Si uno no asoma la
cabeza más allá de Primero Justicia o de El Nuevo País, pareciera que el
mandado está hecho: Maduro dejó de ser nuestro problema. Y todo lo que hagan
quienes no lo creen, es un estorbo a los magníficos planes de nuestro Supremo
Creador.
El gran titular de El Nuevo País, de Caracas, afirma en grandes y
espectaculares caracteres que la salida de Maduro ya está planteada. Y
consecuente con ello, su autor, Rafael Poleo las emprende contra una muchachita
hiperactiva que no es otra que María Corina Machado: “El Esperpento caerá pero
no por los emails de una muchacha hiperactiva sino por su propia torpeza.”
Me
hace recordar a quienes le veían el lado bueno a que el pueblo hubiera elegido
a Hugo Chávez en 1998, para que lo sufriera en carne propia, se desencantara y
en dos o tres años lo mandara al infierno.
Me lo dijo tal cual, palabras más
palabras menos, un ex presidenciable de AD. Lo que Poleo no nos explica es cómo
luce el planteamiento: si saldrá, además de torpe, por un compromiso de Henry Ramos
Allup, diputado de Acción Democrática y presidente de la Asamblea Nacional con
Diosdado Cabello, con Rodríguez Torres o con cualquier otro de los dueños del
coroto. Asunto de tan suprema importancia, que nosotros, los electores que
pusimos a los actuales diputados en la Asamblea y a Henry Ramos a presidirla,
no tenemos derecho o no es conveniente de que nos enteremos.
En la misma tónica,
con menos agresividad y malicia pero con mayor imprudencia, el Secretario
Político de Primero Justicia y diputado a la Asamblea Nacional Ángel Medina,
aseguró este viernes que es absurdo convocar a un paro nacional cuando
Venezuela se encuentra paralizada desde hace meses como producto del modelo
económico socialista”, según leo en Noticiero Digital. Va aún más lejos que
Poleo: Maduro prácticamente ya salió. Por lo cual lo recomendable es no sólo no
hacer nada, sino que cuanto se haga en ese sentido es absurdo. Maduro ya se
fue. No existe. Son las genialidades a que nos tienen acostumbrados los
herederos de Rafael Caldera.
Para mi sorpresa,
alguien a quien sí respeto pues está a la cabeza del principal periódico del
mundo, The Washington Post, no cree en pajaritos preñados y en su editorial de
este pasado lunes 1 de febrero se preguntó con todas sus letras, negro sobre
blanco, “¿puede un régimen autoritario convertirse por si solo en una
democracia?” La respuesta, sin ser taxativa, tampoco deja lugar a dudas: “La evidencia histórica no es alentadora. En
ausencia de un levantamiento popular, es raro que los tiranos se retiren de
forma voluntaria.” El subrayado es mío, pues constituye una verdad de
Perogrullo que venimos reafirmando desde hace por lo menos una década en base a
la caracterización de los regímenes dictatoriales de corte constituyente, como
todos los regímenes totalitarios, marxista leninistas, castrocomunistas o como
quiera llamárseles a las tan afamadas “dictaduras proletarias”.
El editorialista del Washington Post se
allega a otras razones más pragmáticas: “La junta militar de Birmania ha
prometido ceder parte del poder a un gobierno electo, pero no lo ha hecho aún.
El estado unipartidista de China no muestra inclinación de intentarlo. El
“hombre fuerte” de Rusia está revirtiendo la incipiente democracia existente.”
Pero el tema del
Washington Post no es genérico ni pretende sentar cátedra sobre las diferencias
que pueden existir entre una dictadura como la pinochetista, y una dictadura
como la castrista o uno de sus pervertidos y hamponiles subproductos, como la
chavomadurista. Asunto que para asombro de cualquier mínima inteligencia se han
negado a aceptar hasta el día de hoy los ideólogos, consejeros, sociólogos,
politólogos y expertos electorales cercanos a la MUD.
El tema al que se
refiere el Washington Post es eminentemente político y electoral, pues toca a
Cuba, a Obama y, muy desde luego, a la política internacional del Departamento
de Estado. Y a la gigantesca responsabilidad que tienen los demócratas al
babearse con los tiranos del Caribe. Lo que también toca, y no de refilón a la
Iglesia Católica y al jesuita que la preside.
