Cuando se conoció el triunfo de
Maduro en abril de 2013, Capriles grito
“fraude!”. La minúscula ventaja del ungido de Fidel y la evidencia de
sospechosas maniobras ameritaba un reconteo, lo cual fue exigido.
El falso triunfador
aceptó revisar las papeletas sin chequear con La Habana. Al saberlo Fidel se
molestó y dictó instrucciones. Al otro día el CNE en una capciosa proclamación
express, anunció ilegalmente su victoria antes de los plazos establecidos. Un
movimiento de protesta popular movilizó a la opinión pública, pero Capriles
ordenó a sus partidarios volver a sus casas.
Desde entonces han surgido más dudas sobre la legitimidad y nacionalidad
de Maduro quien tozudamente se ha negado a presentar su partida de nacimiento.
El desmadre de su gobierno ha popularizado en
el pueblo el uso de la expresión “la salida”, significando su
destitución o renuncia. La MUD se opuso a ella abogando por esperar hasta la
entrega de Maduro. Algunos blasfemaron diciendo que la nacionalidad de Maduro
era irrelevante. El pueblo más sabio y menos complaciente siguió pidiendo “la
salida”. Ahora Capriles, la MUD y hasta los chavistas claman por ella.
La renuncia reciente
del presidente haitiano Michel Martelly, es una luz en el camino. Ayer un
numeroso y acreditado grupo de militares retirados exigió al Padrino López
verificación de la identidad del impostor que se resiste a presentar su partida
de nacimiento y otros documentos de identidad para ser evaluados.
Simultáneamente, la diputada Delsa Solórzano de Un Nuevo Tiempo, anunció
oficialmente que la AN investigará la nacionalidad de Maduro. De comprobarse el
forjamiento de documentos la salida del usurpador será inevitable. Ante esta
seria amenaza el TSJ, nombrado ilegalmente, salto al ruedo aprobando el Decreto
de Emergencia Económica dictado por Maduro y rechazado por la AN. El choque de
poderes es evidente. La confrontación es inevitable.
“La salida” puede producirse a través
de varios mecanismos simultáneos en paralelo. La verificación de su ciudadanía
es uno de los procedimientos que deben utilizarse para salvar al país. Es el medio más
expedito, que daría resultados a corto plazo dándonos la iniciativa es la
revisión de sus documentos de identidad. Simultáneamente se deben intentar recursos
electorales como el revocatorio, la destitución, la constituyente o la reforma
de la Constitución. Con el actual CNE, estos procedimientos electorales
estarían controlados por el régimen quien en 2007 estableció un reglamento
diseñado para sabotear esos procesos. La enorme presión de la opinión pública
hastiada podría forzar la renuncia de
Maduro. A esta posibilidad se oponen los Castro, militares y funcionarios
corruptos que quieren escapar de la justicia y continuar robando.
La Carta Magna deja
claro que si agotadas todas estas medidas el indocumentado no abdica y se
aferra al poder, solo queda la alternativa de la rebelión. La aplicación del
artículo 350 no es electoral pero si es legal y constitucional. A la lista de métodos para “la salida” pueden
agregarse otros. Cada procedimiento tiene
ventajas y desventajas, partidarios y detractores; pero todos son aplicables y
no incompatibles. Los que alegan que hay que escoger un solo mecanismo no se dan cuenta que la variedad de líneas de
ataque erosiona al régimen. Algunos monotemáticos atacan a los que proponen
procedimientos de salida diferentes al que ellos promueven. Todas las vías para
el cambio de régimen y la salida del usurpador de Miraflores deben ser
apoyadas. Es necesario ejercer presión constante sobre el impostor de
Miraflores poniéndolo en jaque en varios frentes. Es posible caminar y mascar
chicle al mismo tiempo.
Ante el ataque graneado los Castro han
dado órdenes de promover al revocatorio. Esta jugada prevé mantener el control
del CNE para dificultar el proceso alegando tecnicismos legales, mientras
Maduro cumple 4 años en el poder. De ocurrir esto el Vicepresidente se quedaría
en el poder hasta terminar el mandato en 2019.
El revocatorio que luce como una solución, no es viable con el nuevo
reglamento. En todo caso la investigación de la identidad de Maduro debe
hacerse a la brevedad posible, sin interferir otras opciones de salida. Es
obvio que en este caso la carga de la prueba no recae en Venezuela, sino sobre
el indocumentado, quien debe probar que nació en el país. Si un ilegal es
detenido por las autoridades, debe probar su nacionalidad, de no hacerlo debe
ser deportado. La AN debe exigir al CNE
el envío de la supuesta partida de nacimiento que Tibisay Lucena mostró de
lejos sin permitir verificación. Entretanto debemos seguir adelante con
enmienda, revocatorio, constituyente y de ser necesario, agotadas otras
opciones, debemos rebelarnos bajo el
artículo 350 de la Constitución.
Para salvar a la
patria debemos unirnos y trabajar en equipo, civiles, militares, el clero,
empresarios y todas las fuerzas vivas. Todos los militares juramos ante Dios y
la bandera defender la patria y sus instituciones. La patria se está perdiendo
en manos de agentes extranjeros y algunos generales corruptos, aliados con una
potencia extranjera. Los Castro nos explotan y arruinan no solo económicamente,
sino moral y políticamente con su régimen totalitario, de partido único e
ideología comunista.
Esta banda
colaboracionista con soles se oculta tras un mamotreto apodado: “La FANB”. Ese
armatoste no existe en la Constitución. Los militares saben que si cometen
perjurio y no defienden la Carta Magna, en favor de una potencia extranjera,
serán sancionados por la ley. La traición a la patria que los vio nacer es el
crimen más abyecto imaginable. Esa acción indecorosa los arrastrará al degredo histórico, hasta la
eternidad, a ellos y a sus descendientes. Para evitarlo deben cambiar de
posición y poner sus armas al servicio de la república. El maléfico vaho del
Boves del Siglo XXI, embozado tras el manto de Bolívar, no pudo convertirlos a
todos en ciegos, mudos, majaderos mentecatos, ladrones y perjuros.
Carlos Julio Peñaloza
genpenaloza@gmail.com
@GenPenaloza
Estados Unidos
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