El
pasado 5 de febrero del presente año, se cumplieron 13 años de haberse
instaurado en Venezuela el control de cambio. Para el momento de su
implantación la medida fue justificada, ya que el país venia de atravesar por
los sucesos políticos mejor conocidos como “Paro Petrolero” del 2002-2003,
llamado también “Paro Nacional” o huelga general contra el gobierno de
Venezuela, presidido para aquel entonces por el desaparecido Hugo Chávez Frías.
Las consecuencias de dicho paro en el
aspecto macroeconómico fueron muy negativas: la inflación se disparó, al igual
que el desempleo y cayo dramáticamente el producto interno bruto (P.I.B) en
-8.9%.
Este acontecimiento histórico es
recordado por afectar política, económica y socialmente a la población
venezolana y en particular a los residentes de las grandes ciudades, lo que
devino en un fracaso político para sus convocantes, al no cumplirse su objetivo
inicial de lograr la salida del jefe de Estado.
Como podemos observar, en esas
condiciones o contexto fue adoptado el control de cambio el 5 de Febrero del
2003.
¿Qué se buscaba con esta medida?
Evitar la fuga de
capitales al exterior, impedir la disminución de las reservas internacionales,
evitar el aumento de los precios y defender la estabilidad del bolívar.
Resulta muy evidente, que fueron
razones económicas las causas de la instalación del control de cambio en
Venezuela.
Sin embargo, ninguno de los propósitos
anteriormente nombrados se lograron. Al contrario, su balance nos muestra un
rotundo fracaso cuya explicación haremos a continuación: La política de
controles de cambio, de precios, de interés y de ganancias ha sido un factor de
desequilibrio en todas las áreas de la economía. Estos desequilibrios llevaron a
Venezuela a un acelerado endeudamiento público. Éste pasó de 25.000 millones de
dólares en 1998 a 250 mil millones al cierre de 2015. Estas cifras incluyen la
deuda de la República, la de PDVSA y los saldos de los convenios con China.
Además el reemplazo gradual de la producción nacional de alimentos y toda clase
de bienes de consumo y bienes de capital, por importaciones más baratas a una
tasa de cambio sobrevaluada.
Por otra parte, el
régimen de control de cambio instaurado “de manera temporal” en el 2003,
tampoco impidió la fuga de capitales. Se estima que el monto de esa fuga
alcanzó los 177.5 millardos de dólares en los últimos 13 años y que la misma
fue inducida desde el gobierno a través de emisiones de bonos realizados por la
Republica y PDVSA que ascendieron a 60 millardos de dólares. Estas operaciones
consistían en bonos denominados en dólares y pagaderos en bolívares,
beneficiando a una élite poseedora de grandes capitales las cuales obtenían
jugosas cantidades de divisas sin tener que pasar por la engorrosa alcabala que
alguna vez se llamó Cadivi.
Otro mecanismo tipo
bypass fueron las transacciones en el Mercado de valores, que fue eliminado en
el 2010. A través de la compra de bonos las casas de bolsa y sociedades de
corretaje liquidaban títulos-valores a una tasa de cambio oficial. Por ésta y
otras razones las reservas internacionales de Venezuela cayeron a su nivel más
bajo en 13 años, cercano a 15.000 millones de dólares, en medio de menores
ingresos por la venta de crudo y tras reportes de una operación de canje de una
parte de sus reservas en oro.
Asimismo, el gobierno
no ha podido abatir la inflación, por que la política monetaria del B.C.V fue
desviada del objetivo constitucional de la estabilidad de precios y manejo
responsable de las reservas internacionales. El B.C.V. ha transferido miles de
millones de dólares al Fonden desde la inconstitucional reforma de su ley en
Julio del 2005 y también ha adquirido pagarés de P.D.V.S.A desde el 2010 como
medio de financiamiento monetario del déficit del sector público. Esta
monetización del déficit ha sido una práctica recurrente de los gobiernos de
Chávez y Maduro a lo largo de estos últimos 17 años cuya consecuencia ha sido
una descomunal inflación de 5.677.5% entre Febrero de 1999 hasta Diciembre del
2015.
También cabe
destacar, que este régimen de control de cambio bajo la modalidad de múltiples
tasas (4), sólo ha beneficiado a la corrupción, a las mafias que están acogidas
en el gobierno y no a la economía venezolana. El mismo fue convertido en un
sistema permanente de asignación irregular de divisas a la discrecionalidad de
los funcionarios de Cadivi y Cencoex, los cuales le estafaron más de 20.000
millones de dólares al país y hasta la fecha los 30 millones de venezolanos
estamos a la espera de conocer las listas de las empresas fantasmas, esas
empresas de maletín que sobrefacturan y son una de las causas principales de
que el pueblo tenga escasez y desabastecimiento de todo tipo.
Por último, la
mayoría de los venezolanos estamos esperanzados en la nueva Asamblea Nacional,
sobre todo, en los integrantes de la Comisión de Contraloría, para que este
“Gran Saqueo” sufrido por el país, no llegue a formar parte de las estadísticas
de impunidad cuyos índices superan el 98%, y logremos recuperar (Plan Rescate)
el monto millonario de los recursos públicos robados a Venezuela en este ciclo
histórico vergonzoso de Chávez y Maduro.
Si hay voluntad
política lo podemos lograr.
Manos a la Obra
Asnaldo Soto
asnaldosoto@gmail.com
@asnaldosoto
@econsinsecretos
Zulia – Venezuela
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