En mi anterior
artículo afirmé, con gran preocupación, que veo venir tiempos turbulentos, ante
la posición intransigente del sector oficialista de impedir que la legítima
Asamblea Nacional cumpla con sus funciones constitucionales. También afirmé que
esa realidad quedó más que demostrada en la comedida, pero firme respuesta de
Henry Ramos Allup a las palabras de Nicolás Maduro en la presentación de su
memoria y cuenta. Uno de los aspectos más trascendentes de su intervención fue
el referido a la Fuerza Armada Nacional. En ellas recordó los aspectos
doctrinarios que deben regir a la Institución Armada en un régimen democrático,
sustentando su criterio en el contenido del artículo 328 constitucional, el
cual deja en claro que la Fuerza Armada es nacional y no bolivariana, que es
esencialmente profesional sin militancia política, y que en el cumplimiento de
sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de
persona o parcialidad política.
El general Vladimir
Padrino López, ministro de la Defensa, le respondió a Henry Ramos Allup. a
través de su twitter utilizando dos argumentos fundamentales: el primero,
justificar el reemplazo de nacional por bolivariana en el nombre de la Fuerza
Armada Nacional como un reconocimiento a las glorias de El Libertador. Sin
embargo, es de todos conocido que lo que en realidad buscó Hugo Chávez al
modificar el tradicional nombre de nuestra Institución fue hacer coincidir su
nombre con el del movimiento bolivariano chavista. El general Padrino no puede
ignorar esta realidad. Además, si se quería cambiar el nombre de la Fuerza
Armada Nacional era obligatorio realizar la requerida enmienda constitucional y
no aplicar el nombre de bolivariana de manera arbitraria e interesada como se
ha venido haciendo. También hay que saber que son muchos los cuadros militares
que no están de acuerdo con esa modificación…
El segundo argumento
que utilizó el general Padrino López para contradecir la tesis de Ramos Allup
tiene, sin lugar a dudas, una trascendente importancia: “rechazar como cosa del
pasado que la Fuerza Armada Nacional sea apolítica y no deliberante” como
sostenía el principio mantenido con gran fuerza en la constitución de 1961 y
ratificada en la de 1999, al afirmar que: “las Fuerzas Armadas Nacionales
forman una institución apolítica, obediente y no deliberante”, demuestra el
profundo desconocimiento que tiene el general Padrino de la relación existente
entre una Fuerza Armada y el funcionamiento de un sistema político imperante en
una sociedad determinada. Esta polémica obliga a los profesionales militares
venezolanos a asumir una posición en base a sus valores éticos y al concepto
doctrinario que tiene, para cada uno, un determinado sistema político.
Además, hay que
entender que este debate va a comprometer el destino de nuestra institución:
Venezuela, según lo
establece el artículo 2 de la constitución de 1999, se constituye en un “estado
democrático y social de derecho y de justicia que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad,
la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político”. Justamente, este último valor, el pluralismo político, es
el que obliga a que la Fuerza Armada Nacional sea apolítica, obediente al poder
civil y no deliberante. Considerar que esos principios son asuntos del pasado
es no entender que en una sociedad pluralista la Fuerza Armada Nacional no
puede estar al servicio de un partido político en particular. Justamente, por
esa razón es inaceptable y contrario a la ética militar rendirle culto a la
personalidad de Hugo Chávez como se ha venido haciendo, de una manera
inaceptable, desde antes de su fallecimiento.
Diferente sería que
el régimen venezolano fuera de tendencia totalitaria, sea de izquierda o de de
derecha, como fueron el nazismo, el estalinismo, el fidelismo, el maoísmo, etc,
cuyas estructuras políticas sólo reconocían y reconocen la existencia de un
partido único. En ese sistema político los miembros de la Fuerza Armada
pertenecen a ese partido y a su dirección política. Otras características de
esos regímenes son el culto a la personalidad, la limitación a la libertad y,
hasta este momento, el seguro fracaso de sus economías. En este tipo de régimen
sería posible aplicar la visión militar que, según veo, es la que mantiene el
general Padrino López. Ojalá que este análisis le sirva de reflexión a él mismo
y a mis compañeros de armas para que rechacen con firmeza la utilización de la
Fuerza Armada Nacional en acciones no previstas en el artículo 328
constitucional: Hacerlo es contrario a la ética militar y un flagrante
irrespeto a los deberes militares.
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.
Caracas- Venezuela
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