Los venezolanos nos
manifestamos nítidamente el 6 de Diciembre. Queremos un cambio y que sea un
cambio muy claro. Nada de maquillajes.
Entretanto,
aprovechando los pocos días que le quedaban a la “moribunda” y ya ilegítima
Asamblea Nacional oficialista y en la acostumbrada oscuridad en la que siempre
han actuado los dirigentes chavistas, Diosdado y su pandilla juramentaron
apresuradamente una serie de nuevos Magistrados al Tribunal Supremo de Justicia
– TSJ.
Todo esto ha derivado en que la actual situación ubica a la nueva Asamblea Nacional como un Poder capaz de adelantar acciones positivas para la recuperación del país, pero entorpecido a causa de la intervención de dos otros Poderes: el Ejecutivo Nacional, que previsiblemente ha de negarse a cumplirlas, y el TSJ que, arrastrado a los pies de Maduro, inventará los sustentos legales para tal fin.
La creciente ola de
impugnaciones que el Gobierno está impulsando contra Diputados de la oposición
legítimamente electos nos dan una medida de hasta dónde esta banda de
delincuentes está dispuesta a llegar.
La percepción
creciente en el país es que Maduro y su cada vez más estrambótico gobierno no
dan más. El país se les fue de las manos. La solución no puede ser sino un
cambio de gobierno. Es urgente y es cuestión de semanas.
Ante la negativa de
Maduro de sentarse a dialogar con ánimo sincero de rectificación, no queda sino
ir adelantando cualquiera de los mecanismos que la Constitución venezolana
contempla para su remoción.
La Enmienda
Constitucional pareciera, hoy, la vía más expedita, menos riesgosa, más
eficiente y menos traumática. Eso es hoy. Pero, como todo en política, mañana
pueden cambiar las condiciones.
Sin embargo,
cualquier solución constitucional puede ser objetada por un TSJ que es experto
en “inconstitucionalizar” cualquier argumentación.
Aquí tenemos la
verdadera piedra de tranca.
Es cierto que la
Asamblea Nacional ya nombró una Comisión para revisar las designaciones
espúreas hechas en Diciembre con el nombramiento de los nuevos Magistrados.
¿Cuál será el
resultado? Previsible. Esos nombramientos fueron realizados saltándose los
procedimientos y los lapsos establecidos. Ergo, son nulos.
Pero más allá de
esto, es necesario establecer una clara estrategia para modificar radicalmente
este TSJ ilegal e ilegítimo. Esta modificación debe tener como objetivo
neutralizar la descarada y grosera mayoría rojarojita en el TSJ, para así
responder a las verdaderas urgencias y necesidades diarias que los venezolanos
estamos sufriendo.
Remover esta piedra
de tranca es tarea de primera prioridad. No vaya a ser que, por vía de las
impugnaciones, nos quedemos sin la mayoría en la AN para hacer los cambios que
a gritos pide el país.
Bernard Horande
bhorande@gmail.com
@bhorande
@APlumazoLimpio
Miranda – Venezuela
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