• No son EEUU, Cuba, Francia, Alemania,
China, Inglaterra, Colombia, Rusia, ni Brasil, entre otros, quienes deben
decidir la salida de la crisis venezolana; es Venezuela quien debe hacerlo.
• No queremos ser parte del ajedrez
mundial que juegan los poderosos, pues el mismo se desarrolla en función de sus
intereses y no de los nuestros.
• No podemos dejar en el reducido mundo
de las direcciones partidistas el destino de los venezolanos, pues sus acciones
obedecen a sus intereses particulares, que no son ni con mucho los intereses de
la nación.
• No son Maduro, Guaidó, Borges,
Diosdado, Ledezma, Carreño, Machado, Lucena, Saab, ni Capriles, entre otros,
quienes deben disponer de nuestro destino; somos todos los venezolanos quienes
debemos hacerlo.
• Si se habla de recuperar la
democracia, la libertad y el pluralismo, no hay excusas para no consultar al
pueblo soberano sobre la salida de la grave crisis actual y de la llamada
transición.
• Mal puede atribuirse el derecho de
decidir la ruta de la recuperación de la institucionalidad, el mismo liderazgo
político nacional que ha cometido errores tan graves y tan frecuentes en todos
estos años.
• No debemos caer en la tentación de
ver a Juan Guaidó como el Mesías que nos salvará del desastre actual y nos
conducirá al futuro luminoso deseado, pues muchos vimos a Chávez de la misma
manera en 1998.
• Juan Guaidó tiene hoy una gran
aceptación y popularidad no por haberse ganado su liderazgo en la lucha
política diaria del país, sino porque los hechos lo llevaron a la Presidencia
de la Asamblea Nacional (AN).
• Algunas fuerzas políticas serias apoyan
las directrices de la directiva de la AN contra el régimen de Maduro, por
considerarlas apropiadas para salir de éste y de su claque gobernante.
• Otras fuerzas políticas menos serias
adhieren las acciones opositoras de la AN por oportunismo político, pues
simplemente se anotan a quienes consideran ganadores en este momento.
• Las encuestas que dicen que la casi
totalidad de los venezolanos quiere salir de Maduro, a cualquier costo, son
sólo instrumentos perversos de manipulación pagados por los sectores más
antinacionales del país.
• Existe la necesidad de que las partes
en conflicto se reúnan y negocien, sin condicionamientos de ningún tipo y con
participación de quienes han mantenido una posición distinta a las de los
sectores enfrentados.
• Previendo la realización de
elecciones futuras, se debe proceder a designar de inmediato un nuevo CNE
equitativo y no controlado por ningún sector político ni partidista.
• El nuevo CNE deberá garantizar la
elaboración de un Registro Electoral totalmente depurado y aceptado por todos,
así como la de integrar nuevos organismos electorales en todo el ámbito
nacional, institucionales, imparciales y con representación los partidos
políticos participantes.
• El nuevo CNE debe estar en capacidad
de organizar procesos electorales participativos, equitativos, transparentes y
apegados estrictamente a la Constitución y las leyes.
• Si se decide la relegitimación de
todos los poderes, la misma deberá iniciarse por la Presidencia de la República
y continuar con la Asamblea Nacional. Las elecciones de los otros poderes
deberán realizarse después.
• Los procesos electorales, tanto
comiciales como constitutivos de los distintos organismos electorales deben ser
supervisados por la ONU.
• Las diferencias no subsanables
durante las negociaciones entre el gobierno y las oposiciones existentes
deberán ser sometidas a referendo consultivo de carácter vinculante, de manera
que el pueblo soberano decida.
• No se debe aceptar excusas de ningún
tipo para proceder a violar ninguna disposición constitucional.
Luis
Fuenmayor Toro
@LFuenmayorToro
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