En una sociedad de riesgo y en situación de crisis como la actual, se requiere una comunicación en “tiempos de crisis” sustentada en el derecho de la ciudadanía a recibir información, al igual que en el derecho de participar en el proceso de toma de decisiones.
La pandemia y la gestión de los gobiernos, han colocado sobre el tapete la discusión sobre la biopolítica y el biopoder. Alertándose contra la biopolitización de la crisis vírica, el poder de los estados, la intervención política, la capacidad de gestionar la vida y la posibilidad de excesos biopolíticos postpandémicos contra peligros reales e imaginarios.
Acorde a nuestra realidad, en el país surgen diversas narrativas que nos cuentan la crisis y se disputan el sentido de la pandemia. Relatos que nos proveen de herramientas para interpretar la crisis vírica; enmarcan, organizan y crean símbolos, dotando de sentido y significado a la pandemia. Diferentes espacios de interpretación en tensión, que generan procesos de socialización política, toma de decisiones y posibles acciones colectivas. Narrativas en disputa que se construyen en un escenario muy complejo y dan cuenta de los ámbitos en pugna. Destaca en primer lugar la narrativa condicionada y atravesada por la polarización, que impone dos trincheras políticas dominantes: Gobierno-oposición. Narrativa con matices biopolíticos que construye su relato en torno a la gestión de la pandemia, legitimidad, información y data oficial sobre la misma. Relato dominante que permea en mayor o menor grado las otras narrativas, aun cuando, lentamente está siendo a su vez penetrado y debilitado por relatos emergentes. La narrativa construida por los medios comunitarios, más cercanos a la población y sus problemas, que, aun cuando conlleva una carga política, irrumpe contra la construcción de sentido predominante. La narrativa en construcción desde la sociedad civil, proclive al reencuentro y al dialogo, que comienza a incidir en relatos predominantes. Finalmente aquella emanada del juego geopolítico internacional, que, en una suerte de colonización narrativa, tendenciosamente cuenta nuestras realidades y pretende condicionar el juego político interno.
Narrativas en disputa en un contexto dinámico donde la hegemonía no es propiedad de un ámbito específico.
Maryclen Stelling
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