirigente, si no quiere exponerse al peligro de perder la libertad. Si alguien se opone a sus pretensiones, es eliminado. Es así como el Estado se priva de los mejores ciudadanos y el tirano utiliza los servicios de personas ruines. Día tras día necesitará más guardias y mercenarios, gente que lo rodee y proteja, obedeciendo incondicionalmente a sus caprichos. Durante un tiempo, se comportará con cierta aparente honestidad, hasta el día en que exprima al pueblo para que soporte y pague sus propios caprichos y los de la banda que lo rodea. El tirano se transforma en un déspota licencioso. 

Platón describe al tirano como el mandatario  que se vale del artificio, el fraude, la violencia, todos los medios le parecen acertados para llegar al fin que se propone. Luego, contempla en el, poseedor de un  alma que ignora lo que quiere realmente. A pesar de que es incapaz de gobernarse a sí mismo, se ve obligado a gobernar a los demás. Es un esclavo y un cobarde, desconfiado, sin amigos, sin alegría, una maldición para sí y para el mundo. Igualmente observa que: cuando los deseos pertenecen a las partes del alma codiciosa y ambiciosa se dejan guiar por la razón y por el conocimiento, en tanto, cuando el alma toda obedece a la parte filosófica y no se produce rebelión -protestas del pueblo- esta puede gozar de los placeres. Para Sócrates, el mandatario que se gobierna a sí mismo es sabio y el tirano es ignorante. 

Para Sócrates el buen gobernante es: “El verdadero aristócrata o filósofo, que empieza por reinar sobre sí mismo”  Y.  “el más miserable es el tirano, reverso del filósofo, esclavo de sus pasiones, que intenta esclavizar a los demás.” 

Con esto anterior creo haber hecho un buen análisis deductivo del caso Venezuela basado en la intuición respecto a lo que plantea Platón en sus deducciones acerca de política y, percibida en base a la experiencia de haber vivido en Venezuela, por tal motivo tengo suficiente propiedad - es mi pretensión- de afirmar que en Venezuela hay una tiranía como sistema de gobierno, manejada por un resentido - según la metáfora de Platón- parricida. por cuanto, la carta bajo el brazo es la potencial invasión y el bloqueo del enemigo -ficticio- poderoso, aunado al discurso de protector de los pobres, la masa que le ha dado su confianza con el voto y, a la cual ha traicionado como el padre que es asesinado por su hijo, cito: “El socialismo ama tanto a los pobres que, los Multiplica” (Gloria Álvarez). “Ni Bakunin, ni Marx, ni Marlo, tienen la cura de la enfermedad que padece a mi querida Cuba” (José Martí) 

Joise Morillo
kaojoise@gmail.com
morillo51@yahoo.com
@kao_jois_lin
Venezuela - EEUU

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