DOCTOR "NO" |
Desde hace más de dos siglos se emplea en español
el rótulo «cordón de sanidad». Un lunes 4 de marzo de 1811, el Diario de la
Habana se hacía eco de las acciones bélicas que se producían en la España
posterior a la invasión napoleónica.
Murcia 15 de noviembre. Por la siguiente relación
se verá cuan exageradas han sido las noticias, que han corrido sobre la suerte
del exército del centro, que mandaba el Excmo. Sr. Blake.
El 26 del pasado salió de aquí el cuartel general
del exército del centro para Mula, y el 27 se pusieron en movimiento las tropas
acantonadas, quedando cubierto el cordón de sanidad de Cartagena, y las
guarniciones de esta plaza, la de Alicante, y esta capital. La rapidez y
combinación de las marchas y el secreto impenetrable que reynaba en todo,
ofuscaron al enemigo…
Desde entonces, la expresión, literal o trocada
ligeramente para convertirse en «cordón sanitario», ha tenido dos usos
principales. Por un lado, el puramente profiláctico, tal como se pudo leer en
1822 en Nuevo diario de Madrid, con el ejército francés desplegado en la
frontera pirenaica con el objeto de impedir que la fiebre amarilla que padecía
España se internara en la revolucionaria nación y, por otra parte, el que tiene
su campo de aplicación en el tablero político, tan dado al uso de la metáfora
médica. Ese mismo 1822 leemos en El Espectador:
[…] el Courier declara imprudentemente que la
contrarevolucion ha sido creada y fomentada por el gobierno francés, y que el
cordon sanitario no podia tener otro objeto que auxiliar á los serviles, y
cooperar con ellos cuando se presentase la ocasión.
Franceses, «cordón sanitario» y «serviles», son
vocablos que aparecen en estos extractos de la prensa inglesa en los que se
exhibe una elogiosa descripción del liberalismo español, segundo género de
izquierda política definida que, nacida en España, atenuó los sangrientos
excesos de la jacobina y adquirió tal singularidad que propició que su nombre,
«liberal», pasara a otros idiomas sin necesidad de más ajustes. De este laudatorio modo son presentados unos
liberales que nada tienen en común con esos anarquistas que trazan sus sueños
en un inexistente mundo mercantilmente autorregulado:
La conducta de los liberales españoles se ha
señalado por una dulzura y una moderación que harán inútiles todo el arte de la
calumnia, y esto ya es un adelantamiento considerable. Los autores de la
revolución francesa tuvieron en esto menos previsión, y aunque ningun hombre
capaz de reflexion pueda desconocer hoy dia el origen de las calamidades que
por tanto tiempo han afligido á la Francia; no por eso es menos cierto que los
enemigos de la libertad, lograron engañar una gran porcion de personas bien
intencionadas.
Los españoles mas felices han forzado á sus enemigos á mostrarse
bajo su verdadero color, y la tirania y la supersticion se han visto arrojadas
á arrojar la máscara, y á aparecer á los ojos del mundo con toda su horrenda
fealdad.
Si estos son los principales usos de la expresión
que venimos comentando, esta cobrará mayor beligerancia durante las Guerras
Carlistas y, sobre todo, en los años 30 del siglo XX, cuando, tras la irrupción
de las otras generaciones izquierdistas, con sus reflejas reacciones
antagónicas, conviertan a España en un escenario prebélico que desembocará en
la Guerra Civil que todavía hoy, por obra de la mal llamada «memoria
histórica», sigue dividiendo a los españoles, y dando excelentes réditos
políticos a determinadas facciones, ocho décadas después de que los fusiles
comenzasen a disparar.
Si en mayo de 1931 desde las páginas de Crisol se
apelaba a la recién estrenada II República como «”cordón sanitario” contra el
peligro fascista», el Heraldo de Madrid recordaba otro cordón, el establecido
frente a la pasada Revolución Rusa.
En definitiva, es luenga la tradición
cordonerosanitaria en España, circunstancia que debe servirnos para encajar la
estrategia de pactos, o amagos de estos, que estamos viviendo tras los
resultados de las elecciones del 20 de diciembre. En este contexto es donde el
cordón sanitario ha sido aplicado, con abnegación, por un doctor, en este caso
de Economía y Empresa por la Universidad Camilo José Cela: don Pedro Sánchez
Pérez-Castejón, líder del PSOE.
Cuestionado desde dentro de su propio partido,
admirador confeso de su predecesor José Luis Rodríguez Zapatero, no ha perdido
ocasión de explicitar su absoluta cerrazón a negociar con el partido ganador de
las elecciones: el Partido Popular. Convertido en un auténtico Doctor NO,
Sánchez se ha mostrado dispuesto a sintonizar con los balcanizantes podemitas
antes que con los representantes de lo que maniquea a imprecisamente considera
«la derecha», heredera, al parecer, del franquismo e inclinada por naturaleza a
la corrupción delictiva. En una reedición a escala nacional, estatal dirán
otros incapaces de otorgar tal condición al Estado español, del Pacto del
Tinell, Sánchez, en aras de aquel ensalzado talante zapateril, ha manifestado
que se reunirá con el PP, mas no llegará a acuerdo alguno, o eso dice por
ahora, con la formación que ha recibido el apoyo de más de siete millones de
españoles.
Tal es el sectarismo
de este doctor, espejo de la partitocracia española, que con tanta rapidez
olvida a quienes fracasan.
La Gaceta
Cuenta verificada
@gaceta_es
comunicacion@intereconomia.com
Iván Vélez
http://gaceta.es/ivan-velez/cordon-sanitario-doctor-sanchez-06022016-0211
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