Conocemos,
por muchas causas, entre ellas: lo que oímos y aprendemos con la lectura, pues
bien, esa es la forma más sencilla de la intuición, concepto que trasciende con
Kant en estética y lógica. ¿Por qué ambas y no alguna de las dos? La respuesta
representa: 1) el impacto del lenguaje utilizado para la interrelación del acto
de adquirir la información, aprendizaje, ideas, conceptos, etc. o cualquier
forma que represente la información, incluyendo lo que llamamos noticia y que
en la medida de permanecer momentos largos, épocas, y espacios, constituyen
historia. 2) Trasciende con la experiencia.
El
lenguaje (verbo) tiene en su haber la máxima energía para desarrollar cualquier
elemento que constituya entidad, luego acto. Es sustancia. ¡no hay cosa que
sea, sin a priori, tener motivo de ser! Para conocer, antes que la experiencia
se tiene como oportunidad percibir mediante la intuición, características y
condiciones que integran el objeto, sin la mínima experiencia del mismo.
Entonces, emitir con propiedad conceptos y la representación del objeto basado
en la intuición, aunque razón pura, adolece, aunque criticado por la filosofía
de algunos postmodernos y contemporáneos; de experiencia. Por tal motivo le doy
muchísima importancia al empirismo o por lo menos a Hume y - por supuesto- a
Wittgenstein.
Ahora
bien, vamos, dirijamos nuestra visión al concepto que motivó el análisis de
este artículo. Consideremos el
pensamiento platónico mediante el discurso de Sócrates en La República o el
Estado. No sin antes, hacer referencia de la dicotomía o dualismo demoníaco
emprendida por los regímenes socialistas actuales, cuyo proyecto es crear un
conflicto con protagonismo de un pueblo bueno, contra uno malo (representando
al populacho de Hannah Arendt) al cual combate una especie de mecenazgo,
denunciado por la politóloga Gloria Álvarez llamándole populismo, de lo cual,
hace una extenso análisis deconstructivo
de lo que el izquierdismo eufemísticamente llama progresismo.
Álvarez
llama a este mecenazgo: “la enfermedad” -metáfora propia del José Martí en su
anticomunismo- que padecen cada vez más mandatarios latinoamericanos, tan
antigua como la misma Grecia y que transmiten al pueblo. Concepto que define
conciso y certero, como la receta aplicada en Venezuela, Argentina, Ecuador,
Bolivia, Nicaragua recientemente y desde hace 62 años en Cuba. la cual para
ella ha erosionado y secuestro las instituciones —llámense Poderes— sometidas
al arbitrio y capricho de caudillos que enarbolan la bandera de la justicia
social; la modificación de la Constitución para garantizar la permanencia del
mandante, el establecimiento de controles económicos, la demagogia que
caracteriza la administración irresponsable y negligente de los recursos y
riquezas naturales, la persecución de la disidencia, los medios, periodistas.
La anulación de la crítica.
En
La república o el estado libro VIII, Sócrates plantea algo que -sin lugar a
dudas ha deteriorado el espíritu democrático de la política de nuestras
latitudes hispanoamericanas- Para él, el
exceso de libertad engendra la tiranía. Intoxicada por el abuso, la democracia
denigra a los que quieren que se observen la ley y el orden. Desaparece toda
disciplina y subordinación, hasta el extremo de que no hay respeto por ninguna
ley, ya sea escrita o impuesta por la tradición. En medio de esa anarquía los
más enérgicos y laboriosos se presentan ante el pueblo, como los defensores de
sus derechos. De ese medio surge el conductor o jefe. Amenazado por los que
disfrutan del gobierno, corre el peligro de ser asesinado, en caso de no
convertirse en un lobo dispuesto a defenderse en cualquier forma. El pueblo,
halagado por sus promesas, le presta su adhesión y lo protege Se impone,
entonces, sobre sus enemigos, que se ven obligados a desterrarse, si no quieren
sufrir la muerte. Al principio de su gobierno, el tirano es cauto, pródigo en
sonrisas y promesas. Pero, una vez afirmado en el poder, provoca guerras para
que el pueblo comprenda que necesita un dirigente, si no quiere exponerse al
peligro de perder la libertad. Si alguien se opone a sus pretensiones, es
eliminado. Es así como el Estado se priva de los mejores ciudadanos y el tirano
utiliza los servicios de personas ruines. Día tras día necesitará más guardias
y mercenarios, gente que lo rodee y proteja, obedeciendo incondicionalmente a
sus caprichos. Durante un tiempo, se comportará con cierta aparente honestidad,
hasta el día en que exprima al pueblo para que soporte y pague sus propios
caprichos y los de la banda que lo rodea. El tirano se transforma en un déspota
licencioso.
Platón
describe al tirano como el mandatario que
se vale del artificio, el fraude, la violencia, todos los medios le parecen
acertados para llegar al fin que se propone. Luego, contempla en el, poseedor
de un alma que ignora lo que quiere
realmente. A pesar de que es incapaz de gobernarse a sí mismo, se ve obligado a
gobernar a los demás. Es un esclavo y un cobarde, desconfiado, sin amigos, sin
alegría, una maldición para sí y para el mundo. Igualmente observa que: cuando
los deseos pertenecen a las partes del alma codiciosa y ambiciosa se dejan guiar
por la razón y por el conocimiento, en tanto, cuando el alma toda obedece a la
parte filosófica y no se produce rebelión -protestas del pueblo- esta puede
gozar de los placeres. Para Sócrates, el mandatario que se gobierna a sí mismo
es sabio y el tirano es ignorante.
Para
Sócrates el buen gobernante es: “El verdadero aristócrata o filósofo, que
empieza por reinar sobre sí mismo”
Y. “el más miserable es el
tirano, reverso del filósofo, esclavo de sus pasiones, que intenta esclavizar a
los demás.”
Con
esto anterior creo haber hecho un buen análisis deductivo del caso Venezuela
basado en la intuición respecto a lo que plantea Platón en sus deducciones
acerca de política y, percibida en base a la experiencia de haber vivido en
Venezuela, por tal motivo tengo suficiente propiedad - es mi pretensión- de
afirmar que en Venezuela hay una tiranía como sistema de gobierno, manejada por
un resentido - según la metáfora de Platón- parricida. por cuanto, la carta
bajo el brazo es la potencial invasión y el bloqueo del enemigo -ficticio-
poderoso, aunado al discurso de protector de los pobres, la masa que le ha dado
su confianza con el voto y, a la cual ha traicionado como el padre que es
asesinado por su hijo, cito: “El socialismo ama tanto a los pobres que, los
Multiplica” (Gloria Álvarez). “Ni
Bakunin, ni Marx, ni Marlo, tienen la cura de la enfermedad que padece a mi
querida Cuba” (José Martí)
kaojoise@gmail.com
morillo51@yahoo.com
@kao_jois_lin
Venezuela - EEUU
No hay comentarios:
Publicar un comentario