Quienes le han dado luz verde a
Raúl Castro para que siga haciendo y deshaciendo con el pueblo cubano y la
tiranía que los esclaviza, en la insólita y asombrosa creencia que con un
abrazo pontificio y unos caramelos de emprendimiento, inversiones y préstamos,
la tiranía cubana se derretiría como por encanto. Y brotarían, también como por
encanto, las flores y frutos de la democracia liberal y representativa. Y todo
ello por una causa que, me asombra, Rafael Poleo pretende desconocer: la
potestad que Cuba ejerce de facto sobre Venezuela a través del control político
directo – Maduro, el sátrapa, y el castrocomunismo vernáculo – y last but not
least: el alto mando de la FAN.
Es lo que afirma de
seguidas el editorial del Washington Post, que refiriéndose a la única
auténtica herramienta para liberarse de los tiranos, como la historia no se ha
cansado de demostrárnoslo, es el pueblo enfurecido y amotinado: “Esta es la
clave de por qué la apertura del presidente Obama hacia Cuba parece estar
fracasando en lograr los objetivos declarados. Cuando el fin de medio siglo de
hostilidades fue anunciado en diciembre de 2014, el objetivo proclamado de los
EEUU era “liberar el potencial de 11 millones de cubanos”, también
“involucrarse y empoderar a los cubanos” y “empoderar al naciente sector
privado cubano”, entre otros.”
No creo necesario
abundar en las razones del editorialista del importante medio norteamericano.
Prefiero que lo escriba con su propia pluma, a ver si quienes creen resuelto el
mandato de salir, no sólo ni principalmente de Maduro, el bruto, sino del
siniestro régimen que preside, abren los ojos. Sin pillerías ni ingenuidades.
Que este régimen dictatorial estará malherido pero no parece dispuesto a
rendirse por obra del Espíritu Santo:
“La administración ha
continuado ofreciendo esta lógica en sus últimos movimientos. Las nuevas
regulaciones que entraron en vigor el 27 de enero, de los departamentos del
Tesoro y Comercio, levantaron aún más las restricciones a financiar exportaciones
a Cuba y relajaron los límites a la hora de enviar productos a la isla. Y lo
que es más importante aún, las reglas permitirán a los bancos financiar
exportaciones a Cuba a base de créditos – con la excepción de productos
agrícolas, cubiertos por el todavía existente embargo comercial – en lugar de en efectivo como anteriormente, o
mediante un engorroso proceso a través de terceros países.”
“Sin embargo, no hay
apenas evidencias de un cambio radical en Cuba – quizá porque el Sr. Obama
continua ofreciendo al régimen de Castro concesiones unilaterales sin exigir
nada a cambio. Dado que los EEUU no han puesto condiciones relativas a derechos
humanos en la apertura, el régimen de Castro continúa sistemáticamente
cometiendo detenciones arbitrarias de disidentes y otros que elevan su voz por
la democracia. De hecho, las detenciones se han incrementado en los últimos
meses. El estado continúa monopolizando la radio, la televisión y los
periódicos.
La administración ha
definido como uno de sus objetivos, la apertura de Cuba a internet, pero la
nación sigue sufriendo una de las tasas más bajas de conectividad del mundo. El
régimen estableció unas pocas docenas de puntos wifi, pero cobra 2 dólares la
hora para hacer uso de ellos; el salario mensual es 20 dólares al mes. El
estado retiene un control asfixiante sobre la economía, incluyendo el turismo;
los beneficios del 50% de incremento de los visitantes norteamericanos están
siendo recolectados por el yerno de Raúl Castro, el jefe de la industria.
Mientras tanto, las compras cubanas de bienes estadounidenses han caído en
porcentajes de dos dígitos.
La muy esperada
explosión de negocios individuales no se ha materializado tampoco. Al
contrario: el número de trabajadores por cuenta propia ha experimentado una caída.
Si hay algún acuerdo comercial como resultado de las últimas medidas de los
EEUU, serán las organizaciones estatales las que se beneficien; solo éstas
tienen permitido el comercio exterior.
Lo que resulta más
evidente del pasado año es que los hermanos Castro están previniendo un cambio
real y reformas mientras recolectan las recompensas de la apertura de Obama. La
única respuesta del presidente ha sido concesiones unilaterales, además de
hablar de una visita a la isla antes de abandonar su puesto. Los autócratas de
todo el mundo deben estar contemplando con envidia la buena fortuna de los
Castro. “
¿Buena fortuna?
Hollande, el socialdemócrata francés,
acaba de dar pruebas de la estulticia de los demócratas pavoneándose de
haberles arrebatado a los españoles la iniciativa de arrodillarse ante los
tiranos. Yo, por lo menos, no me alegro.
Antonio Sanchez
Garcia
sanchezgarciacaracas@gmail.com
@Sangarccs
Miranda - Venezuela
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