Hace unos días el Secretario de Estado de la nueva
administración de Joe Biden anunció el retorno de su país, en calidad de
observador, a este Consejo que se reúne anualmente, argumentando la decisión
estadounidense de retomar una política exterior centrada en democracia,
derechos humanos e igualdad. Explayándose más en el tema, el responsable de la
diplomacia de la primera potencia mundial aseguró que el retiro de los Estados
Unidos de este órgano generó “un vacío que países con agendas autoritarias han
usado en su favor. Estados Unidos deben sentarse en esa mesa y utilizar el peso
completo de su liderazgo diplomático para atender la deficiencias del Consejo y
para asegurarse el cumplimiento de su mandato”.
En los corrillos de la organización mundial ya es un
hecho comentado que los Estados Unidos tienen como objetivo comenzar a formar
parte de los 47 países que integran el Consejo a raíz de la Asamblea General de
Naciones Unidas que tendrá lugar en otoño de este 2021. Organizaciones
temáticas privadas de ese país se han manifestado con receptividad en torno a esta
buena nueva y organizaciones globales independientes por igual, para secundar
la iniciativa del Departamento de Estado de provocar una transformación
profunda del órgano multilateral. Human Rights Watch y The Heritage Foundation
así lo han hecho saber, por ejemplo. Esta pareciera ser, pues, una de las
primeras acciones de la política externa de la nueva administración de los
Estados Unidos y uno de sus pilares fundamentales a los que se prestará
atención en una primera etapa, a pesar de que la gran potencia tiene fuegos
prendidos en buena cantidad de regiones del planeta.
La próxima reunión anual del Consejo comenzó ayer y
estará sesionando durante un mes. El plato fuerte de este año será, como es
sensato pensar, es el tema relacionado con los derechos de los individuos en la
situación de pandemia que aqueja al planeta, sin olvidar las crisis
humanitarias preexistentes y sin dejar de lado los temas centrales de este
órgano defensor de los derechos humanos. Michelle Bachellet, la alta
comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, el primer día de sesiones,
hará un repaso a la situación global de las libertades fundamentales.
A ninguno de las delegaciones allí presentes se le
escapa la letra de los informes presentados por esta comisionada en los que Venezuela
y su régimen salen muy mal parados. Y de
seguro Humans Right Watch – organización no gubernamental e independiente- se habrá encargado de que en cada carpeta de
los participantes se incluya una copia de su reporte 2021 sobre la Venezuela
madurista en el que textualmente se lee lo siguiente : “ hay una preocupación
persistente relacionada con la brutalidad en las prácticas policiales,
condiciones inhumanas de encarcelamiento, impunidad por la violación de los
derechos humanos, falta de independencia judicial, persecución a los defensores de derechos
humanos y de los medios independientes”.
También los asistentes tendrán acceso al informe de
octubre pasado del Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en el que
se da cuenta de los 5,5 millones de venezolanos que han dejado el país
atribuyéndole el éxodo a la “crisis política, económica, humanitaria y de
derechos humanos” que experimenta Venezuela.
Con todos estos elementos en el decorado de este
importantísimo encuentro, Nicolás Maduro ha encontrado que ha llegado su
momento para dirigirse a los miembros del Consejo. No es posible encontrar una
explicación razonable para tal desmesura, como no sea el deseo de hacer causa
común con países socios que acaban de iniciarse el 1 de enero como miembros del
Consejo: México Cuba, China y Rusia, todo ello en la espera que ello pueda
servir de contrapeso a la pro-actividad que los Estados Unidos van
indefectiblemente a mostrar en contra de la barbarie venezolana.
La guinda de la
torta acaba de ser agregada por el Consejo de la Unión Europea quien ha dado a
conocer, hace apenas horas, las sanciones decididas por los 27 del Viejo
Continente a 19 líderes del gobierno de Nicolás Maduro. Los motivos están
relacionados con “irrespeto de los derechos electorales de la oposición y el
funcionamiento democrático de la Asamblea General, además de serias violaciones
a los derechos humanos y restricciones a las libertades fundamentales”. Josep
Borrel, Canciller de la Unión Europea estará presente igualmente en este
importante Consejo de la Comisión de Derechos Humanos y tendrá una palabra que
pronunciar en torno a estos temas.
No pareciera ser esta, pues, la mejor hora de
Miraflores.
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
España- Venezuela
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