sábado, 27 de junio de 2020

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN VII

En el capítulo anterior, comenzamos a comentar las candidaturas que se presentaban a la contienda de 1993, luego de la destitución del Presidente Carlos Andrés Pérez, y del interinato del Dr. Ramón J. Velásquez. 

Citamos entonces, el hecho de que la candidatura del ex Gobernador del Estado Zulia, Oswaldo Álvarez Paz, surgió de las elecciones primarias abiertas convocadas por el ex secretario general de esa tolda, Eduardo Fernández, lo cual, produjo algunas críticas de gente cercana, advirtiendo para entonces que ello podía ser utilizado por otras fuerzas para inclinar los resultados. Pero cierto o falso, de esa convocatoria surgió un liderazgo candidatural muy claro. 

En el caso de Álvarez Paz, recuerdo una frase de pre campaña, que a nuestro juicio fue un error. Buscando el acompañamiento del líder fundador de Copei, Rafael Caldera quien ya andaba intentando armar una candidatura supra partidos, dijo: ¨Copei estará donde esté Caldera¨. Algunos medios suponían que el triunfo abrumador de Álvarez Paz, animaría la renuncia de Caldera para apoyarlo, pero no fue así. 

Caldera, obsesionado con la Presidencia de la República; ambicioso sin medida, no iba a perder esa oportunidad de lanzarse, otra vez, tras la búsqueda del poder, aunque con ello pusiera en riesgo la existencia del partido que había fundado, Copei. Pues en efecto, el peso del liderazgo de Caldera en el universo socialcristiano, hizo que buena parte de su dirigencia le acompañara, abandonando a su partido y al candidato Álvarez Paz. Pero de Caldera nos ocuparemos luego, habida cuenta de que resultó ganador de esa contienda. 

Por su parte, Claudio Fermín se impuso a la maquinaria del partido controlada por la tendencia liderada por el Lusinchismo que impulsaba la candidatura de Carmelo Lauría, figura muy importante del gabinete de su gobierno. Recibió el acompañamiento de las bases de su partido de entonces, AD; siendo investido como su candidato presidencial. 

En el ámbito de la Causa R, formación política vinculada con las luchas por la defensa de los trabajadores, resultó como candidato presidencial, Andrés Velásquez, líder fundador de ese partido, sin que mediara ningún proceso interno para elegirlo; hubo consenso. 

La otra candidatura, la que encabezaba el ex Presidente Rafael Caldera, se conformó con una amplia coalición de fuerzas entre las que se contaban, su nuevo partido Convergencia; el Movimiento al Socialismo (MAS); Partido Comunista de Venezuela (PCV); Opinión Nacional (Opina); Movimiento de Integridad Nacional (MIN), entre otras fuerzas. 

El descrédito de la figura de CAP II, luego de su destitución, más una corriente de opinión popular favorable a los acontecimientos ocurridos con los dos golpes de estado de 1992, impulsada por algunos medios de comunicación de manera abierta y en otros casos encubierta, más la aquiescencia de los llamados Notables, hicieron del discurso de los cuatro candidatos mencionados, opiniones favorables a la liberación de los golpistas con la presunta intención de ¨pacificar¨ al país, en caso de que ellos resultaran favorecidos con el respaldo del pueblo. 

Una clara intención de captar los votos de quienes se sentían representados en las aventuras golpistas, evidenciada en esa clase de ¨propuestas¨ de los entonces candidatos. 

Entretanto, Chávez y sus socios golpistas seguían presos en condiciones más ventajosas que las que tuvieron otros delincuentes como Pablo Escobar Gaviria, en Colombia, o el Chapo Guzmán en México. 

Toda clase de garantías y prebendas recibieron; visita profusa de mujeres distintas a sus esposas; desfile de toda clase de oportunistas; serenatas de cantantes mediocres buscando notoriedad, así como toda la izquierda extremista y desleal a la democracia civil; declaratorias de amor eterno por parte de alguna (s) periodista (s), cual fan enamorada. 

De esa contienda de 1993 resultó ganador Caldera. Continuará.       

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra  

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