¿Por qué lacera el sentimiento venezolano dichos
sucesos? Pues sencillamente porque se produjeron en el marco de una ignorante
xenofobia, nunca antes vista en América Latina en muchos años, lo cual tiñe las
brillantes páginas de nuestra historia común, en la que hombres y mujeres
lucharon por los ideales de paz, justicia y libertad, esa misma libertad de la
que hoy disfrutan en sus respectivos países, cuyo máximo líder fue Simón
Bolívar,
En Latinoamérica ha comenzado a aparecer la xenofobia,
influida tal vez por la intolerancia en el escenario global y la confrontación
ideológica capitalismo-comunismo, eje de la alineación, que adquieren mayor
presencia y fuerza en estos últimos tiempos, que no es el caso que nos ocupa.
La CEPAl, en una serie de publicaciones referentes a
las Políticas Sociales, refiere que “si bien puede parecer excesiva la
hipótesis de que hemos pasado del conflicto político al conflicto cultural a
escala planetaria (Huntington, 1993), lo cierto es que una vez que tras la
caída del muro de Berlín emergieron conflictos que no son nuevos, pero que
yacían atenuados. Nacionalismos xenofóbicos, fundamentalismos religiosos y
conflictos étnicos pasan hoy a primer plano en la noticia, en la política
nacional e internacional, y en la preocupación de los pueblos. Por un lado se
hacen visibles y, por el otro, recrudecen, como es el tema del presente
artículo.
Entendemos que la xenofobia y los prejuicios raciales
en los países receptores, se ha exacerbado últimamente, con el argumento de que
aumenta el desempleo y se hacen más deficitarios los servicios sociales básicos
provistos por el Estado receptor, lo cual genera contingentes de jóvenes
desocupados y dependientes de la subvención estatal, que con este pretexto
tienden a responsabilizar de su propia situación a los extranjeros que disputan
puestos de trabajo y los beneficios sociales. Pero el fin no justifica los
medios, en esta ocasión, porque los sucesos a que hacemos referencia en párrafo
anterior, tiene otro cariz, y es social, por cuanto los autores de estos
crímenes son delincuentes comunes que
pretenden justificar sus perversos fines y propósitos, con un malévolo pretexto
nacionalista.
Estos dolorosos y sangrientos hechos ha llevado el
tema de la xenofobia al centro de la preocupación, pues la xenofobia ha sido un
vehículo permanente para justificar acciones –bélicas y diplomáticas—y lograr
adhesiones populares frente a conflictos de frontera o soberanía. Las disputas
territoriales, la lucha por la soberanía, la patria y el terruño suelen
confundirse con la xenofobia.
Es importante que los gobiernos, y el sistema político
en general, emitan mensajes claros que aboguen por la tolerancia y la
fraternidad entre países, y por la buena disposición de las autoridades de
Estado, frente a ciudadanos que provienen de otros países con el ánimo de
trabajar y aportar a la diversidad cultural dentro de las fronteras del país
receptor. Los Estados están obligados en estos casos, a informar objetivamente
a la opinión pública con criterios definidos mediante
mensajes centrados primeramente en la promoción de la diversidad cultural y con
ello el potencial aporte de ciudadanos de otros países a la densidad cultural y
del potencial aporte de ciudadanos de otras naciones y latitudes a la densidad
cultural del país. Es necesario que los gobiernos expliquen sobre la
significación de la globalización, entendida como una apertura de fronteras,
integración al mundo y la inter culturización que se genera en consecuencia.
En estos últimos días Venezuela se mantiene
expectante, ante los dolorosos sucesos en los que han perdido la vida
ciudadanos nacidos en su suelo, por la xenofobia irracional que ha encaminado
al odio, desconfianza, hostilidad y rechazo que se manifiesta a diario en el
Perú, llegando al extremo inaudito no solo de la agresión verbal y físico, sino
también al homicidio.
Los gobiernos deben asegurar que sus respuestas no
contribuyan a la xenofobia y a la discriminación racial y deben erradicar la
xenofobia en todas sus políticas y mensajes estatales, como lo afirma E.
Tendayi Achiume, Relatora Especial sobre las formas contemporáneas de racismo,
discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia.
En este propósito juegan preponderante papel los
medios de comunicación, evitando cuando tocan el tema migratorio, de no crear
un clima psicosocial con el cual los peruanos temen la violencia venezolana y
los migrantes temen ataques xenofóbicos como los que recientemente han ocupado
espacio en sus páginas y en radio y televisión.. No deben olvidar que su papel
preponderante además obviamente de informar, es: formar, educar y orientar. El
amarillismo es pernicioso y en este caso un arma letal que lesiona a la
sociedad.
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