El agotamiento de un modelo político de equivocada orientación ha dado
como resultado una profunda crisis del Estado y de gobernabilidad, donde el
régimen se ha convertido en obstáculo para el desarrollo equilibrado de un
Estado de Bienestar como el previsto en la Carta Magna, en consecuencia, existe
una doble crisis creada a conciencia, por incapacidad moral de un modelo
político equivocado y cuya responsabilidad, en su magnitud, es directamente
proporcional a la responsabilidad
presidencial, Art. 232 CRBV: “El Presidente o (…) de la República es
responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones inherentes a su
cargo…”
La crisis deviene en una crisis de legitimidad de la presidencia lo cual
ha degenerado en una crisis política, económica, social, moral y de seria
inequidad social, producto de una grave disfuncionalidad institucional para
acometer la promoción de programas para el desarrollo humano sostenible y dar
solución a la problemática nacional, cuyas consecuencias contraviene el espíritu
y razón de la CRBV debido a la incapacidad política, moral e intelectual de
quienes dirigen y han erosionado absolutamente el sistema de bienestar de país,
profundizando la tendencia al individualismo gubernamental y la fragmentación
social, lo que debilita la seguridad y la estabilidad que deberían proporcionar
las instituciones en su conjunto,
haciendo que la ciudadanía pierda su confianza en el régimen.
El modelo político/económico del régimen es precario y vulnerable,
programas mal definidos, confusos sin requerimientos técnicos y propensos a la
corrupción, sujeto a la variabilidad de
los caprichos ineficientes del presidente y sus carencias intelectuales y
políticas y de sus cómplices solidarios.
La crisis de gobernabilidad democrática afecta el desempeño de las
instituciones del sistema político y a la inversa, si las instituciones no son
eficientes, la gobernabilidad se ve disminuida y los problemas se prolongan y
agravan en el tiempo creando ambientes de
alta incertidumbre e inestabilidad en todo sentido y, especialmente, creando
una crisis hegemónica de alta peligrosidad, por cuanto la crisis de
gobernabilidad lleva implícita el fin último de la moral política, perdiendo la
capacidad de armonizar los intereses sociales colectivos y se rompe la cohesión
social.
Ante lo narrado, asistimos a las postrimerías de un ejercicio presidencial marcado por la inmoralidad política, el autoritarismo y la corrupción, sin olvidar los casos de violación de derechos humanos por un gobierno desgastado y con marcada infracción a los principios constitucionales, especialmente, a los principios morales del estado.
La CRBV tiene en su texto una noción amplia de las
responsabilidades gubernamentales y el castigo a aquellas conductas contrarias
a la normativa constitucional.
¿Habrá incurrido el régimen en
incapacidad moral? Este tema lo
trataremos en la siguiente entrega.
Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin
Carabobo - Venezuela
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